El hombre incombustible, Lionetto y los saludadores.
¿Fue Faustino Chacón, el incombustible spaniard, señor Lionetto del que habla Harry Houdini en su libro Miracle mongers and their methods?
El asiriólogo dominico Jean Bottéro se quejaba de que el
fuego no haya dejado demasiadas trazas escritas[1];
Señalaba, por ejemplo, que ningún manual o libro de cocina proporciona la
receta del agua hirviente. Sin embargo la receta para volverse incombustible
estaba escirta desde hacía mucho tiempo, pero pocos o nadie la habían leído.
El hombre incombustible |
El hombre incombustible y los faquires españoles
En agosto de 1803[2]
actuó en Madrid un hombre que aseguraba poder resistir la acción del fuego sin quemarse. Ofreció una única sesión privada en casa de D.
Francisco Antonio Zea en la que tocó con los pies desnudos tres hierros al rojo vivo, los tomó en sus
manos hasta enfriarlos y, una vez calentados de nuevo, los pasó por su lengua. Después hundió las manos en aceite hirviendo,
con el que se lavó la cara y enjuagó la
boca.
Goya: Tragafuegos |
El ciudadano Robinson, un profesor al que se anteponía el
título de ciudadano porque residía en el
París posrevolucionario, acompañaba al hombre incombustible, de cuyas proezas tuvo conocimiento en Cádiz. El nombre del fenómeno
era Faustino Chacón y venía precedido de una fama extraordinaria. ¿Existe
propaganda más efectiva que el hecho de
haber salvado de las llamas a varias personas en una confitería del barrio de
la Viña, incendiada tras el bombardeo de Cádiz por la flota inglesa de Jervis y
Nelson? Era visto como un fenómeno asombroso que sorteaba las leyes de la
naturaleza, provocaba el interés de los curiosos y desafiaba el discernimiento
de los físicos.
Richard Westall.: Escena de batalla,entre ingleses y españoles Richard Westall. |
Noticia de un hombre poco sensible al fuego.
Talavera: Puente de cerámica |
Nacido en Toledo, Faustino Chacón era de origen muy humilde[3].
Su madre se llamaba María Avellaneda y su padre, Antonio Chacón se ganaba la
vida como quincallero, mercadeando con objetos baratos de metal. Pasó su
infancia en Talavera, una ciudad situada en el camino de Lisboa, que tenía una
especial relación con el fuego y el calor, pues su principal industria era la
loza y en ella abundaban los alfares y hornos de fábrica. Pero su infancia concluyó abruptamente a los diez años pues tuvo que abandonar la casa
para ganarse la vida como pudiera. Durante dos años trabajó como jornalero en
Oropesa, cuyo suelo es proclive al maíz, las patatas y el tabaco. Faustino
Chacón era un fumador compulsivo y algunos de los sabios que estudiaron su
caso, llegaron a afirmar que esta
costumbre favorecía su incombustibilidad.
Por entonces pasó muchos trabajos y necesidades. Una helada
noche de invierno que se encontraba en una situación extrema, con el ingenio avivado
por el hambre, recordó que su madre le había contado que a los pocos meses de
vida cayó en un fogón sin quemarse. Dio en pensar que si pudiera repetir
impunemente la experiencia, tal vez podía ganarse la vida. Probó a encerrarse
en un horno de pan. Trató la lumbre y no sintió
efecto alguno[4]. El resultado fue satisfactorio y
marchó a Jerez y Cádiz, donde repitió la experiencia cada vez que se encontraba
sin fondos. Fue entonces cuando se produjo el bloqueo y posterior bombardeo de
Cádiz por la flota inglesa y Faustino Chacón salvó la vida a varias personas en
la confitería del barrio de la Viña.
El caso llegó a oídos del profesor Robinson, quien se
informó de otras experiencias que había las familias pudientes de la ciudad.
Resultaba impresionante comprobar que el fuego lo máximo que provocaba en su
cuerpo era un calambre sin consecuencias,
ni siquiera desagradable. ¿Una cualidad
innata o adquirida? Faustino Chacón aseguraba que el uso del tabaco favorecía
sus facultades ignífugas. Pero se trataba de un jornalero analfabeto del que
era difícil obtener informaciones precisas.
El padre de Faustino le confirmó que su hijo disfrutaba de la
incombustibilidad desde niño. Robinson quedó convencido que el asunto era digno
de estudio y que la determinación de tan insólitas propiedades podía suponer un
notable avance para la ciencia. Fue entonces cuando se ofreció para acompañarle
a París para que se sometiese al examen en la Escuela de Medicina.
Antiguo horno de pan de Aras de los Olmos |
Pero antes hace un alto en Madrid, donde Faustino Chacón
muestra su rara cualidad en casa de D. Francisco Antonio Zea. ¿Por qué
allí? Zea, el anfitrión, era un
destacado científico que dos años después alcanzaría la dirección del Jardín
Botánico de Madrid. Lo curioso es que estaba deportado en España por sus
actividades conspirativas en el virreinato de la Nueva Granada. Con el
tiempo acabaría convirtiéndose en uno de
los principales dirigentes de la independencia de la colonia[5],
que adoptó el nombre de Colombia.
Zea había pasado tres años preso en el castillo de San
Sebastián de Cádiz y alguno más confinado en la ciudad sin poder salir del
perímetro de sus murallas. Pero al iniciarse el siglo XIX, el Ministro Urquijo permitió su traslado a
Paris, para completar su formación, con la intención de que regresase a Nueva
Granada para hacerse cargo de la culminación y publicación de la obra del botánico José Celestino Mutis, que había
dirigido dos expediciones botánicas por el Reino de Nueva Granada.
En París, Zea entró
en contacto con eminentes científicos algunos de los cuales intervendrían en la
comisión encargada de valorar la realidad o quimera de las propiedades del hombre incombustible. Desde allí
participó en las controversias sobre las ideas de Mutis respecto a la quina, que despertaron agrias discusiones con
los botánicos Casimiro Gómez Ortega e Hipólito Ruiz[6].
Zea defendió la idoneidad de la Quina naranja de Nueva Granada que algunas
casas comerciales negaban, con el apoyo de ciertos botánicos, para favorecer la
Chichona del Perú que distribuían.
Todo ello da una idea del ambiente en la que se desarrolló
la experiencia del hombre incombustible que, también, provocó una notable
controversia. Zea era una persona
comprometida con las ideas ilustradas, que al igual que el conocimiento
científico, eran patrimonio de una reducida
élite intelectual. La mayoría de la población se mantenía ajena a la educación moderna y sus referentes
para pensar se encontraban en la
religión y las creencias tradicionales.
