Como Jano, el dios que tenía dos rostros, en Pepe Carroll coexistieron dos magnetismos, dos personajes, dos destinos opuestos. Hizo del conflicto entre fuerzas enfrentadas la base estructural de su magia. De no haber existido José Arsenio Franco Larraz y Lewis Carroll, nunca hubiera existido Pepe Carroll. Una dualidad que caracterizó su vida que fue campo de batalla donde se enfrentaron el ingeniero de caminos y el joven que quería ser prestidigitador; el muchacho tímido y el artista audaz; el presentador de programas populares de televisión y el mago exquisito y portentoso; el hombre mimado por la fortuna y el desventurado perseguido con saña por la desgracia.
Amílkar |
Entre los numerosos y excelentes magos que destacaron en aquellos años,
Carroll estaba llamado a ser – como
escribió Camilo Vázquez[2]- el
relevo de un Frakson, dos generaciones más tarde. Nacido en Calatayud, Zaragoza, el 19 de septiembre de 1957 su muerte el 5 de
enero de 2004 no le impidió cumplir la predicción que había realizado Juan
Tamariz 16 años antes: “anuncia en tu
ambiente mágico que has descubierto a alguien… que en menos de dos años llegará
a ser una figura mundial[3].
Con Juan Luis Melgar |
Gustavo Lorgia con sus hermanas Consuelo y Doris y Danilo Lorgia. |
Su biografía está indisolublemente unida a las tardes
doradas y las noches luminosas de la magia del último cuarto del siglo XX. Fue
su padre quien le inició en las primeras incursiones en el reino secreto. Le
enseñó el juego de los trileros. Ingresó de niño en la Asociación Mágica Aragonesa (AMA) donde
completó su formación. En Zaragoza, entabló relación con Gustavo Lorgia, cuando
el gran mago colombiano actuó en la ciudad. Fue Lorgia quien le introdujo en el
círculo mágico de Juan Tamariz. Algo así como si de pronto la misma ventana, la
ventana por la que contemplaba el mundo cada día, se abriera súbitamente a un paisaje distinto. Tamariz
apreció desde el principio su inteligencia, su capacidad de trabajo y sus
prodigiosas manos, Combinadas con el
ambiente mágico del Madrid de los 80 y la espléndida biblioteca especializada
de José Puchol[4],
produjeron una magia muy visual, de humor vertiginoso y gran solidez dramática
que provocaba la fascinante colisión de la realidad con lo imposible. Como en
las invenciones literarias de su mentor Lewis Carroll.
A finales de los años 70 la SEI suavizó el secreto y la
información empezó a fluir. La Sociedad
se convirtió en un centro de formación y en un laboratorio de ideas impulsada
por una nueva y brillante generación que buscaba conectar con un público joven más libre y
desenfadado.
Armando de Miguel |
Una de las
preocupaciones generalizadas era encontrar nuevos espacios para la magia. En
las navidades del 77, junto a Armando de Miguel, Carroll empieza a actuar por primera vez en un pub. Comenzó ganando
1500 pesetas. Para el público significaba el descubrimiento de la magia de cerca. “Lo que más éxito tiene.- escribe[5] – es la magia por las mesas. ¡Es el auténtico mazazo para la gente!
Tras el Congreso de Jaca – recuerdo que fui a aquel
congreso en compañía de Luis García – Pepe ya ganaba 3000 pesetas en el mismo
pub. Desde luego la magia de cerca se
lleva la palma –insiste. Empieza a mostrar preocupación por reforzar los
aspectos escénicos y la participación del público. El público comienza a
descubrir que la magia puede sacudirse sus imágenes más gastadas. De este modo
vuelve a renacer el País de las Maravillas en el que el primer fascinado es el
propio mago. A Carroll le encanta provocar sensaciones realmente mágicas como
las del cochecito cuando los espectadores empujan y no se mueve. Le empiezan a
rondar los medios de comunicación y también los tahúres, fascinados por su manejo con las cartas.
El pub se transforma en un café teatro. Una
circunstancia favorable que le hubiera
permitido ensayar sus planteamientos escénicos. Pero se pelea con el dueño. La
experiencia es desagradable, aunque no obstante ha comprobado que esta clase de
locales, junto a la Televisión, son las nuevas madrigueras de la magia. Son las
alternativas comerciales en una época en la que había pocos magos profesionales
a tiempo completo. Se mantenían en activo algunos excelentes manipuladores que
trabajaban en cabarets cuyos letreros de neón empezaban a apagarse uno tras
otro. Para la mayoría de los
ilusionistas el público se componía casi exclusivamente de amigos y familiares.
Carlos Franco: O Mago do carnaval |
En la librería el Pub, Tamariz y Gabriel Moreno ofrecieron
sesiones memorables de magia de las que fueron espectadores de excepción
Fernando Savater, Lourdes Ortiz, José Donoso o Rosa Chacel. Al mismo tiempo exponían
pintores de la Nueva Figuración, Almodóvar
proyectó su primera película, Haro Ibars debatía sobre el Nuevo Periodismo, Enrique
Morente mostraba sus ya maduras tentativas de renovación del flamenco, el
arquitecto Navarro Zubillaga dio una conferencia sobre el Espacio como ilusión en compañía de un hipnotizador, Dragó presentó
su Historia mágica de España y un
larguísimo etc. La magia no era un caso
aislado. Formaba parte de un movimiento de renovación que afectaba a todas las
manifestaciones de la cultura entre las que la magia destellaba para hacernos
soñar.
