lunes, 25 de junio de 2012

La doble vista de Robert-Houdin


La doble vista
Los fenómenos de transmisión del pensamiento fueron introducidos en el mundo del espectáculo de la mano de uno de los más grandes magos de todos los tiempos: Robert-Houdin.

Presentaba la experiencia con el nombre de La doble vista. Vendaba los ojos de su hijo Emille y, seguidamente, se dirigía solicitando que le entregaran los más variados objetos, sin nombrarlos.

Uno tras otro, Emile adivinaba los objetos que no podía ver.

La primera vez que se representó este efecto obtuvo una fría acogida. El público receló de la existencia de compadres. Pensaba que quienes entregaban los objetos estaban estaban conchavados. Algunos regresaron al día siguiente para constatar la veracidad de su sospecha.

Robert Houdin perfeccionó el juego. Al comunicarse con su hijo sustituyó las palabras por una campana como su puede ver en el grabado. De esta manera desterraba la idea de que pudiera utilizar un código convenido. Sin que mediaran palabras, Emile llevaba un ramo de rosas a una dama que, previamente y en secreto, había sido elegida por uno de los espectadores. También ejecutaba las acciones que los asistentes susurraban al oído de su padre.

La tentación del desierto



La lectura es un juego de dados. Una hoja de papel se convierte en belleza, goce, sobresalto, deseo, pavor, pesadumbre, melancolía. Lanzo sobre el tapete este poema Watanabe

Fotografía de Ricardo
Ramirez Arriola
Los pastores de cabras
      que cruzan el desierto
siguiendo largos caminos invisibles
te miran compasivos. Adivinan
que en tu quietud, recostado en la roca,
        mientras ninguna hora avanza,
desmoronas igual que el sol a las piedras
        las palabras del mal.

Cuando regresen de sus valles de pastura
                 (en la aridez
sonará como agua la alegría
de los cencerros). ya no estarás. sólo hallarán
en la roca
la huella de tu espalda
                  negra
como si hubieras ardido.

(La tentación del desierto pertenece al libro de José Watanabe: Y habitó entre nosotros).

La huella de una combustión interior, deseo o pasión, quema la roca. Maravillosa alianza entre el lenguaje, la imaginación y los espacios que invade la soledad [el desierto], donde la vida queda registrada como un fósil [la piedra].

domingo, 24 de junio de 2012

La pista de aterrizaje



Kadel Attia:
La pista de aterrizaje
 En la circunvalación, al extremo norte de París, hay un tramo desierto, donde estacionan quince o veinte camionetas. Transexuales y travestis argelinos trabajan allí como prostitutas. Abandonan la Argelia de las prohibiciones morales, en plena guerra civil, para evitar la muerte. Sin documentos, aterrizan en esta tierra de nadie. Deambulan con sus tacones de aguja, sus minifaldas y pelucas, por el pasillo de grava entre la vía rápida y las verjas del ferrocarril. Lo llaman “La pista de aterrizaje”. A partir de su encuentro casual con dos travestis en el boulevard, el fotógrafo de origen argelino Kader Attia ha explorado las mil y una noches de su exilio. Imágenes que se preguntan por el desconcierto de sus identidades simbólicas, culturales religiosas y sexuales y les acompañan a través de la explotación del sexo, la clandestinidad y la lucha por la residencia legal por el laberinto administrativo de inmigración francesa. (Se expone en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París hasta el 19 de agosto).

miércoles, 20 de junio de 2012

Kreskin pide un préstamo


Keskin
Les voy a pedir un préstamo, señores y señoras: Préstenme durante unos minutos su imaginación.
Con este insólito sablazo inicia Kreskin su número de mentalismo en el que trata de adivinar el pensamiento a los espectadores.

Todos nos hemos formulado la pregunta, alguna vez: ¿Los mentalistas son capaces de adentrarse en nuestras mentes y sacar algo en claro de las circunvalaciones de nuestro cerebro? Podemos contestar con Keskin: Los ilusionistas no hacen milagros, sino misterios".

Kreskin es uno de los mentalistas más brillantes de todos los tiempos y ha afirmado más de una vez que el no realiza milagros sino misterios.

El siempre ha tenido presente esta concepción a la hora abordar el tema de la magia de escena y de los pretendidos poderes supranormales en el mundo del espectáculo.