Quina Chichona |
El interés suscitado por las habilidades de Faustino Chacón
alcanzó otra dimensión. Tanto la Gaceta de Madrid, como El Mercurio ofrecerán noticia de la curiosa “performance” que se concibe
como un examen científico e implica una serie de pruebas que juzgará un público
ilustrado.
El Mercurio cita a tres personas relevantes, todos ellos del
círculo político que rodeaba a Godoy: Zenón Alonso, primer Oficial de la
Secretaría de Gracia y Justicia y funcionario del Consejo de Indias; el abate
Juan Antonio Melón que, por entonces, dirigía el Semanario de Agricultura y Artes[9],
dirigido a los Párrocos; y D. Joseph
María Duran, otro criollo ilustrado que había sido desterrado de América,
encarcelado en Melilla y confinado en la metrópoli.
La actuación provoca un apasionado debate. ¿Era Faustino
Chacón, refractario al fuego? ¿Se
trataba de una superchería? ¿Llegaron a
alguna conclusión? Con el tiempo veremos que sí. Pero en aquel momento se
quejan de su marcha precipitada. Sólo pudieron efectuar un examen somero porque
Robinson estaba ansioso por presentar en París el prodigio.
De cómo un analfabeto hace dudar a los más doctos
Esta nueva sesión tuvo lugar en el anfiteatro de la escuela
de Medicina y a ella asistieron varios
Jean-Baptiste Huzard, un veterinario que reunió una biblioteca de
cuarenta mil volúmenes, subastada a su muerte con el sugerente nombre de biblioteca
del fuego[10];
Charles Boucher[11],
el médico que conservó las cenizas del corazón del rey Henrique IVº, cuyo cadáver fue desenterrado y
quemado por los revolucionarios; Philippe
Pinel, médico especializado en el tratamiento de las enfermedades mentales, para las que
proponía un tratamiento moral; François Chaussier, médico y químico, pionero de
la medicina legal, Raphaël Bienvenu un cirujano muy querido, por su abnegación y
piedad con los enfermos; y Jean Noelle Hallé promotor de la higiene y la vacunación y
futuro médico de cabecera de Napoleón Bonaparte.
Faustino Chacón adoptó el nombre artístico de senor Lionetto. Senor con n, pues la
grafía ñ no existe en otros idiomas. Repitió
las experiencias ejecutadas en casa de Zea y realizó otras nuevas. Esta vez se
enjuagó con ácido nítrico, muriático y
sulfúrico, recorrió con una vela encendida la superficie de pies y piernas y
hundió las manos en agua hirviendo y saturada con sal.
Fue una sesión abierta al público, a la que asistió un
verdadero gentío que pudo comprobar que
el fuego, el ácido y el agua hirviente no dejaban señal alguna de quemadura. El
cutis permaneció fino y suave[12]
y la lengua carnosa. Sólo advirtieron una pequeña mancha amarilla
en la palma de la mano que no le producía dolor, ni molestia alguna.
Previamente había permanecido diez minutos, en un horno para vidrio, a elevada
temperatura. Sólo se quemaron sus ropas.
Espejos demostrativos de la reflexión de los rayos calóricos |
La expectación por el dictamen de los sabios era grande. Pero
la opinión no era unánime y nunca lo sería. ¿Cómo es posible que el fenómeno fuera
tan difícil de observar y analizar por un auditorio en el que se encontraban
algunos de los más perspicaces científicos? Antes de proseguir me gustaría
señalar que la objetividad a la hora de afrontar casos como este es relativa,
pues un hecho aparentemente prodigioso desencadena expectativas inusitadas y es
un acicate para la imaginación. Un ejemplo representativo sería el del médico
Charles Boucher. En sus Memorias describe
las experiencias a las que sometieron los físicos al joven español. Le aplicaron hierros al rojo vivo – escribe
- y este individuo no dio señal alguna de
dolor. Incluso el fuego no ha dejado más marcas que las que dejaría en una
piedra. Se le ha aplicado agua fuerte en la boca y las encías, el paladar y la
lengua han permanecido intactos. De inmediato empieza a especular con las
posibilidades que abre una persona dotada de tales cualidades: No sé si el gobierno prestará toda la
atención que merece un individuo semejante; - prosigue - Podrá servir en los incendios de manera muy
ventajosa para salvar a los habitantes de una casa incendiada. Este
cirujano conocedor y eficiente, hombre culto, de carácter sensato, no puede
impedir que la idea de incombustibilidad incendie su imaginación. Si ha adquirido esta cualidad por un secreto
exclusivo, debe comprársele a muy buen
precio. Todos los periodistas están asombrados y ninguno ha pensado cómo utilizarlo.
¿Qué ventajas se derivarían para las artes de la cristalería, de la forja, si
se hallara la manera de manipular los materiales empleando solamente pinzas?
Aun así llama la atención cómo un grupo de sabios escogidos
pudieron sentirse confundidos, cuando no claramente burlados por los
procedimientos que pudiéramos llamar
etnológicos, mezclados con una indudable intuición escénica, de un hombre sin
instrucción, totalmente analfabeto. Para comprenderlo es preciso tener en
cuenta cuáles eran los conocimientos y la concepción dominante del calor que
compartían los científicos a comienzos del siglo XIX.
Daniel Bernoulli |
En el siglo XVIII los físicos no concebían el calor como un
tipo de movimiento. La excepción fue Daniel Bernoulli quien esbozó un modelo de la estructura de los gases, en el
que planteaba que estos eran átomos en continuo movimiento, que colisionaban entre sí y con las paredes del recipiente que
los contenía. Sus proposiciones sobre la Mecánica de los fluidos, hoy conocidas
como Teoremas de Bernoulli, fueron publicadas en 1738[13],
pero fueron desechadas, en beneficio de la teoría del calórico. A principios
del siglo XIX, en el proceso de
combustión, la liberación del flogisto – que era el anterior principio del
fuego – se sustituyó por la absorción de oxígeno y la liberación de calórico,
se convirtió en el nuevo principio del calor: la hipótesis dominante, sugerida por los métodos calorimétricos de
medición, era que existía una sustancia nombrada caloricum que se conservaba y
que fluía de cuerpo en cuerpo. Distintos materiales tendrían distintas capacidades
para esta sustancia de fricción, y al friccionar dos cuerpos el caloricum sería
literalmente extraído[14]
.