Sabina y Krahe en la época de La Mandrágora |
La Mandrágora, café-sótano de la Cava Baja que puso en marcha el pintor Enrique Cavestany dio
un excepcional impulso a la magia. Los magos compartían el favor del público con
la música de tres inspirados cantantes: Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto
Pérez. La sesión de magia se iniciaba con una actuación de escena que duraba
aproximadamente media hora. Carroll enumera por orden alfabético a los magos
que actuaron habitualmente: Juan Antón, el Dr. Ballester, José Luis
Ballesteros, Ignacio Brieva, Brújulo – actualmente Ramón Moy - , Frakson, Luis
H. Trueba, Gustavo Lorgia, el hipnotizador Salvador Peña, Pepe Regueira, Juan
Tamariz, el Dr. Varela y Camilo Vázquez”. Yo añadiría al gran faquir aragonés Rahma
Khan y al enternecedor y genial Tolito
que inspiraría a Sabina una de sus más hermosas canciones:
Tolito
tiene un dado y una paloma,
una
tos y una copa llena de vino,
y
unas ropas con polvo de los caminos,
caminos
que jamás llevaban a Roma.
Mago
de las barajas y la sonrisa,
malabarista
errante de las plazuelas,
corazón
que le sale por la camisa,
botas
de andar sin prisa ni mediasuela…
Represaliado tras la guerra civil, mago errante, siempre
a la intemperie, poseído por la dignidad
de su arte, su versión de La bolsa y el huevo es una de las más
bellas que me ha sido dado contemplar.
Tolito representaba el albur y la dureza de la vida del
mago que sufragaba su actuación rifando al terminar una botella de coñac.
Si la fantasía no se apaga, prende una y otra vez. Y las
cosas empezaban a cambiar.
Frakson |
Carroll era consciente de que la experiencia de La Mandrágora
representaba un antes y un después para la magia. Empezaba a surgir un nuevo
público con un lenguaje común. Era el lugar adecuado para experimentar y además
se ofrecía una imagen distinta de la magia, merced al close-up que seguía siendo lo que más impactaba. Tras la actuación
de escena quien actuaba ese día y todos los demás magos presentes actuaban por
las mesas.
Pronto Tamariz y yo empezaríamos a publicar una sección
fija sobre historia del ilusionismo en el suplemento dominical de El País[10], algo inusitado que
acreditaba el interés que la prestidigitación empezaba a suscitar. Era un
momento en el que, la magia española comenzaba a tener una importante presencia
internacional. Frakson había retornado, Arturo de Ascanio la había puesto en palabras
que permitían pensar y cada actuación de Juan Tamariz
se tornaba un acontecimiento irrepetible. Existía una cantera de magos jóvenes impresionante.
Para Carroll su primer Congreso Internacional fue
inolvidable. Hablo de Bruselas 1979. Para empezar Camilo Vázquez y él se
encontraron a Vernon y Ascanio mano a
mano en una cafetería. “Arturo logró
hacer su hasta entonces juego no hecho a Dai Vernon. Aunque suene a folletín, una reunión que nunca
olvidaré[11]”.
Dai Vernon con Giobbi |
Fue allí donde, a través de Tamariz, conoce a Giobbi y a Paviato. Empezaba a existir la posibilidad de viajar,
conocer otras formas de hacer, otras propuestas. Tiene ocasión de ver el
show de Blackstone Jr, en el que este hace la desaparición
de la jaula, Valery pinta con un bastón bailarín provisto de dos pinceles y
actúan Pierre Brahma y Robert Harbin, el
inventor de la Zigzag. Aunque Rafael Benatar considera que algo no cuadra en la
reseña que el propio Carrol hace del congreso
ya que Harbin murió en el 78 y fue Fred Van Buren quien presentó en esa
FISM una versión mejorada de los tubos fluorescentes de Harbin.
También asiste al show de Ricky Jay que se acompaña de
un marionetista y un ventrílocuo. Ricky rompe un papel de fumar en trozos
minúsculos y en sus manos vacías surge una mariposa que se echa a volar.
Fred Kaps |
Freds Kaps encabeza otro show fulgurante, en el que hace
desaparecer un anillo que reaparece enfilado en el pie de una copa de
champán. Actúa Nielsen, Shimada es una
revelación, Slydini hace los pañuelos anudados y Kaps concluye con la sal.
Aprovecha para ver en video dos números inolvidables: la
caja de las espadas de Moretti y el Puppet
Horror Show de Al Carthy.
A Pepe le gusta el aire moderno de la magia que contempla,
los vivos colores, el dinamismo, la participación del público. Se fija
especialmente en la presentación, el vestuario, los movimientos, la luz, el
color, la música.
Hichcook |
A su vuelta consulta además de la literatura mágica al
respecto - el Our Magic de Maskelyne, Nelms o Moliné,- las reglas básicas de la creación dramática
contenidas en la Poética de Aristóteles o en El arte nuevo de hacer comedias de Lope. Y presta especial atención al análisis de la creación del suspense desarrollada en las
conversaciones[12]
que Hitchcock mantuvo con Truffaut, en
las que el francés somete a Hitchcock a
un auténtico tercer grado.
Sin olvidar el consejo de Tamariz: En arte las reglas están para saltárselas. Buena muestra del
espíritu libre y creador con que se enfrentaba a los clásicos.
Junto a Juan Tamariz |
Son años de intenso trabajo junto a Juan Tamariz. Interviene en Por arte de magia
el programa de TVE, que dirigió Juan Tamariz y presentó junto a Selvin. En él
colaboré como guionista al tiempo que presentaba una sección de historia de la
magia. Pepe acababa de obtener el segundo premio en la categoría de Cartomagia
en el Concurso del XI Congreso Mágico Nacional celebrado en Santander[13] en 1981 y, un año
después, lograría el segundo premio en la
categoría de Cartomagia del XV Campeonato Mundial de Magia de la FISM celebrado
en Lausanne, tras Daryl Martínez[14].
