Como si rompiera el precinto de un extraño específico, abro el el libro Gollerías de Ramón Gómez de la Serna. Se produce un gran estallido literario. El lector se introduce en el libro y dialoga con Ramón y su pulso contra la realidad que no merece ser real. .
RAMÓN G. DE LA SERNA.- ¿Que harías si perdieses la cabeza?
LECTOR.- Todos hemos perdido alguna vez la cabeza.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Pero no es a ese estado de enajenación momentánea al que yo aludo.
LECTOR.- ¿Entonces a qué te refieres?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Me refiero al hecho insólito de que a uno le desapareciese la cabeza de sobre los hombros.
LECTOR.- No lo puedo imaginar. ¿Qué crees que harías tu?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Iría a los conciertos.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- ¿Que harías si perdieses la cabeza?
LECTOR.- Todos hemos perdido alguna vez la cabeza.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Pero no es a ese estado de enajenación momentánea al que yo aludo.
LECTOR.- ¿Entonces a qué te refieres?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Me refiero al hecho insólito de que a uno le desapareciese la cabeza de sobre los hombros.
LECTOR.- No lo puedo imaginar. ¿Qué crees que harías tu?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Iría a los conciertos.
Dibujo de Ramón en Gollerías |
LECTOR.- ¿A los conciertos?,,
LECTOR.- Sí, a los conciertos. Y llevaría la mano al sitio en que tuve la oreja. ¿No has notado que en los conciertos, casi todos parecen que no tienen cabeza y que oyen por sitios misteriosos?
LECTOR.- ¿A ti te parece encantador perder la cabeza?
RAMÖN G. DE LA SERNA.- Sí. Y qué no se nos vuelva a parar una mosca en la punta de la nariz.
LECTOR.- Dejarias de oir 1as frases banales sobre los ojos, las pestañas, el cutis, la belleza del rostro.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- A lo mejor nos fijaríamos en el espíritu.
LECTOR.- O en el dinero.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Si yo me quedase sin cabeza, me gastaría todo el dinero de peluquería en collares de perlas. Y tú ¿qué harías?
LECTOR ¿¿Me lo preguntas en serio o en broma?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Hombre en broma habría hecho una pregunta sobre la Edad Media.
LECTOR -. ¡Ah! pues si es en serio, te contestaré que si yo perdiese la cabeza... si yo perdiese la cabeza...
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Todavía no la has perdido. Aún puedes pensar por tu cuenta. Piensa, piensa.
LECTOR.- No podría pensar.
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Un escritor sin cabeza no tendría que dar explícaciones sobre lo que escribiese su pluma.
LECTOR ¿¿Me lo preguntas en serio o en broma?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Hombre en broma habría hecho una pregunta sobre la Edad Media.
LECTOR -. ¡Ah! pues si es en serio, te contestaré que si yo perdiese la cabeza... si yo perdiese la cabeza...
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Todavía no la has perdido. Aún puedes pensar por tu cuenta. Piensa, piensa.
LECTOR.- No podría pensar.
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Un escritor sin cabeza no tendría que dar explícaciones sobre lo que escribiese su pluma.
LECTOR.- Y cuando te vinieran a preguntar: ¿ qué opinas de esto y de lo otro?
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Les señalaría el sítio desalquilado de mi cabeza, y me ahorraría muchas explicaciones difíciles.
RAMÓN G. DE LA SERNA.--. Les señalaría el sítio desalquilado de mi cabeza, y me ahorraría muchas explicaciones difíciles.
LECTOR.-. Pero no podrías escribir.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Todo lo contrario. ¡Qué máximas maravillosas escribiría si no tuviese cabeza!
LECTOR.- ¿Cómo cuáles?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Estas por ejemplo: La Humanidad no será feliz hasta que no acabe la Humanídad." O esta. Lee.
LECTOR.- Los pueblos quieren gobernantes que piensen como ellos, para dejar de pensar como esos gobernantes en cuanto les den el poder.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Los escritores de anónimos son unos desgraciados que nunca han tenido ni tendrán novia. O esta otra. Lee.
LECTOR.- La Historia es una mentira de cinco millones de páginas.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Todo lo contrario. ¡Qué máximas maravillosas escribiría si no tuviese cabeza!
LECTOR.- ¿Cómo cuáles?
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Estas por ejemplo: La Humanidad no será feliz hasta que no acabe la Humanídad." O esta. Lee.
LECTOR.- Los pueblos quieren gobernantes que piensen como ellos, para dejar de pensar como esos gobernantes en cuanto les den el poder.
RAMÓN G. DE LA SERNA.- Los escritores de anónimos son unos desgraciados que nunca han tenido ni tendrán novia. O esta otra. Lee.
LECTOR.- La Historia es una mentira de cinco millones de páginas.
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