En algunas situaciones la calle es una buena universidad y
proporciona argumentos para sumergirse en la realidad y ejercer la duda metódica sobre cualquier
construcción intelectual. Creo que es el
caso de Boucher: el recuerdo de una artista callejera, que formaba parte de una
compañía de volatineros le inspira sensatez en sus ensoñaciones. Sus compañeros
le aplicaban una pala calentada al rojo vivo sobre la planta de los pies. Boucher logró informarse de que
previamente la mujer se frotaba jugo de cebollas. De manera que
concluye: Pero no nos abandonemos a Ideas
demasiado halagüeñas, es preciso que nuevas experiencias nos prueben hasta qué
punto este hombre es una salamandra o un saltimbanqui.
La sangre, la orina y los excrementos de Faustino Chacón
fueron atentamente analizados por los sabios, pero el dictamen definitivo se
retrasó. Durante mucho tiempo se aguardó con especial expectación la opinión de
Pinel. Pero no acababa su informe, en tanto intenta algunas de las
experiencias. Muchos años después, Harry Houdini, consideraría la actuación en
París, en 1803, de The incombustible spaniard, señor Lionetto[15],
como un fenómeno maravilloso, precedente de una especialidad en el mundo del
espectáculo que adquiriría una gran popularidad
en los años siguientes.
El arte de los traga-fuegos evoluciona
[16]
publicado en 1806 relata que depositaba
una moneda de cobre al tiempo que
introducía los pies en agua
fuerte, Y no sacaba los pies hasta que esta se deshacía. Tomaba el pañuelo con
el que se secaba el sudor, lo aplicaba a las llamas y no se quemaba. Se pasaba
una barra de hierro al rojo por la cabeza y el pelo se ensortijaba, sin
chamuscarse. Metía los pies en una caldera de plomo derretido y cuando este se
coagulaba, los extraía con las manos. Se lavaba las manos y los pies en aceite
hirviendo, en el que freía un huevo. Todo está más medido, más pensado y es más
visual. El número, que era efectivo pero tosco, con estas y otras sutilezas se
coinvierte en un auténtico espectáculo. Durante su actuación – señala el
folleto - no daba muestras de dolor alguno, manteniendo un carácter risueño y una
entera serenidad, explicando cuanto hacía con un tono natural y jocoso.
Robert Powell |
Para los espectadores las preguntas siguen en el aire porque
es difícil negar lo que aprecian los ojos,
el fuego no le afecta. Cualquier detalle se aquilata para discernir si
es una facultad adquirida o hereditaria, El hecho de que beba aguafuerte
¿influye en la resistencia al fuego de su cuerpo al igual que enronquece su
voz? El posible influjo del tabaco se cita
una y otra vez. Se descubre que tiene una hermana melliza que no disfruta de
las mismas aptitudes. Y se empieza a recoger noticias sobre otros similares. Se
habla de una dama de Orleans que sellaba su lengua con lacre y de otro francés,
de piel gruesa y grasienta, que caminaba
sobre una barra al rojo vivo que no son muy relevantes. Si lo son los dos
ejemplos ingleses que nos colocan en la pista de donde proceden las habilidades
de Faustino Chacón. El folleto menciona a un
sujeto que residía en Londres, que manejaba y hasta lamia un hierro ardiente, mascaba azufre, cera, resina y carbones, todo
ardiendo tan vigorosamente que en sus llamas se asaban ostras. El autor del
folleto sufre una confusión porque inmediatamente
habla de un químico llamado Richardson que ponía
sobre su lengua un ascua de carbón, sufriéndola allí todo el tiempo necesario
para asar un pedazo de carne cruda, sin dar la menor muestra de dolor, aunque
se soplase el ascua para reanimarla. El autor ha invertido los papeles. Quien prefería la carne asada era
Robert Powell, un showman extraordinario
que perfeccionó las viejas artes de los traga-fuegos medievales en las ferias
británicas. A Richardson era a quien le gustaban las ostras. Lo que si es cierto es que ambos cocinaban
sus plato preferido en la punta de lengua, sobre carbones encendidos, que los
espectadores avivaban soplando o con un fuelle.
Otros gustos
culinarios de Powell eran más estrafalarios. Fue célebre la sopa que obtenía mezclando
brea, azufre y otros combustibles en una escudilla de hierro que ponía al
fuego. Cuando empezaba a hervir, se la comía a cucharadas, que seguían borbolleando
dentro de su boca.
John Eveling[17]
expresa en su diario su admiración por
Richardson y, también, un detalle que será esclarecedor. Durante la feria de San
Bartolomé en octubre de 1672 tuvo ocasión de recibir en una casa de Leicester a
Richardson, el famoso traga-fuegos. Tras
devorar azufre ardiendo, se bebió un vaso de cerveza y realizó el número de asar una ostra en la punta de la
lengua. Luego ingirió un combinado de cera y azufre en llamas y tomó una gruesa
pieza de hierro y cuando ardía más
intensamente, la pasó entre los dientes, y luego por la mano, y la tiró por ahí como una piedra, de manera
que observé no se preocupaba en mantener mucho tiempo[18]. Excelente observación que no debemos
olvidar: Richardson sólo podía mantener el contacto con el hierro al rojo
durante un breve lapso de tiempo.
Richardson |
Las referencias a Powell y Richardson que hemos encontrado
en el primero de los folletos dedicados
al hombre incombustible tienen la virtud de situar las habilidades de Faustino
Chacón en el marco que le corresponde, el de los espectáculos de magia. Powell
y Richardson ejemplifican la mutación de la cultura popular dominante en la
sociedad occidental desde la Edad Media en la naciente cultura de masas. Habían
perfeccionado el añejo arte de los traga-fuegos que junto a los traga-sables y otras suertes que, con el tiempo, englobaremos en el término
faquirismo, eran diversiones habituales en las ferias.. Los hombres salamandra, nombre por el que se
les conocía, en su versión más generalizada empleaban bolas de estopa de lino o
cáñamo, que remojaban en aceite y a las que prendían fuego. Ayudándose de unas
tenazas las colocaban en la punta de la lengua. La sensación era que el fuego
salía de su boca y lanzaban grandes bocanadas,
mientras un humo denso y negro flotaba alrededor.