Castillo Mágico en Holliwood |
También viaja a Estados Unidos en compañía de siete viajeros
de excepción: Ascanio, Tamariz, Juan Antón, Antón López, Luis Trueba. Arturo
López y de dos mujeres que tuvieron un destacado papel organizador y, también,
de apoyo e inspiración en el mundo de la
magia: Cristina Andrade y Mari Pura Mirelis. En ningún momento Carrol se
deja llevar por una fácil fascinación, conserva el espíritu crítico, discierne
y admira aquello que es superior y merece la pena. En Nueva York los viajeros
se entrevistan con Harry Lorayne y David Roth, visitan la mítica tienda
Tannen's, se sorprenden con la abundancia de trileros por las calles, asisten a
las veladas de Magic Towne House y se encierran durante horas en casa de
Slydini que les ofrece un curso acelerado e inolvidable.
Sigfried and Roy |
En Las Vegas expresa sus reservas sobre distintas
actuaciones. En la gala de inauguración le
decepciona Johnny Paul como perdido, sin saber qué hacer y a dónde
dirigirse. Todo lo contrario que Fernando Keops, quien en el escenario
tiene el aplomo de un torero. Le sabe a poco la magia improntu de Mike Skinner y
Roger Klaus. El resultado del concurso le parece
injusto. Le sorprende el bajo nivel de
los concursantes. La magia de escena es otra cosa. Se rasca el bolsillo
para asistir al show de Sigfried and Roy.
Elogia la técnica y seguridad de un jovencísimo Michael Ammar en la gala de cerca. Y en la gala final le gusta el
ritmo y la vis cómica de Paul Daniels y le cautivan las bolas[15]
por encima de la cabeza de Slydini Para
añadir al final que los dos grandes triunfadores del congreso, las dos personas que hicieron que este
congreso mereciera la pena, fueron Juan Tamariz y Arturo de Ascanio: Con una magia de una densidad y una
profundidad que dista años luz de la superficial y facilona que por aquellas tierras se hace[16].
Años después Tamariz recibiría la máxima distinción del Magic Castle |
Estas palabras dan una idea de lo que supuso el viaje
para los magos españoles. Fue la consagración ante la élite del ilusionismo
mundial del gran Ascanio y de Juan Tamariz. Y el descubrimiento de Pepe Carrol y Antón López. En el Castillo Mágico, donde trabajaban varios magos haciendo shows diferentes, no dejaron de sorprender
durante cinco noches seguidas[17].
Por entonces Carroll había asimilado muchos de los
conceptos de Ascanio. Se puede apreciar en su análisis claro y diáfano de la estructura externa e interna de
las Rutinas Cartomágicas[18]. En este escrito se
perciben sus verdaderas preocupaciones cuando se pregunta ¿Qué papel interpreta
el hacedor de juegos de magia? Por entonces está construyendo su propio personaje. ¿Será
un mago? ¿Alguien dotado de poderes mentales superiores? ¿Un tahúr? ¿Una
persona de rara habilidad? ¿El narrador de una historia? Cada uno de estos
personajes puede encarnar innumerables variantes: el retador, el borracho, el
miope, el jactancioso, el dejado, el seductor, la sanguijuela, el
despreocupado, el fanático…
Pero antes tiene que descubrir quién es él mismo. Era consciente
de la formidable influencia que ejercía Juan Tamariz no sólo en el aspecto
mágico, sino también en otras facetas de su personalidad.
Llantiol |
La oportunidad de
conocerse y perfilarse como mago se la otorgó
El Llantiol, una sala de
dimensiones manejables dedicado a las variedades, inaugurado en 1980, en el
carrer de la Riereta, 7, de Barcelona. Lluis Vicente Fortuny, el director artístico,
y Ferràn Rodríguez, quien se ocupaba de
la administración, concibieron una programación original, que agrupaba los
mejores números emergentes, dispersos por bares y pequeños locales de la
ciudad. Cada noche ofrecía espectáculos de mimo, magia, marionetas o humor,
presentados por un showman.
Por su escenario pasaron veteranos artistas como Li
Chang, Herta Frankel y sus muñecos o Rogelio Rivel y se rodaron nuevas
revelaciones como Tricicle, Ángel
Pavlovsky, Eugenio, el showman Joan
Gimeno, Pep Bou y sus pompas de jabón, Jordi Bertrán con sus marionetas, el
ventrílocuo Selvin o el propio Pepe Carrol, como ya se hacía llamar entonces. Había cambiado su
nombre artístico, por motivos políticos, a causa del rechazo que la
coincidencia con el apellido del dictador ferrolano provocaba en su público.
Calle Guttemberg |
En los años que permaneció en Barcelona vivió en los Apartamentos Gütenberg, un inmueble de cuatro plantas, situado en lo que entonces
se conocía como el barrio chino. En las calles y en el portal se cruzaban varios
universos: las miradas de extrañeza, las
carcajadas incontenibles, los momentos de nerviosismo y las ráfagas de ilusión
de las gentes del espectáculo, el contorneo de las caderas de los travestis y
las miradas cubistas de las mujeres que hacían la noche, herederas de las calle
Avinyó que pintara Picasso. No era el mundo de Carroll. Tras la función de
escena y la dilatada sesión de magia de cerca en el Llantiol, cuando no hacía
doblete en algún otro local, prefería relajarse en compañía de Amílcar en las
discotecas de moda. Noches en las que se adentraba en el amor casi con los ojos
cerrados. Después se encerraba a estudiar magia, a concebir nuevas ideas y a
pulir sus juegos.
