Un paseo por la magia cómica clásica que tanto le gusta a Juan Tamariz
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Juan Tamariz |
cumpleaños.
Uno de los mayores asombros es, precisamente, que el asombro y el misterio nos hacen reir. Provocan en nosotros una leve sonrisa, casi un rictus. Por ejemplo: Cuando vemos un juego de magia y nos asombra, esbozamos sin querer, una leve sonrisa.
Ante el misterio el hombre no reacciona solamente con la fascinación; casi sin darse cuenta y ante lo que le excede se desvela en él el humor. El mago cómico sabe, claro es, suscitar el asombro y el misterio. Pero sabe, también, convertir esa risa nerviosa, ese amago de risa, casi nada más que un temblor en los labios, en risa franca y abierta .
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Nickolas Muray |
La palabra humor es de origen fisiológico y designa el temperamento de cada individuo según predomine en él la sangre, la linfa, la bilis o la atrabilis, es decir: el humor negro o atrabiliario. Pero el humorista sabe poco de fisiología y algo más de fisonomía.
La primera fisonomía del humorista en Occidente y en el mundo del espectáculo fue la del servus de las comedias grecolatinas.
La segunda fisonomía del cómico es la del bufón, llamado también gentilhombre de placer, cuya lengua tenía que estar tan afilada como sus dientes pues sus chanzas eran casi siempre dentelladas. Shakespeare nos ofrece una muestra de este ingenio cáustico y bufonesco: "Quien es el que construye más sólidamente ¿el albañil, el calafate o el carpintero? Y el bufón responde: "El que construye las horcas; porque este artefacto sobrevive a mil inquilinos".
La primera fisonomía del humorista en Occidente y en el mundo del espectáculo fue la del servus de las comedias grecolatinas.
La segunda fisonomía del cómico es la del bufón, llamado también gentilhombre de placer, cuya lengua tenía que estar tan afilada como sus dientes pues sus chanzas eran casi siempre dentelladas. Shakespeare nos ofrece una muestra de este ingenio cáustico y bufonesco: "Quien es el que construye más sólidamente ¿el albañil, el calafate o el carpintero? Y el bufón responde: "El que construye las horcas; porque este artefacto sobrevive a mil inquilinos".
En el renacimiento la comicidad es patrimonio de bobos, rústicos y soldados fanfarrones. Y todos juntos abren paso al gracioso de las comedias españolas del siglo XVII, también conocido como figura de donaire. La comicidad del gracioso -generalmente un criado- era la comicidad del hombre sin convenciones frente a las convenciones de sus amos. Fue precisamente esta falta de convenciones -los diálogos improvisados, la mímica expresiva, la sal de danzas y acrobacias- quienes crearon los primeros personajes convencionales, a saber; con caracteres y vestidos permanentes. Junto a Arlequín y Pedrolino -el Pierrot francés-, el Matamoros español y Polichinela forman la estirpe del payaso moderno y también de los magos cómicos.
Siempre seis
El mago cómico es un equilibrista de los sentimientos. Camina de puntillas sobre el asombro y la risa. No puede dar ningún paso en falso, porque separados por el finísimo alambre de su arte el asombro y la risa se complementan, pero mezclados sin tino se anulan y destruyen.
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Señor Blitz |
Blizt era un bromista empedernido y no se detenía siquiera ante sus compañeros de profesión. Durante una travesía en barco asistió a una representación del ventrílocuo Wilman. Nadie sabía que Blizt era mago y menos aún el ventrílocuo. Se sentó en la primera fila y como observara que una mosca revoloteaba en torno a Wilman, la hizo hablar. El público aplaudió a Wilman creyéndole autor de la hazaña. Pero Wilman dudó, un buen rato, de su cordura.
Con Bosco la comicidad deja de ser un entreacto entre dos asombros distintos. Bosco sabía sacar partido de su físico disparatado, de su mímica exagerada. Actuaba con un mago excepcional: Le Roy. Uno de los números de Le Roy consistía en decapitar un pájaro para luego resucitarlo. Bosco repetía la experiencia con una ardilla y un pato. Les decapitaba, les volvía a la vida, pero… trabucaba las cabezas. La ardilla resucitaba con cabeza de pato y el pato con cabeza de ardilla.
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Bosco |
Y es que los magos cómicos se ríen hasta de la magia, de la misma magia que a ellos -como a tantos mortales- fascina y encandila. Gustan de hacer parodia de números famosos y caricatura de otros magos.
El sueco Topper Martyn ridiculiza los trajes de mago que, en muchas ocasiones, eran demasiado voluminosos al principio de la función y que sufren un adelgazamiento acelerado a medida de que el mago hace aparecer conejos, palomas o violencellos. Topper Martin convierte el escenario en un bazar. Cada vez que esboza un gesto se desboca una cascada de objetos y sin recurrir a dietas o ejercicios adelgaza a ojos vistas.
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Tomsoni |
Ali Bongo |
Un mago solicita un espectador. Le corta la cabeza.
Sí, le corta la cabeza. La tira entre el público. Nadie la quiere. Todos la rechazan. La cabeza vuela de mano en mano. Entonces el mago saca un silbato y acompaña los avatares de la cabeza como si de un partido de balonvolea se tratara. Así es el guiñolesco humor negro de John Calvert.
Sin duda uno de los grandes recursos del mago cómico es el absurdo.
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John Calvert |
El absurdo y la ironía. Este es el otro gran recurso del mago cómico. Cardini fue el gran maestro de la ironía. Se presentaba como víctima de la magia, de una fuerza indomable, que no lograba controlar, que le sorprendía, le desconcertaba y hasta le sacaba de quicio. No podía abrir la mano sin que apareciesen sin quererlo un montón de cigarrillos.
Tal vez el juego más difícil del mundo es producir risa y asombro a un tiempo, porque es el juego de los juegos, el gran juego que nos recuerda que el mundo es mágico y además divertido.