Es significativo que el folleto no califique de traga-fuegos
u hombre salamandra a Richardson. Le
denomina químico. En la época, las
aproximaciones y correspondencias entre la ciencia y el ilusionismo eran
estrechas y las sensaciones mágicas estaban determinadas, en una doble
dirección, por el acervo de conocimientos. Por una parte los magos no sólo se presentaban como profesores de física o
como, en este caso, químicos, también
tenían que recurrir a principios científicos para realizar sus maravillas. Por
otra, para el público, la sensación mágica de lo que veía aumentaba o disminuía
en función de su comprensión científica de los hechos. Como hemos apreciado en
la actuación De Faustino Chacón en París ante el tribunal científico, las actuaciones de los hombres incombustibles,
de los traga-fuegos y de los hombres salamandra impresionaban, pues no se llegaban a
comprender los principios científicos sobre los que reposaba su arte y sugerían
un poder sobre el fuego similar al de la salamandra, el mítico reptil capaz de
vivir en las llamas sin quemarse. Una situación ambigua. La magia ilusionista era un acicate para
formularse preguntas, un laboratorio para la investigación científica y un vehículo
de divulgación de la ciencia no sólo para el público profano, sino también para
los iniciados, muchos de los cuales la practicaban. Y al tiempo es un antídoto
para el desencantamiento del mundo provocado
racionalización cultural y la convicción de
que todo puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión. Desde esta
perspectiva, la magia sería un principio reactivo de reencantamiento.
Curar con saliva
El segundo folleto [19]
Arte de hacerse incombustible ó Exámen de
los medios y específicos de que algunos han hecho uso para resistir... la
acción del fuego, no es una mera descripción de los fenómenos observados. Quien lo redactó es persona inquisitiva y de
indudable preparación. Pienso que puede ser D. Joseph María Duran y más
adelante daré mis razones.
Salamandra |
Y en su piedad fiando.
Y sus favores,
Sus santas brasas sin
temor pisamos…
Versos que en pocas
palabras relacionan tres conceptos claves con la ancestral costumbre de caminar
sobre el fuego: la petición de un favor a los dioses, la fe en ellos y la
superación de una prueba arriesgada.
La cita de Virgilio
en el folleto sirve para recordar que, en
su versión más extendida, la de caminar o danzar sobre brasas ardientes, el
arte de tolerar el fuego sin quemarse es una práctica común a diversas
culturas. De lo que se deduce que desde muy antiguo se conocían virtudes y específicos contra la actividad
del fuego[21].
Como ejemplo de ello, menciona a los saludadores siguiendo la orientación ilustrada
iniciada por Feijoo[22].
En su Teatro crítico universal analiza minuciosamente las prácticas de los
saludadores que fueron en España
curanderos a los que se atribuía el poder de sanar personas y animales aquejados de rabia o
hidrofobia, mediante el aliento o la saliva. A la supuesta capacidad de curar
unían la de ser inmunes a la acción del fuego.
Fuegos míticos
Es una práctica que deriva de los llamados maestros del
fuego, aquellos que al domar el fuego y controlar sus efectos, lo emplean para múltiples operaciones, además
de calentar o iluminar. Como el alfarero que modela la arcilla o el herrero que
da forma al hierro. J. G. Frazer
identifica la historia de la Humanidad con las tres etapas de este aprendizaje. Imaginemos
una primera Edad sin fuego. Una segunda Edad en la que se aprende a utilizar
una de sus propiedades - el calor - y se desarrolla la técnica de la cocción de
alimentos, la alfarería y la metalurgia. Y una tercera Edad en la que se
desarrollan las técnicas de iluminación.
Krisna se traga el fuego del bosque |
Aunque los poderes del herrero y alfarero son de un orden
distinto, en las viejas culturas, en las más arcaicas, comparten con el chamán
la condición de maestros del fuego. Mircea Eliade brinda una razón convincente.
El alfarero modela formas nuevas en la
arcilla con la intervención del fuego, al igual que el herrero moldea el hierro
que el fuego convierte en flexible y dúctil. Lo que entraña que el fuego se declaraba – precisa Eliade “como
un medio de hacer las cosas «más pronto», pero también servía para hacer algo
distinto de lo que existía en la Naturaleza, y era, por consiguiente, la
manifestación de una fuerza mágico-religiosa que podía modificar el mundo y,
por tanto, no pertenecía a éste.
La magia primitiva entrañaba el dominio del fuego y quienes
la ejecutaban – el chamán, el curandero o el mago – a través del dominio del
fuego hacían visibles otros poderes intangibles. Los saludadores eran una
supervivencia de aquella condición.
Feijoo
imagina un juego de manos
Feijoo, por supuesto, descarta que posean virtud
alguna particular, ni divina, ni natural, ni demoníaca[23] y
analiza los trucos de los que se valían para
pisar barras de hierro al rojo, meterse en un horno o apagar brasas con la lengua.
Sobre el poder pisar la barra al rojo escribe:
El pisar la barra del modo que yo, siendo
muchacho, lo vi hacer a un Saludador, es cosa facilísima. Con guarnecer las plantas
de los pies con cualquier pasta medianamente gruesa, pueden defenderse del
fuego aquel breve tiempo que pisan la barra. Mucho más, si la pasta fuere de
algunos ingredientes de especial virtud para resistir, o apagar el fuego; y
mucho más aún si se añade el que tengan las plantas muy callosas, como es
natural que lo procuren, y fácil que lo logre[24].
Despacho de Feijoo en Samos |
El cuanto a la capacidad de apagar un ascua con la lengua
asegura no tengo por muy difícil salvar
la apariencia. Y añade Teniendo la
boca bien húmeda, acercando la lengua a la brasa, en ademán de lamerla, pero
sin tocarla efectivamente, y arrojando el aliento hacia la brasa siempre que se
hace el ademán de tocarla, me parece que el copioso, y denso vapor que sale de
la boca, la humedecerá de modo, que a breve rato se apague. Donde se debe notar
también, que la respiración arrojada hacia la brasa, impele a la parte opuesta
la actividad del fuego, de modo que no ofende la lengua, aunque se acerque
mucho a él. Cualquiera podrá experimentar, que cuando se están soplando unas
ascuas, por la parte donde se impele el aire se puede acercar más la mano que
cesando el soplo. Sin embargo, he oído decir, que tal vez de esta acción de
lamer la brasa sacan los Saludadores sus ampollas en la lengua[26].
La estirpe de los saludadores.
En la Europa Ilustrada,
esta clase de curanderos sólo perduraban en España. Así lo asegura
Feijoo y lo repiten diccionarios y enciclopedias que incluyen el término
saludadores. Lo cierto es que en España se trataba de un oficio reglado. Llama
la atención de que se pudiera validar un don que se suponía de nacimiento, don
que se manifestaba espontáneamente en el
séptimo hijo, varón o hembra, de un matrimonio, cuando los seis hermanos
anteriores eran del mismo sexo. O en
aquellos que habían nacido en jueves Santo, Viernes Santo, Nochebuena o el día
de la Encarnación. O en los que habían llorado en el vientre de su madre y esta, tras haberlo oído, no lo hubiera revelado. O
ser el mayor de dos hermanos gemelos. O haber nacido con el mantillo o bolsa
amniótica, En todo caso los saludadores tenían que superar un examen ante el obispo de la
diócesis o el Tribunal de la Inquisición, que les capacitaba para ejercer su oficio.