Sebastiá Gasch |
En Barcelona contó
con excelentes interlocutores como, por supuesto, Amílcar y el refinado y brillante Gabi Pareras, quien
desde el primer momento comprendió lo que Carroll suponía para la magia. También le frecuentaron Justo Thaus,
Eugenio Alvarez, Adám Conesa, Joaquín Matas, y el mago y marino Juan Riquelme
“Pilot”, entre otros. Fue una época de maduración como
artista. Pepe era un trabajador infatigable. Se
descubrió a sí mismo y sacó el máximo
partido de sus cualidades. Aquellas actuaciones hoy día son míticas[19]. Por ellas recibió el
premio Aplauso/ Sebastián Gasch de
artes parateatrales[20], por su brillante aportación dentro de la especialidad de magia de cerca. La progresión en poco
tiempo fue fabulosa.
Haciendo Suite Apparittion |
Había empezado a hacer magia a su imagen y semejanza. Allí
creó las versiones impactantes de muchos de los grandes juegos de su
repertorio: Suit Apparition,
Las once cartas (su versión del
juego de las 11 cartas de Ed Víctor),
Reflejos, Ases ambiciosos y Rollover Aces, Moneda en la botella, El cochecito
de Kornwinder, Historia de los ases, Las cuatro estaciones y Segundo acto.
Cuando regresó a Madrid provocó la sensación de que
volvía un mago distinto. En el ambiente planeaba un reto. La magia era fulgurante
y, al tiempo, de gran delicadeza. En la charla se desbordaba el ingenio, que no
atenuaba su mordacidad. Había una dosis de agresividad que se correspondía con
una época en la que no se evitaba experimentar con los límites y, en ocasiones,
el otro lado del espejo, resultaba ser el otro lado del abismo.
Circo Aligre |
Carroll, a lo
largo de su carrera, apuró los límites de la
provocación en línea con propuestas como las del Circo Aligre, cuyos miembros
se comportaban de manera destemplada, incluso violenta y llegaban a hostigar al
público. Opción estética que desarrollaría en España La Fura dels Baus.
La Fura dels Baus |
Verbalmente,
sólo verbalmente, Carroll transitó por esa senda que agudizaba la provocación,
atemperada por la participación real del público en el acto mágico. Pero la
benevolencia y el amor a la humanidad en general es algo que se tarda muchos
años en experimentar y trasmitir. Se trata de uno de los grandes secretos de
Frakson.
Carroll había
aprendido que la charla es una segunda
magia, que el espectador muchas veces es víctima de las palabras, más que de
los ojos[21]. Las
palabras son escarabajos relucientes. Y venenosos. Un viejo proverbio dice que
la flecha puede extraerse de la herida, pero el dardo de la lengua permanece
clavado en el corazón. Creo que ha sido el extraordinario cartómago Miguel
Gómez quien ha puesto de manifiesto el lenguaje voluntariamente anacrónico que
empleaba Carroll, inspirado en el fabulista Feliz María de Samaniego entre
otros autores. “La charla es la fábula”,
escribió Robert-Houdin[22]. Como género, la fábula se adapta a la manera
de un guante a la charla del mago. Por su brevedad, porque contiene los elementos fundamentales de
la narración, porque es intemporal como los cuentos y los mitos y porque
convierte en personajes a los objetos justificando su aparición. Además busca la presencia del interlocutor y su
estructura es sencilla: Hay un planteamiento y un desarrollo en forma de problema,
un conflicto que no siempre tiene una solución. En este aspecto coincide con el
desenlace del juego de magia, que no
tiene una explicación y, por lo tanto, no tampoco desenlace. El conflicto
prosigue en la mente del espectador: ¿Cómo lo habrá hecho? O se produce todo lo
contrario a un desenlace: ¡Es imposible!
La fábula suele
trocar el desenlace por un consejo o
pauta de conducta, la moraleja, a la que se puede muy bien dar la vuelta. De
manera que Carroll utilizaba el apólogo como una varita mágica y la prosodia, el acento, el tono y la entonación
como reto.
Reto que empezaba
por sí mismo. Le gustaba llevar la magia siempre un paso más allá del límite. Desbordarla.
Era su método. Tomaba un juego clásico como si fuera barro blando. Lo convertía
en una sucesión de gestos naturales y empujaba los efectos más y más, como si
no hubiera final, siempre más allá.
Prosiguió su
colaboración con Juan Tamariz. Compartieron un espectáculo a tres con Gaetan
Bloom.y realizaron un célebre número a dos, de tahúres - Tahuromagia.-, en el que las dos fuertes personalidades se potenciaban
la una a la otra. Esta rutina excepcional clausuraría el programa de TVE Magia Potagia dirigido por Tamariz en
1987.
El año
siguiente sería el de su consagración internacional. Se presentó al mundial de
magia de La Haya, con un acto impresionante compuesto por Instrucciones, los Ases
ambiciosos y el Rollover Aces. Compartió
viaje, ensayos y experiencias con Amilcar con Antonio Romero y con Miguel Gómez.
En aquellos tiempos
me ocupaba de la Editorial Frakson y había acudido a La Haya para presentar
nuestros primeros libros. Recuerdo que en el pequeño hotel donde nos alojábamos
había una gran tensión y los ensayos se prolongaban por la noche. Por fortuna,
para lograr dormir unas horas, encontré un pequeño monasterio, en mitad de un bosque. Por la ventana se divisaba un
campanario que era una amenaza. Pero permaneció silencioso las veinticuatro
horas del día. Tal vez un milagro.
De ese modo
pude atender mis compromisos editoriales y asistir despejado a las galas y al concurso
que tuvo un nivel altísimo. Pepe se alzó con el triunfo creando la ilusión de
encontrar algo inesperado o imposible a cada segundo. El segundo premio fue para Roberto Giobbi,
habitual de las reuniones del Escorial, discípulo
de Ascanio y muy próximo a todos nosotros. Como Miguel Gómez obtuvo el tercer
premio se puede decir que la Escuela española se mostró como uno de los ámbitos
de trabajo y estudio más interesantes y creadores de la cartomagia mundial.