Mandrake

En sus comienzos le fascinaban los dibujos de Mandrake el mago. Pero se dio cuenta de que sus gestos no se ajustaban a la sensación mágica que pretendía trasmitir. Mandrake se valía de los aspavientos del hipnotizador para crear la ilusión de la magia.

Keskin se veía a si mismo como un lector atento de la mente. Para él el verdadero escenario, donde suceden los acontecimientos interesantes, donde se crea la ilusión, donde se percibe el misterio, es el cerebro del espectador. La verdad de ilusión está en la mente.
Así se lo dijo a Lee Falk, el dibujante de Mandrake, cuando se encontraron años más tarde.  Si le hubiera conocido a usted, Kreskin, cuando cree a mi personaje, Mandrake hubiera sido un mago distinto - respondió Falk - No fue así y para Mandrake usted acabará convirtiéndose en el mago ideal, el mago que le hubiera gustado ser.
.  .


viernes, 8 de junio de 2012

Shock, el prestidigitador de Nabókov (I)




Fotografía Johaan Aassen

En la obra de Nabokov la figura del prestidigitador se identifica con el artista. En su literatura el juego es constante y emplea la misdirection, el timing, las falsas pistas. Técnicas destinadas a desconcertar la percepción, aprendidas de niño, cuando gozaba practicando sencillos juegos de magia. Nabokov estaba convencido de la conexión entre arte y magia, porque pensaba que el objeto del arte no es la realidad, sino crear una realidad propia. Entre los maravillosos relatos de Nabokov hay uno especialmente conmovedor en el que aparece un prestidigitador llamado Shock, misterioso y esquivo. No se trata del protagonista. El relato narra los amores de un enano llamado Fred. Una atracción de circo, al que el empresario bautiza como El elfo patata. A Fred no le va mal en lo profesional y económico, pero tiene otros problemas que Nabokov resume con imágenes certeras, El mundo le resultaba invisible - escribe - Lo que retenía en la memoria era la visión de un mismo abismo sin rostro que se reía de el. .Fred jamás ha mantenido relaciones amorosas y sufre a causa de la soledad.
Al regresar de una tournée se asocia con un nuevo partenaire: Shock el prestidigitador. Esa misma noche Fred intenta abrazar a la acróbata Arabella y es rechazado violentamente. Shock le encuentra humillado, se apiada de el y le lleva a su casa. Allí le presenta a su mujer, Nora, a quien le resulta difícil vivir con un prestidigitador, en el límite de la ilusión y el engaño.

A Nora Fred le evoca un niño y le trata con la ternura con la que cuidaría del hijo que no ha tenido.

A la mañana siguiente, Nora y Fred desayunan juntos. Shock, se ha marchado temprano. Nora está reclinada en el diván de terciopelo. Fred le cuenta su vida y cuando calla sigue agitando su pequeña mano como si quisiera detenerse nunca. A Nora le emociona la chaquetita negra, la naricilla carnosa, el pelo rojizo, y la raya que divide en dos su cabeza.

En realidad no le ve como es realmente. Intenta imaginar a su propio hijo, el que no ha tenido, que cuenta las burlas y cuitas de la escuela. Cuando acaricia su cabeza, cruza su mente una idea vengativa.

Fred tarda en reaccionar. Inmóvil, en silencio, siente un placer indescriptible, pero no es capaz de apartar la vista de un pompón verde que sobresale de la zapatilla de la señora Shock. De repente, Y de pronto, una inercia embriagadora les impulsa hacia el otro.

Las páginas que siguen al encuentro amoroso son bellísimas. No se puede narrar con más intensidad la felicidad de el pequeño ser que pasea por Londres con bombín y pantalones a rayas. Siente que la ciudad entera ha sido creada para el. Al fin se atreve a encogerse de hombros ante las miradas morbosas que hasta ese día le atormentaban.

Pero la felicidad de Fred se ensombrece cuando encuentra a Shock, el prestidigitador. Fred está poseído por el prodigio de su amor y considera que por honestidad ha de revelar sus amoríos con Nora a su marido. La confidencia es sólo una frase que naufraga en un mar de palabras, porque Shock aparentemente no se da por aludido, aunque por vez primera fracasa en uno de sus juegos de magia.

¿Cómo reaccionará Shock? ¿Y Nora? ¿Logrará Fred lo que pretende?

Os lo contaré en una próxima entrada.