Saludador medieval |
Kosti en Bulgaria |
Faustino Chacón inaugura una variante del faquirismo
escénico, una dinastía de artistas que serán conocidos, sobre todo en París,
como los faquires españoles. Aúnan el arte callejero de los traga
fuegos y los procedimientos de los saludadores. ¿Por qué se denominaban
españoles? A principios del siglo XIX, sólo en dos países europeos esta
tradición estaba viva. Uno de ellos era España y otro de ellos Bulgaria según el
libro Des erreurs et des préjugés
répandus dans la société[28]. Se
trata de una obra que alcanzó gran popularidad, escrita por alguien a quien
podríamos denominar un publicista de la época. Jacques Barthélémy Salgues fue profesor
de elocuencia en Sens, escapó por los pelos a la guillotina y dedicó su tiempo
a recopilar los miedos ancestrales, las creencias atávicas, las supersticiones
que sobrevivían al bisturí de la Ilustración. Habla de unos seres superiores, con el nombre
de ensalmadores, santiguadores, saludadores que tenían entre otros poderes –
como el de curar las enfermedades con saliva – el de manipular el fuego
impunemente, tragar aceite hirviendo, andar sobre carbones encendidos y
ardientes, pasearse cómodamente entre troncos inflamados. Con respecto a
Bulgaria cita el pueblo de Kosti, en cuya iglesia en llamas, se oyó un suspiro. Eran los
iconos que pedían ayuda. Las gentes del pueblo que acudieron, pudieron
atravesar las llamas sin quemarse. Sus descendientes, desde entonces, saltan el
fuego como posesos el día de San Costantino, danzando entre las llamas,
mientras tocan la cornamusa.
Toda una tradición cultural de la que reclamarse continuador
y partícipe, Por una parte la de los saludadores, que sustentaban la fe en la supuesta
capacidad de curar mediante estas demostraciones poder visibles, como la inmunidad
a la acción del fuego. Y, por otra, ritos de iniciación como el andar sobre
brasas de los fuegos del solsticio de verano, que perviven en las hogueras de
San Juan y otras fiestas similares.
Referencias legendarias y desafío a la razón
Reclamarse como parte de una tradición cultural legendaria y
perpetuada en el tiempo es una forma de lo que los magos llaman miss direction. En este caso una manera
de desviar la atención del verdadero origen de sus artes. La magia no se sitúa
en una región que se pueda hallar en los mapas. Los magos, como los pintores y
los poetas, buscan ampararse en regiones imaginadas, donde perderse en los deseos intactos a las
devastaciones del tiempo, libres de las imposiciones de la realidad,
intangibles como la libertad y la esperanza, siempre posibles. Para lo
románticos uno de esos lugares es España que conserva tradiciones ancestrales,
desaparecidas en otros países europeos. Otro es Oriente, cuya imagen legendaria
fue acuñada por Heródoto. Una estampa colmada de asombro en la que la
perplejidad y la extrañeza presagian lo sobrenatural y saborean una sabiduría
misteriosa y oculta. Viajeros posteriores, como Pedro Tafur, Benjamín de Tudela
o Marco Polo bosquejarán las rutas de la aventura hacia un universo donde
habita lo otro, lo distinto, lo desconocido.
La cama de clavos |
En las calles de la India vieron una forma de magia, antigua
como el propio hinduismo, relacionada con los misterios védicos, cuyos secretos
trucajes se remontaban a Egipto o Mesopotamia. Sagas familiares de
prestidigitadores transmitían esta clase de conocimientos de
padre a hijos. Era más difícil asistir a su ejecución por parte de los
faquires, ascetas cuyo nombre significa etimológicamente mendigos. No solían
prodigarse en público, pero se les atribuían prodigios como la cuerda india, la
levitación, la suspensión en el aire, el enterramiento vivo y otros desafíos a
la resistencia física y mental, tales
como caminar sobre el fuego o sobre cristales, tragar fuego o cuchillos y tenderse
sobre camas con clavos.
De China llegaron, a su vez, noticias de los echadores de
cuchillos sumamente hábiles que silueteaban un cuerpo con sus dagas. También
eran capaces de cortar a un hombre en dos con una espada. O de efectos más
delicados como la producción de peces dorados que ejecutaba el mago francés
Phillippe desde 1837, imitando lo que había visto hacer a un mago chino que
actuaba en Dublin.
Dibujo de Goya, titulado Pobre en Asia, probablemente inspirado en el grabado de un fakir |
Los libros de grabados hacían visibles los prodigios que sucedían en tierras lejanas, Jean Nievenhoff en su Description general de l´empire de la chine, [29]describe algunas prácticas próximas al faquirismo entre los monjes orientales como la de encender fuego sobre la cabeza. Bernard Picart[30] en su Traité des cérémonies religieuses de toutes les nations, se refiere a ciertos mendigos que quemaban drogas sobre su cabeza y muestra un monje arrodillado con un penacho de fuego. Son imágenes que inspiran una soberbia aguada de Goya con un título extraordinario: Pobre en Asia que se enciende la cabeza hasta que le dan algo. Recordemos que faquir es sinónimo de mendigo.
El rey del fuego y la mujer incombustible:
Para los llamados faquires
españoles, la referencia legendaria serán los saludadores.
Otros magos occidentales adoptarán el personaje del faquir
hindú, el derviche musulmán o el mago chino. Pero no todos los continuadores de
Richardson y de senor Lionetto se presentan bajo advocaciones legendarias. Dos
de los más relevantes - Chabert y Madame Giradelli - planteaban su espectáculo
como un desafío a la razón, en un marco contemporáneo, lo que demuestra que lo que hacían seguía resultando incomprensible.
Chauvert |
Previamente Chabert había pasado realmente mucho frío.
Durante la Campaña de Rusia, sirvió en las tropas de Bonaparte. Fue hecho
prisionero por los rusos y deportado a Siberia, donde soportó grandes
penalidades y un clima inhóspito hasta que logró escapar a Inglaterra. Allí y
en Estados Unidos transcurrió su carrera artística. Perfeccionó uno de los
efectos del senor Lionetto: la introducción en un horno encendido. Fue su
número estrella. Mostraba en el escenario un artilugio de hierro que tenía el
aspecto de un auténtico horno de
panadería. Una vez encendido y calentado al máximo, se introducía en él con una
pierna de cordero y no volvía a salir hasta que esta estaba perfectamente
asada.
Hacia 1816 causó pasmo en Inglaterra una mujer
incombustible. Actuaba con el nombre de Madame Giradelli. Un grabado de Charles
Willians la presenta vestida con un coqueto traje con volantes y pantalones.