Todo ello
favoreció la presentación en el Congreso Mundial de La Hayade la versión inglesa de dos de los libros que la
editorial Frakson había editado. Dos obras maestras, por cierto. Una de un viejo
maestro y otra de un maestro prematuro a juzgar por su edad, pero de una
madurez sorprendente. Lentidigitación[23]
era la obra de toda una vida de ese hondísimo artista que es René Lavand. Un
libro primorosamente escrito, en el que la mejor magia se aliaba con la palabra
más inspiradora para derribar las fronteras entre realidad y ficción, crear un
mundo propio y trasmitirlo.
El otro era
el primer tomo de 52 amantes [24]. El
segundo fue publicado tres años más tarde. En ellos Carroll recogía la totalidad de sus mejores juegos,
efectos e ideas, depurados durante años, probadas muchas veces ante el público
pues formaban parte de su show en el Llantiol. Juegos admirablemente contados,
con portentosas charlas y el efecto mágico potenciado al máximo. Como el juego titulado Suit Apparition, en el que
hacía aparecer una a una y en orden
todas las cartas del palo escogido por el espectador en una baraja
previamente mezclada y cortada. Sin duda
una de sus obras maestras que se acompañaba de otras siete excepcionales
rutinas de cartas en el primer tomo: El
incauto tramposo, Ambición desgarrada,
Rojo y negro, Triunfo por abanicos, Viajeras
a través del estuche, El muro de cristal e Instrucciones, en el que la carta escogida y firmada por el
espectador aparece encuadernada en una libreta.
Dai Vernon con Richard Turner |
Eran versiones personales de juegos, algunos de
ellos de Vernon como Viajeras, cuyo
efecto mágico potenciaba al máximo. El secreto de esta trasfusión de eficacia
mágica residía en gran parte en los planteamientos
del primer capítulo, donde analizaba el conflicto, sobre el que se sustenta la
estructura dramática. Se trata de un enfrentamiento entre fuerzas opuestas. En
magia el conflicto fundamental es entre el ser humano y las fuerzas de la
naturaleza. Cuanto más potente es el conflicto el efecto mágico será más
grande. Alfred Hitchcock había mostrado en sus conversaciones con François
Truffaut [25]
que el suspense es la presentación
más intensa posible de una situación dramática.
Hichcok y la cuerda hindú |
Para que el espectador experimente
la incertidumbre y el deseo de su resolución, es preciso que esté al tanto de
los elementos en juego. Carroll recurre de nuevo a Alfred Hitchcock para
establecer la diferencia entre el suspense y la sorpresa con el ejemplo ya
clásico de la bomba debajo de la mesa. Si es desconocida de los espectadores y
personajes en acción, cuando explote de repente provocará sorpresa. Pero hasta
entonces lo sucedido carecerá de interés. Si el público sabe que la bomba está
ahí, que va a estallar en un tiempo determinado y un reloj le recuerda el paso
del tiempo, la espera será tensa y la escena se volverá interesante. Se hace
magia, pues, con los nervios.
Dai Vernon |
Generalmente anticipar lo que se va hacer es la manera de crear el conflicto. Se puede incrementar la tensión mediante la incertidumbre del éxito, el fallo aparente, el peligro o los obstáculos o dificultades crecientes. Junto al conflicto entre el mago y las fuerzas de la naturaleza, hay otro conflicto entre el mago y su público que se deriva de la naturaleza ficticia de sus poderes. Este conflicto, al que llama racional, siempre está latente y es preciso hacerlo visible mediante gestos tramposos fingidos, repeticiones y desafíos. Así intensificado el conflicto se convierte en un reto que Carroll denomina mágico que provocará la emoción del misterio.
Han pasado
más de 25 años de su publicación y 52
amantes es un cómplice para el mago que nunca decepciona. Incluye sus charlas
realmente portentosas y la ejecución de los juegos está descrita con toda
claridad, El segundo tomo se inicia con Reflejos
e incluye juegos verdaderamente memorables. Lo es la charla sobre la creación
de la baraja que se adapta como un guante mágico al Todo dorsos de Dai Vernon. La baraja se transforma en Cartopáginas en una agenda. The
Card-culator, requiere una readaptación, pues una carta escogida y firmada aparece en el
compartimento, que ya no existe, de las pilas de una calculadora. Se trata de
una innovadora versión del clásico efecto de la carta a la cajita - como señala Ferrán Rizzo - llevado al extremo. Un Agua y
aceite en copa, unos Ases voladores
Y sobre todo Caníbales, A través del espejo y Triple
chinchetazo, en el que no una sino tres cartas terminan clavadas en la
pared.
A través de
este libro y de sus actuaciones la influencia de Carroll es substancial en el
desarrollo y evolución de la magia en España. Sus rutinas forman parte del
repertorio de muchos magos y su forma de hacer establece un tope de calidad que
es un acicate para los mejores. Su pensamiento ha contribuido a la formulación
de una magia dramática realmente efectiva. Por fortuna la magnífica editora Laura Avilés, que dirige la editorial especializada Páginas, realizó una extraordinaria edición de la obra de Carroll en 2004 que hoy día se encuentra viva en el mercado.
Aros Chinos |
A finales de
la década de los 80, Carroll dominaba los secretos del arte como espectáculo y,
también, ese otro arte que implica la libertad del artista, que no tiene otra
justificación que él mismo, que convierte a la obra o el acto artístico es algo
diferente de un objeto o acción utilitaria. Carroll, elegante,
silencioso y sutil, ejecutaba, por
entonces, un número maravilloso de manipulación y, en él unos aros chinos
inolvidables, mientras sonaban Las cuatro
estaciones de Vivaldi. Lo hacía incluso en lugares de copas, como el Café
del Foro, y lograba calmar la excitación del
alcohol y el nerviosismo anhelante de la noche.