Una de sus manos parece acariciar las llamas
de un brasero del que sobresalen los muslos de un pollo o pavo en trance
de asarse. La otra sostiene sin protección una paleta al rojo vivo que, al
aproximarse al cuero cabelludo, riza sus
cabellos. Uno de sus pies se apoya en una piedra candente. Sobre un velador se
aprecia una jarra de aceite, un platillo que parece de peltre con piezas de metal y un tarro de cristal, tal vez relleno de
ácido. En un segundo plano, humea el plomo fundido. Madame Giradelli bebía ácido sulfúrico y comía
velas encendidas, fuego y metales derretidos.
Podemos considerar las actuaciones de Chabert y de Madame Giradelli como actuaciones
laicas. Pero en la mayoría de los casos las demostraciones de incombustibilidad
recurrían a una cobertura legendaria. El mago en escena representa el personaje
de un mago. Compone y construye una personalidad de ficción a partir de sus
fantasías, deseos y sueños. También de su temperamento, carácter, preparación y
conocimientos, de los códigos de la escena y las demandas del público.
¿Una de las demandas del público al contemplar un juego de
magia es el diálogo imaginativo entre lo que ve y lo que Jung denominaba el
inconsciente colectivo, el sustrato
común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, compuesto
por símbolos primitivos con los que se expresa los contenidos de la psique que
está más allá de la razón? La
vinculación del efecto mágico con un
referente legendario facilita la conexión con las imágenes primordiales que se
revelan a través de los símbolos desde la sombra del lado inconsciente de la
personalidad y afectan emocionalmente a la conciencia.
No todos los faquires españoles habían sido saludadores.
Pero el hecho de provenir de un país en el que seguían existiendo estos seres
de inexplicable poder, dotaba de una cobertura mítica a sus actuaciones e
invitaba a la imaginación a abandonar el presente e iniciar un recorrido
incierto hacia los remotos orígenes. Tampoco era imprescindible para los faquires
hindúes ser originarios de la India. Todo sucedía en escenario, no lo
olvidemos. Los que se presentaban como derviches
tal vez habían pertenecido o no a una cofradía sufí. Unos y
otros creaban un personaje escénico. Por ejemplo: Sería difícil apreciar
diferencias entre dos de los magos chinos que realizaban maravillosos efectos
con fuego: Chin Ling Foo y Chung Lin Soo. Uno de ellos era chino y el otro no,
pero murió víctima de su propio personaje. ¿La escena tiene su propia
realidad? ¿Y qué decir de la magia? Para
la magia la realidad es un calcetín al que se puede dar la vuelta.
Fueron muchos los ilusionistas que reprodujeron las
experiencias de los faquires. En el caso de la incombustibilidad se ha desarrolló una magia del fuego riquísima en efectos, muchas veces
sutilísimos, otras espectaculares. Una versión actualizada de la incombustibilidad
sería el espectáculo…
En cuanto a los hombres incombustibles españoles, siguieron
actuando bajo la apelación de faquires españoles hasta el primer tercio del siglo XX. Durante
su exilio en Francia, entre 1824 y 1828, Goya pudo contemplar el espectáculo de
Martínez, que se introducía en un horno con un pollo y no lo abandonaba hasta
que el ave estaba en su punto[31]. Muchos años después Paul Heuzé cita a un
faquir español que actuaba en París un siglo
más tarde. El libro de Heuzé[32]
prueba que esta clase de espectáculos cien años después seguían provocando
encendidas polémicas, lo que explica que continuaran exhibiéndose como
fenómenos extraordinarios y no sólo como artista de la ilusión.
Explicaciones convincentes
Sin embargo, tras la vuelta a España en 1806 de Faustino
Chacón, el señor Lionetto, en el segundo
folleto planteaba preguntas incisivas. ¿Qué confianza podemos tener en Chacón a
la vista del embarazo y rutina con que ejecuta sus habilidades? Si su cutis es
igual en todas partes o el específico sirve para todas ellas ¿Por qué no coge
las barras con la mano indistintamente en cualquier punto? ¿Por qué no las
aplica con firmeza en cualquier parte del cuerpo o de la cara sin pasarlas
rápidamente sólo por unas? ¿Por qué cuando pone el pie en el plomo no lo
mantiene fijo, sin aquel acelerado movimiento oscilatorio que se advierte? Sin duda el que lo escribió era un hombre
perspicaz y ofrecía respuestas convincentes.
Goya: Sopla |
.
El anónimo autor es hombre preparado y perspicaz y ofrece su
versión de casi todas las suertes que realiza Faustino. La prueba que menos extrañeza debe causar es la del^ horno, pues
es bien sabido que el cuerpo humano puede resistir un grado extraordinario de
calor, y acaso mayor del que ha manifestado Chacón. A la seguridad con la
que se expresa quizá contribuyó la traición del criado de Chacón. Este hombre
traicionó a su amo, revelando los secretos de todos los ejercicios que
realizaba, en una sesión ante un público interesado y docto, en la misma Fonda
del Ángel donde el hombre incombustible se había alojado y había ofrecido sus
actuaciones. Uno de estos ingenios doctos sería el del anónimo redactor del
folleto. Mi hipótesis es que se trataba de Josep Antonio Durán, el científico
criollo que ya asistió a la primera demostración de Faustino en Madrid. En 1806
Durán tradujo los Nuevos elementos de terapéutica
y de materia médica: seguidos de un nuevo ensayo sobre el arte de formular
que prestaba gran atención a las enfermedades de la piel, pues su autor Jean Louis Albert fue uno de los fundadores de dermatología. .
Su conclusión es que Faustino Chacón hace en definitiva las
mismas destrezas con el fuego que las que realizaban los saludadores.
Tragafuegos |
Chacón no podía ser Lionetto en España. Tuvo que proseguir
su carrera artística en otros países. con un notable éxito, influencia e imitadores.
No cabe duda que se convirtió en un gran artista, pero su mayor aliado siguió
siendo el calórico. Los sabios se preguntaban si ¿su substancia hidrogenada y
carbonada es menos susceptible de inflamación y de descomposición por el contacto
de un cuerpo ardiendo? Atribuían sus prodigios a una una disposición natural, tal vez, perfeccionada
por la costumbre, el hábito y el entrenamiento. Algunos hacían notar que cuando
aplicaba a su cuerpo un hierro candente, nunca prolongaba la aplicación mucho
tiempo y se percibía un olor
desagradable. Se hacían otras consideraciones como que el calor es más fácil de
resistir que el frío, que los incombustibles que derriten plomo en su lengua o
pasan por ella una barra ardiente, no son capaces de beber agua hirviendo.