No obstante,
como ya he avanzado, el conflicto entre fuerzas enfrentadas constituyó la base estructural de su magia y,
también, el drama de su vida. En la
década siguiente el mago exquisito en que se había convertido alcanzó una gran
popularidad debido a sus apariciones en televisión, entrando
a formar parte del imaginario mágico de los telespectadores españoles. La televisión se había transformado en
el gran escenario mediático, capaz de crear su propio sistema de estrellato. Del
90 al 92 fue habitual de VIP noche, un
concurso basado en el juego de Tres en
Raya, que presentaban Emilio Aragón y Belén Rueda. En el 93 colaboraba como
mago en Encantada de la vida, un
Magazine presentado por Concha Velasco.
Recibiendo el premio de la revista Teleprograma |
La magia le abrió las
puertas al medio, pero su popularidad fue mayor como presentador. Antena 3
descubrió en él la capacidad de ofrecer una imagen que destilara el aroma
desinhibido de la postmodernidad a través del humor atrevido y cáustico. Fue en 1994, en Genio y figura, un programa de relleno veraniego. Era un
espacio de humor al el que concursaban cómicos veteranos, como Chiquito de la
Calzada, que no eran grandes figuras,
pero sí muy experimentados. La mezcla de
estas gentes dotadas de todos los recursos del oficio con la frescura y
capacidad de comunicación de Carroll, conectó con el público a las mil
maravillas. El programa se prorrogó y Pepe fue elegido Figura televisiva del
año por la revista especializada Teleprograma.
Con Concha Velasco en Sorpresa, sorpresa |
En 1995 colaboró con
Concha Velasco en Encantada de la vida
y Sorpresa, sorpresa. Y presentó su
propio programa concurso: A quién se le
ocurre. Las televisiones privadas eran una realidad muy reciente. En
principio se partía del supuesto de que la competencia mejoraría la calidad y
la diversidad en su conjunto. Pero en el nuevo marco competitivo la competencia se
produjo a la baja y, en función de la audiencia mayoritaria, se recurrió al
sensacionalismo y al mínimo esfuerzo intelectual y artístico. La mayor parte de
los productores, no tenían experiencia de una situación parecida y recurrían a
experimentar fórmulas y programas contrastados en otros países.
A quién se le ocurre corría un gran
riesgo, pues la fortuna del programa dependía en gran parte de la actuación de los concursantes que
debían probar sus habilidades junto con el ingenio probado del presentador. A
pesar de que el programa no cubrió las expectativas de audiencia y fue retirado
de la programación, Carroll salió reforzado de la aventura y recibió una
importante oferta por parte de Tele 5, la cadena de la competencia para intentar un
nuevo formato, esta vez por partida doble.
Escape con camisa de fuerza |
Antes
había hecho un especial de magia
titulado ¿Quién sabe cómo? en el que colaboré como guionista. Nos citábamos muy
tarde, ya de noche, en un restaurante cuyo nombre no recuerdo y empezábamos a
cenar cuando todos habían acabado. Naturalmente nos quedábamos solos en el
comedor en el que dos espejos en ángulos opuestos centuplicaban nuestra imagen.
Cuando desplegábamos los papeles sobre la mesa tenía la sensación de que
estábamos sumergidos en un ambiente irreal. Por primera vez empecé a
percibir la tensión a la que estaba
sometido Pepe.
Concebía el programa, ensayaba, se preocupaba de la producción,
al tiempo que seguía presentando el suyo y prodigaba sus intervenciones en
otros espacios de la cadena. Apenas dormía pues terminábamos de madrugada y se
levantaba muy temprano para procurarse los servicios de los carpinteros de la
televisión, que, abrumados de trabajo, se encargaban que fabricar alguna de las
ilusiones. Me di cuenta que estaba quemando un cartucho. Aquel programa era la
rebelión del mago frente a los ejecutivos que le pedían que convirtiera el
ilusionismo en un simple adorno de espacios televisivos en los que el acento
estaba en la desilusión. Ironizábamos. En poco tiempo aquel medio maravilloso
se había convertido en un espejo no precisamente de lo mejor que hay en el ser
humano. ¿Cómo lo sabes? Trabajas tanto que no te da tiempo a ver la televisión.
¿Y tú? ¿Eres guionista de televisión y no tienes un aparato en casa? No es
verdad. Recuerda lo que decía Groucho: Yo
encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa,
me marcho a otra habitación y leo un buen libro. En realidad es una
máquina. Sigue funcionando sin nosotros.
Pero también discrepábamos. ¡Esa espada de Damocles que
es la presión de las audiencias! Volcaba en exceso chistes de un programa a
otro. Un tipo de humor que había sido clave del éxito de Genio y figura pero alteraba el
equilibrio con la magia y aminoraba la potencia de los efectos. Por otra parte excelentes.
Empezaba con la Conducción con los ojos tapados, y seguía con la Desaparición de 200 millones, en una época en la que
empezaba a destaparse la corrupción del poder. En el siguiente efecto
trastocaba las cabezas de un pato y una gallina. Después ejecutaba una
excepcional rutina de dados. Proseguía con un sketch, titulado el armario de
los líos, en cuyo interior se producían conflictivos encuentros amorosos. Para acabar con un escape: Un camión se
lanzaba a toda velocidad contra él, totalmente inmovilizado por una camisa
de fuerza, dentro de una caja
herméticamente cerrada. Tan sólo contaba con un minuto y medio para liberarse y
del terrible impacto… Todavía recuerdo la frase: Voy a empezar donde Houdini terminó.
Tras el especial, Carroll
aceptó la oferta de Tele 5 y se convirtió en el fichaje estrella de la temporada.