También cayeron en la cuenta de que una gota de agua pude permanecer un buen
rato sobre un hierro al rojo sin evaporarse o que las quemaduras de un hierro a
medio enfriar son más virulentas que las de un hierro al rojo.
Lionetto seguía siendo un fenómeno extraordinario e inaudito
cuando actuó en Nápoles en 1809. Allí
asistió a sus funciones un profesor de química de la Universidad. El profesor Sementini
reconstruyó el acto en su memoria con la minuciosidad de una miniatura. En su
informe anotó[33]:
Cuando el hombre incombustible aproxima
su cabeza a la plancha de hierro, sus cabellos exhalan una gran cantidad de vapores blanquecinos y
densos. Algo que sucede también cuando toca con la planta del pie la barra echa
ascua. Dice que se va a tragar un vaso de aceite hirviendo pero sólo introduce
en su boca el cuarto de una cucharada. Y vierte
sobre su lengua unas pocas gotas de plomo derretido; Al apretar entre
sus dientes el hierro encendido su rostro expresa cierto sufrimiento[34].
También se fijó en otros síntomas. Tenía la lengua cubierta de una capa semejante a la saburra de que se
carga en varios afectos gástricos y su
dentadura estaba toda negra. Su conclusión fue que Chacón/ Lionetto
utilizaba algún ungüento paro proteger la piel. Apeló a todos sus conocimientos
de las substancias químicas para lograr un preparado de similar eficacia para
preservarse de la acción del fuego. Y no sólo eso. Lo probó en sí mismo.
Emociona pensar en el viejo profesor, en la soledad de su laboratorio, quemándose
los dedos. Porque los primeros ensayos fueron infructuosos, ¿Cuánto tiempo y
sufrimiento le costaría dar con la fórmula?
¡Qué gran día aquel en el que logró acariciar suavemente su
cuerpo con una barra al rojo! ¡Al fin funcionaba! Ensayó una, dos, tres veces,
Siempre con éxito, Se friccionaba un
mejunje de ácido sulfúrico, alumbre, jabón y azúcar en polvo. También era
efectivo en la lengua.
Estaba escrito
Al principio de este artículo dije que la receta para
volverse incombustible estaba escita desde hacía mucho tiempo, pero pocos o
nadie la habían leído. Efectivamente Alberto Magno, un auténtico ilusionista,
desveló la técnica para tolerar el fuego en su libro De
Mirabilibus Mundi: Si quieres traer fuego en la mano sin que te ofenda, toma
cal desleída en agua caliente de habas, un poco de zumo de malvas, otro de
malvavisco, mezclado todo muy bien, úntate luego la palma de la mano y después
de déjala secar, pon en ella fuego, que
no recibirás daño alguno.
Para la admirable
experiencia de hacer que los hombres caminen sobre el fuego sin lesión, o que
sin ella se lleven en la mano un hierro encendido, tomarás zumo de malvavisco,
o malva fina, una clara de huevo, cal y semilla de la hierba zaragatona, y
reduciendo todo a polvo, añadirás zumo de rábanos. Con esta mezcla te untarás
el cuerpo o manos y dejarás que se sequen, volviendo después a untarte de nuevo
podrás manejar el fuego sin temer que te ofenda.
The Great Rameses ; Cremación |
He aquí lo que hacían los sacerdotes de la Antigüedad
para ser inmunes al fuego:
Colocan una caldera
llena de pez sobre el fuego, y sumergen
las manos cuando la
mezcla hierve, sin quemarse[…] Si introducen
las manos en la
caldera en el momento en el que el líquido parece
hervir, es porque han
vertido vinagre, azufre y pez húmeda, antes de
encender el fuego. El
vinagre unido al azufre, alcanza una
temperatura moderada y
pone en movimiento a la pez, haciendo
brotar a la superficie
burbujas que estallan y dan la impresión de que
todo hierve. Antes de
sumergir las manos ahí, las han lavado varias
veces con agua salada;
de esta forma no se queman, aunque la pez
hierva realmente. Y si
impregnan sus manos en una mezcla de
pomada de mirto,
azufre, goma arábiga y vinagre. Y se las lavan
varias veces en agua
salada, no pueden quemarse ,
Hipólito vivió en el siglo IIIº. Fue un hombre cultísimo,
brillante discípulo de San Ireneo, que parece ser que fue elegido el primer
Antipapa en el año 217. Pero que nadie se asuste, porque se reconcilió con la
iglesia dos décadas después, murió mártir y hoy en día es venerado como santo.
Pero no todo estaba escrito
Los científicos actuales explican por qué es posible andar sobre brasas ardientes sin
quemarse sin recurrir a ningún tipo de ardid: Si el fuego está adecuadamente
dispuesto, claro. La causa es debida a
que la conductibilidad térmica del carbón es muy pequeña y no se trasladará al
pie si la pisada es rápida. También interviene la capacidad calorífica. El
pie absorbe una gran cantidad de calor de las brasas sin cambiar mucho su
temperatura. Esta es otras de las razones por las disminuye el calor
transmitido.
Uno de los más destacados faquires actuales: Kirman |
Como cualquier mago Faustino Chacón, el senor Lionetto, pretendía sorprender, asombrar y fascinar a
su público realizando fenómenos de apariencia imposibles, que parecen vulnerar
las leyes de la física. Sin embargo, en su caso precisamente son las leyes de
la física las que suscitan la sensación de que las leyes de la física han sido
transgredidas. ¡Qué hermoso arte el que es capaz de desafiar la percepción, los
sentidos y el entendimiento, provocar tan interesante paradoja, hablar al mismo tiempo
con el lenguaje de la ciencia y el lenguaje del mito, encantar desencantando y
desencantar encantando!
Notas
Tragafuegos bengalí |
[1]
Jean Bottéro: Notes sus le feu dans les
textes Mésopotamiens. En Le feu dans le proche-orient Antique,
Leyden, E.J.Brill, 1973
[3]
Disertación sobre el caso raro anunciado
por la gaceta a principios de agosto, a saber, haberse descubierto en uno
natural de Toledo vitud para resistir a
todo fuego. Toledo, 1803, Tomas Anguiano
[4]
El Mercurio de España, Julio 1803, págs. 274-278
[5]
Con el tiempo el Virreinato de Nueva Granada, Virreinato de Santafé o
Virreinato del Nuevo Reino de Granada se convertiría en Colombia tras su
independencia de la Corona española en
1819.