Le ofrecieron presentar simultáneamente dos programas en los que probaba una fórmula entonces novedosa: un híbrido
de entrevistas y variedades que se denomina talk
show. El género informativo de la entrevista se transformaba en espectáculo
y el presentador se convertía en entrevistador y debía demostrar su habilidad
para obtener testimonios sensacionales.
La decisión tuvo para él
una gran importancia porque, aunque seguía haciendo magia en pantalla, tenía
que relegar a un papel secundario su condición de mago y asumir el rol de
entrevistador.
Tele 5 le ofreció un contrato suculento,
dotó a Vaya nochecita y Aquí no hay quien duerma con presupuestos muy elevados, desplegó una amplia promoción y reservó
para su emisión los horarios de máxima audiencia. La recepción no colmó las
expectativas aunque los dos programas se mantuvieron en torno a la cuota de
pantalla media de la cadena. Para Carroll hacer dos programas semanales
diferentes supuso un esfuerzo extraordinario. Por otra parte, su nueva apuesta
entrañaba grandes riesgos. Reconocía que como entrevistador lo pasaba mal. El
humor de Carrol no se basaba en la improvisación. Había recopilado un amplio repertorio
de gags y frases hechas que adaptaba a su magia y a las situaciones que esta
provocaba entre los espectadores. Era difícil, prácticamente imposible, ajustar
este procedimiento al género de la entrevista, que exige reacciones
impremeditadas y una gran naturalidad y espontaneidad en función de las
réplicas del entrevistado.
Miguel Gómez |
Miguel Gómez vivió esta época de
televisiva de Carroll muy de cerca. Recuerda que Pepe sufría con las
improvisaciones. En cierta ocasión le "forzaron" a intervenir en un
programa veraniego llamado "Desde Palma con amor". Su repertorio
habitual estaba muy visto en Televisión, sobre todo el de salón/escena, que era
el que necesitaba para este programa. En esa época yo tenía un Pub en la calle Narváez,
y me llamaba para pedirme, que le dejase ensayar con público los nuevos juegos,
y así rodarlos antes de hacerlos en televisión. Yo estaba encantado, él además
actuaba gratis con una condición... que no avisase a ningún mago. Si había
algún mago no actuaba. Era muy celoso de su imagen entre los magos y estos
juegos todavía no los tenía en "las manos[26]".
Volvió a la televisión en el 99, acompañando
a Concha Velasco y a Las Veneno, en el programa Sorpresa Sorpresa, considerado un show de emociones. Lo había
presentado Isabel Gemio durante dos años y, aunque tuvo momentos memorables,
tampoco logró abrirse camino a dentelladas entre la audiencia.
Hacía tiempo que las artes, el mundo
del espectáculo y de la cultura, estaban sometido a los imperativos de la empresa
que había logrado extender sus concepciones de eficacia y rentabilidad a casi
todas las esferas de la sociedad. Los valores de la contracultura que habían
impulsado grandes cambios sociales en Europa desde los años sesenta, basados en
la extensión de las libertades, fueron arrinconados o cayeron en el
olvido. O, tal vez, asimilados por el sistema. Incluso los artistas dejaron de
considerar el arte como el ámbito preservado
en el que se podía soñar con experimentar la libertad, por medio de la
libertad de creación y expresión. La sociedad del espectáculo transformaba todo
aquello que alguna vez fue vivido de manera activa y en mera representación[27]”.
La magia exigente que hacía Pepe Carroll cuyo proceso creador era similar a
cualquiera de las artes se integró mal en una televisión que exigía un ritmo frenético
y la banalización de los contenidos.
Fotografía de Lewis Carroll, 1857 |
Presentó batalla, logró rehacerse, abandonar
el hospital y volver a actuar, aun cuando le quedaron secuelas, ciertos
trastornos que le obligaban a medicarse a diario.
Sin embargo la mejor medicina fue el
amor. En una de sus actuaciones conoció a Laura cuya presencia a su lado consiguió desterrar la depresión.
Durante un tiempo volvió a ser el gran
mago que era realmente. Pero a veces la carta es la que elige. No el mago. Una
vez más le golpeó la desdicha. Cuando
estaban a punto de casarse, Laura contrajo un cáncer y murió, a pesar de que Pepe
logró que fuera tratada en el mejor hospital de referencia para su enfermedad,
en Houston. De este nuevo golpe no se
volvió a rehacer.
Martin Gardner |
Martin Gardner, mago y matemático,
escribió en su edición anotada de Alicia, el libro preferido de Pepe: El último nivel de metáfora en los libros de
Alicia es éste: que la vida, vista racionalmente y sin ilusión, aparece como un
cuento carente de sentido relatado por un matemático idiota.
Sin embargo la magia no es para
desesperados. En la vida de Pepe podemos encontrar muchos más argumentos para
la fascinación que para la desesperanza.
Si relato la parte más triste de
esta historia es porque he leído verdaderas aberraciones sobre su muerte en Internet y en algunos medios escritos. A menudo las
personas que creemos conocer, son las más desconocidas. En realidad, casi todo
se nos escapa. No se puede comprender si no se conoce la herida. ¿Cómo penetrar
en la herida del otro? ¿Cómo ser testigos de esos desgarros que afectan más
allá del cuerpo incluso si se han sufrido igualmente? Simone Weil repetía que El gran enigma
de la vida no es el sufrimiento sino la desdicha[28]. Viene a decir
que la desdicha se apodera por completo del ser humano, le desarraiga de la vida. Viene a ser
un equivalente más o menos atenuado de la muerte.
Gato de Cheshir |
En Alicia
en el país de las maravillas un gato se va desvaneciendo poco a poco
empezando por la punta de la cola y terminando por la sonrisa, que permanece
flotando en el aire un rato después de haber desaparecido el resto,
«Bien —pensó Alicia— he
visto muchas veces un gato sin sonrisa, pero ¡una sonrisa sin gato! ¡Esa es la
cosa más curiosa que he visto en toda mi vida!»
Sucedió con Pepe. El mago
desapareció, pero nos dejó su magia. Sucedió la noche de Reyes de 2004. ¿Qué
pasó después? Sólo os diré que murió con el As de corazones, la favorita
entre sus 52 amantes, en las manos...
Notas
[1]
Amilkar: Adiós
al padre adoptivo en la Revista La Dama Inquieta mayo 2004, reproducido
en Pepe Carroll: 52 amantes a través del
espejo, Páginas. Libros de Magia, Madrid, 2004.
[2] Camilo Vázquez: “Tres
fotos” en la Revista •”La Dama Inquieta”, mayo 200, reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a través del espejo, Páginas.
Libros de Magia, Madrid, 2004
[3] Juan Tamariz: Prólogo a 52
Amantes, Editorial Frakson, Madrid, 1988. reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a través del espejo, Páginas.
Libros de Magia, Madrid, 2004
[4] Su donación posterior a la Fundación March es la base
de la Biblioteca de Ilusionismo.
[5][5] José Franco: Experiencias.
Circular de la EMM, nº 49, 1979. reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a
través del espejo, Páginas. Libros de Magia, Madrid, 2004...
[6] La Fábrica de Pan aún subsiste en la Calle San
Bartolomé, 21, de Madrid.
[7] Carlos Franco. Su estudio en la calle Juan de Urbieta
se convirtió en un centro activo de intercambio entre magos como Juan Tamariz,
Gabriel Moreno, Luis García, Camilo Vázquez, Luis Boyano y otros muchos con
escritores, pintores y músicos.
[8] R. Mayrata ,y C. Franco 0 mago do carnaval , Circular de la EMM, Volumen III – 1977
[9] Una cueva
diluvial en la Cava Baja : La Mandrágora, Cava Baja 42-Breve historia de un
sotanillo del periodo de transición madrileño,
Madrid : Trama, [2003]
[10] Sección del País que daría origen a, Ramón Mayrata: Por
arte de magia: una historia de
ilusionismo; con el asesoramiento de Juan Tamariz. .Barcelona: Puntual, D.L.
[11] José Franco: FISM
Bruselas 1979, Circular de la EMM, Nº 56, 1979. reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a
través del espejo, Páginas. Libros de Magia, Madrid, 2004.
[12]
Francois Truffaut: El cine según Hitchcock, Alianza Editorial, Madrid, 1974.
[13] Luis H. Trueba: Magia
y Dramagia. Sevilla: L.H. Trueba,
2003.
[14] Ramón Mayrata: Memorias
de un editor de libros de magia. (Inéditas).
[15]
El título preciso,
advierte Rafael Benatar, es El vuelo de las bolas de papel.
[16] Siete viajeros
I, II. y III Circular de la EMM, Números 89, 90 y 91, Mayo, Junio y Julio de
1982, reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a través del espejo, Páginas.
Libros de Magia, Madrid, 2004.
[17].Pepe habla de18 shows
diferentes. Rafael Benatar precisa: No
eran 18 diferentes. Eran dos magos de
close-up y 2 de parlour, que hacían 3 cada uno (ahora el de close-up hace 4 y
hay otros shows extras los fines de semana) y un show de escenario con 3 magos.
En total serían 7 magos o 5 shows diferentes
[18] José Franco: Reconstrucción
de Rutinas cartomágicas. Circular de la EMM, nº 51, enero 1980, reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a través del espejo, Páginas.
Libros de Magia, Madrid, 2004...
[19] Pepe Carrol, Vol.1, Especial Llantiol '85.
[20] Josep Sandoval: Se
perfilan los vencedores del “Sebasti Gasch
en su edición del año 1983 en
La
Vanguardia, Martes 8, Mayo 1984
[21] Alberto Inquieto recopiló muchas de las frases y de
los gags de Pepe Carroll: en la Revista
•”La Dama Inquieta”, mayo 2004, reproducido en Pepe Carroll: 52 amantes a través del espejo, Páginas. Libros de
Magia, Madrid, 2004
[22] Jean Eugène Robert-Houdin: Los secretos de la prestidigitación y de la magia: cómo se hace uno
brujo / traducido por Ricardo Palanca y Lita, Valencia: Librerías
"París-Valencia", D.L. 1996.
Reprod. de la ed. de: Valencia : Imprenta de Juan Guix, 1875
[23] René Lavand: Lentidigitación,
Madrid : Frakson, 1988-1991
[24]Pepe Carroll, Cincuenta
y dos amantes; ilustraciones de Luis H. Trueba, Madrid : Frakson, 1988-
1991
[25] Francois Truffaut: El cine según Hitchcock, Alianza Editorial, Madrid, 1974.
[26] Miguel Gómez en un
correo a Ramón Mayrata, fechado el viernes 2 de Mayo de 2014. Miguel
Gómez ha rendido un hermoso homenaje mágico a Pepe Carroll en su espectáculo: Antologia de la Cartomagia Española.
[27] Véase Guy Debord,: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo ; seguido de Prólogo a la cuarta edición
italiana de "La sociedad del espectáculo" / traducción de Luis A.
Bredlow, Barcelona : Anagrama, 1999
[28] Simone Weil: La
gravedad y la gracia ; traducción, introducción y notas de Carlos
Ortega, Madrid: Trotta, D.L. 1994.
Con mi agradecimiento a Amilkar Riega, Rafael Benatar,
Laura Avilés, Jorge Blass, Miguel Gómez, José María Llácer. Pepín Banzo, Ferrán
Rizzo, Antonio Romero y Camilo Vázquez.