[6]
Ruiz y Pavón sostenían contra la opinión de Mutis que las quinas naranja, Roja,
amarilla, y blanca de santafé son especies notoriamente inferiores a la de Loja
y perú, Que las quinas naranja,roja, amarilla, y blanca de Santafé eran de una
clase inferior, mucho menos eficaz desde el punto de vista médico, que la de
Perú. De manera que ponían en tela de
juicio la expedición a Nueva Granada y la preparación de Mutis y sus ayudantes.
Su pretensión respondía a los intereses de algunas casas mercantiles que
comercializaban la especie chichona. Las consecuencias fueron terribles para el
conocimiento, por la creación de prejuicios insostenibles, y para la medicina,
pues grandes cantidades de la mejor quina enviada por Mutis fueron incineradas
o compradas secretamente por los ingleses, alcanzando altísimos precios en
Londres.
7Cavanilles y Zea: una amistad político-científica. De Diana Soto Arango, 2000
7Cavanilles y Zea: una amistad político-científica. De Diana Soto Arango, 2000
[8]
Ver María del Carmen Simón Palmer, “Diversiones populares: espectáculos de
física recreativa”, Villa de Madrid, 44 (1974), pp. 62-66; “Acróbatas, músicos
callejeros, forzudos y seres deformes. Diversiones del pueblo madrileño en el
siglo XIX”, Villa de Madrid, 60 (1978), pp. 71-74 y “Diversiones populares
madrileñas en el siglo XIX”, en J. Álvarez Barrientos y Antonio Cea Gutiérrez
(eds.), Actas de las Jornadass obre teatro popular en España, Madrid, CSIC,
1987, pp. 185-192)..
[9]
Ver El Semanario de Agricultura y Artes
dirigido a los Párrocos (1797-1808) . doscientos
años después
de José Ramón Guzmán Álvarez, Marta Camino Serrano,
Departamento de Ingeniería Forestal, Universidad de Córdoba publicado en la
Plataforma del Conocimiento del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y
Marino, escaneado por la Fundación San
Millán de la Cogolla de La Rioja con la colaboración del Departamento de Ingeniería Forestal de a
Universidad de Córdoba.
[10]
Catalogue des livres, dessins et estampes
de la bibliothèque de feu M. J.-B. Huzard par P. Leblanc ... Paris, 1842 ;
La bibliothèque de Jean-Baptiste Huzard par B. Robin in "Recueil de
médecine vétérinaire", mars/avril 1996.
[11],
Un chirurgien fléchois, Charles Boucher,(1742-1812) Recherche sur les hommes
réputés incombustibles, à l'occasion d'un Espagnol, doué de cette faculté (1805),
Ver Pierre Lefebvre, Louis Guillaumat,Jean-Charles Sournia ** Un chirurgien fléchois, Charles
Boucher,(1742-1812) pendant la Révolution http://www.biusante.parisdescartes.fr/sfhm/hsm/HSMx1990x024x001/HSMx1990x024x001x0029.pdf
[12]
El Mercurio ya citado se refiere al
cutis fino y suave,
[13]
Danielis Bernoulli hidrodinamice, sen de
viribus et motibus fluidorum comentarii opus academiam ab auctore dum petropoli
ageret cogestum argentorati (1738).
[14]
http://www.fis.cinvestav.mx/~jmendez/JMMA/historia%20calor.pdf
[15]Harry Houdini: Miracle mongers and their methods, Capítulo III.
http://www.52jyw.com/ebook/%E7%94%B5%E5%AD%90%E5%9B%BE%E4%B9%A6/035/G/B3036513.pdf
[16]
Breve Discurso sobre las operaciones que el hombre incombustible ha manifestado
al publico en Madrid, año de 1806 : en la Imprenta de Repullés, frente al
convento de la Merced, 1806 ,
[17] The Diary of John Evelyn, Volume II
(of 2) by John Evelyn http://www.gutenberg.org/ebooks/42081
[18] The Diary of John Evelyn, Volume II
(of 2) by John Evelyn http://www.gutenberg.org/ebooks/42081
[19]
Arte de hacerse incombustible ó Exámen de los medios y específicos de que
algunos han hecho uso para resistir... la acción del fuego , Madrid : Imp.
Real, 1806 VE/574/37
Nordini |
[20]
Libro 11 de la Eneida
[21]
Folleto 2
[23]
Discurso Iº, Tomo 3ª Teatro crítico Universal. http://www.filosofia.org/bjf/bjft301.htm
[24]
Discurso Iº, Tomo 3ª Teatro crítico Universal.
http://www.filosofia.org/bjf/bjft301.htm
[25]
Discurso Iº, Tomo 3ª Teatro crítico Universal.
http://www.filosofia.org/bjf/bjft301.htm
[26]
Discurso Iº, Tomo 3ª Teatro crítico Universal.
http://www.filosofia.org/bjf/bjft301.htm
[27]
Minerva o El Revisor general. 3/1–24/6/1806, Madrid : Imp. de Vega y Compañía, 1805-1818,
Publicación en esa época bisemanal.
[28]
Des erreurs et des préjugés répandus dans
la société . Paris 1810 et 1811, F. Buisson, libraire rue
"Gille-Coeur.
[29]
Jean Nievenhoff en su Description general de l´empire de la chine,
Citado por Mena Marqués, Manuela en: Coya
y el espíritu de la Ilustración,o/J. cit., pág. 46l.
[30]
Histoire générale des cérémonies, moeurs,
et coutumes religieuses de tous les peuples du monde:
représentées en
243 figures dessinées de la main de Bernard Picard, avec des explications
historiques, et curieuses (Google eBook)
[31]
Jacques Fauqué, Ramón Villanueva Etcheverría: Goya y
Burdeos, 1824-1828, Oroel, 1982 .
[32]
Paul Heuzé: Fakirs, Fumistes et Cie. Paris, Les editions de France. 1926.
[33]
Diccionario de ciencias médicas por una
sociedad de los más célebres profesores de Europa, traducido al castellano por
varios facultativos de esta corte, tomo XX, Imprenta de don mateo
pepull´es, 1824
[34]
Diccionario de ciencias médicas por una sociedad de los más célebres profesores
de Europa, traducido al castellano por varios facultativos de esta corte, tomo
XX, Imprenta de don mateo pepull´es, 1824
[35]
Los gnósticos : textos / introducción
general de F. Antonio García Romero ; traducción y notas de José Montserrat
Torrents Madrid : Gredos, [2002] 2 v,
[36]
http://fisica.mdp.edu.ar/mlhoyuelos/Fisicamagia.htm Un blog muy recomendable: La física de la magia. M. Hoyuelos Departamento
de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de
Mar del Plata; Instituto de Investigaciones Físicas de Mar del Plata, Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas2