Carta a un mago sobre el impacto del coronavirus en la magia
Fotografía de Michael Nagle |
Estimado amigo: Eres mago y en muy pocos días tu vida ha
sufrido un vuelco. ¿Cómo describirías lo que ha pasado? Me gustaría hablar contigo del impacto del coronavirus en la magia. Un tema en el que, a la fuerza, te has convertido en un especialista.
Probablemente te parece que han cambiado las reglas de juego
y que va a resultar difícil continuar en la partida. Por encima de cualquier
otra consideración te afectan dolorosamente las desapariciones de figuras
destacadas de la magia profesional – como Pepe Regueira, Norm Nielsen o Roy
Horn. Y, por supuesto, el fallecimiento de otros magos amigos cuyas presencia y
participación en las sociedades mágicas son difíciles del olvidar.
En cuanto a tu mágica los efectos de la crisis han sido fulminantes:
la paralización de las actuaciones en vivo, la sucesión de cancelaciones y las
consecuentes pérdidas económicas. Nunca hubo un frenazo como este. Ni siquiera
en los días aciagos de la guerra civil
Andreas H. Bitesnich Up and down Lisbon 2019 |
Por otra parte, te sorprende e inquieta el papel esencial
que, para el conjunto de la cultura y el espectáculo y, en concreto, para la
magia, ha adquirido el cauce de
internet.
No es una constatación que te resulte agradable. Puedo
escuchar tus pensamientos. Se opone a tu manera de concebir tu vida y tu arte
que reclama la participación directa del público. Casi se puede decir que trabajar
sin la presencia de una audiencia tangible vulnera tus planteamientos y te despoja
de los sentimientos y emociones que experimentas habitualmente en escena.
Quiero
compartir contigo tu actitud. Porque la cuarentena generalizada y global amenaza la supervivencia económica de
personas y empresas relacionadas con las actividades mágicas (magos, técnicos,
fabricantes, teatros, salas de espectáculos, festivales, congresos y
actuaciones, eventos privados, escuelas de magia, tiendas y editoriales
especializadas.). Con unas finanzas mermadas, incluso aniquiladas, a causa del
confinamiento y unas perspectivas de reactivación por las medidas de separación
social, la supervivencia está en el aire. Aunque tal vez lo que más te inquieta,
como a mí, es que la situación no se puede achacar por completo al coronavirus.
Muy posiblemente sospechas que sus causas se originan mucho más atrás y que,
aunque nos dé una pereza inmensa
reconocerlo, estamos obligados a adecuar
nuestras estrategias y planteamientos artísticos en los próximos años a un
marco que ha cambiado.
Wolfgang Laib Pollen from Hazelnut |
De personas deprimidas por la crisis hemos pasado a ser
personas preocupadas por su resolución. Porque el confinamiento ha supuesto
también un incremento de la oferta cultural en línea– que incluye a la
magia - para poder satisfacer las
demandas en esta situación peculiar. Y es este aspecto el que verdaderamente nos
preocupa. Reconócelo. Ya que, en cierta medida,
esta situación te ha supuesto caer en la cuenta de que todos nosotros estamos sumergidos
hasta el cuello en una sociedad digital, en la que ya nos encontrábamos, pero
tal vez sin darnos cuenta por completo de su significado y alcance.
La irrupción del coronavirus, al
desencadenar el confinamiento, ha
supuesto una aceleración extraordinaria de algo que ya sucedía: el proceso de
digitalización en múltiples esferas de nuestra vida como la información, el
comercio, distintos y variados servicios, las relaciones con la Administración,
el teletrabajo, la educación, el consumo de productos culturales y la
comunicación entre las personas.
Ni tu ni yo acabamos de penetrar en ese mundo. Llevamos
tiempo en él, accediendo a la información, comprando en las tiendas virtuales,
haciendo la declaración de la renta, manteniendo la comunicación con amigos y
familiares, viendo películas y escuchando música. Si tienes hijos habrás
constatado que han proseguido sus cursos durante la cuarentena mediante
procedimientos en línea. Y seguramente tú mismo u otras personas de tu entorno
han continuado trabajando desde casa… Sin embargo, llevábamos tiempo haciendo esas
mismas cosas. Mucho más tiempo del que pensamos. Desde los años 90 he escrito
todos mis libros teletrabajando, las herramientas digitales han sido básicas
para mi labor de investigación y, en mis
clases, hace más de un decenio, empleo los recursos que proporciona la red
para impartirlas.
Libro de Adivinación, cerrado |
Esta constatación es importante para darnos cuenta que no
somos extraños al universo de la digitalización. Tampoco en el ámbito de la
cultura y el espectáculo. En realidad, no procedemos de un mundo en el que las
actuaciones en vivo fueran dominantes. Nuestros antepasados, hace ya muchos
siglos, vivieron el desplazamiento de la trasmisión oral y presencial de la
cultura a la transmisión alfabética del manuscrito y, más tarde, a la
trasmisión tipográfica del libro.
Nuestros tatarabuelos comprobaron cómo las
tecnologías visuales adecuadas por los magos al ámbito del espectáculo – la
linterna mágica, el teatro de sombras, la fantasmagoría y la catóptrica - desencadenaron
un proceso de espectralización de las imágenes, de descorporización.
Estudio de rodaje, Pathé |
La
presencia física y viva acabará erradicada en la fotografía y en el cine a
finales del siglo XIX. El cine, un espectáculo enlatado, fue el más popular en
la primera mitad del siglo XX y, estuvo cerca de desplazar por completo al
teatro. Tuvo que competir con un medio
aún más incorpóreo, con las ondas sonoras de la radio. Y con la televisión.
En el caso de mi
generación, desde los años sesenta nuestros cerebros estaban repletos de
cultura pop y destellos de un mundo audiovisual difundido a través de las ondas.
Y desde los noventa hemos sustituido, casi imperceptiblemente, el influjo de la televisión por el universo
digital cuyo espectro es mucho más variado.
Seguramente me responderás que todo eso es muy cierto, pero
que también lo es que te ganabas la vida con tus actuaciones presenciales. Y
estas se han desvanecido. Además, constatas que el bloqueo, consecuencia de la
pandemia, al acelerar la digitalización, ha favorecido, en primer lugar, a las
grandes plataformas tecnológicas como Google, Amazon, Facebook o Netflix, que hace
ya tiempo, dominaban amplios segmentos del mercado. Con la situación creada por
la pandemia han recibido una imponente aportación de recursos económicos y,
sobre todo, han obtenido acceso a
preciosos datos masivos (big data). Estos datos son la materia prima que
les permitirá desarrollar y controlar,
con ventaja y de manera inmediata, las posibilidades de la inteligencia
artificial. Las perspectivas indican que incrementarán su dominio, a escala
global, en el ámbito de la comunicación digital. Tienes razón y este será, por
consiguiente, uno de los campos de
batalla de los próximos años.
Gerardo Fdstein Ni Tanto ni tan poco |
Pero, al mismo tiempo, has comprobado que han estado pasando
otras muchas cosas que parece que no las habíamos percibido antes, aunque ya
sucedían con anterioridad. El enorme impulso de la digitalización ha
multiplicado las posibilidades de la magia en línea. Clases y conferencias,
ventas de juegos y material, coloquios y reuniones, actuaciones en directo o
diferido emitidas a través de dos docenas de plataformas de emisión de vídeos,
trabajo colaborativo, emisión de actuaciones en directo o formación.
Desde el cuero
cabelludo hasta los dedos de los pies, nos estremece pensar que el salón de
nuestra casa se puede convertir en nuestro teatro, que podemos gestionar la
venta de juegos desde la cocina, los cursos y conferencias desde el dormitorio.
La situación es complicada, pero nos permite echar un pulso a las dificultades.
Sin lugar a dudas habrá un momento en el que las actuaciones
en vivo regresarán. A mí no me cabe la menor duda. La única experiencia similar
a lo que estamos viviendo, fue la epidemia de gripe que se extendió por todo el planeta entre
enero de 1918 y diciembre de 1920, debido a la movilidad global provocada por
la primera guerra mundial. Y cuando acabó se vivió una época dorada del
espectáculo: Los llamados «felices años veinte». Se estima que la gripe del 18
provocó entre 40 y 50 millones de
muertos en todo el mundo debido a la ausencia de tratamientos, vacunas e
infraestructuras sanitarias y a que la censura de guerra ocultó su existencia en
los países contendientes, evitando que se tomaran medidas profilácticas. España fue la excepción. Era un país neutral y
la epidemia saltó a las primeras páginas de los periódicos. Cerraron el
comercio, los colegios, las universidades y se detuvo una parte de la
producción. Aun así se calcula que al menos prodvocó 400.000 fallecidos,
aunque posiblemente fueron muchos más. En parte debido a la incongruencia de que permanecieran abiertos los teatros y se celebraran fiestas,
procesiones y corridas de toros.
Epidemia de gripe, 1918. Hospital |
La gripe debilitó los ejércitos y contribuyó a acelerar el
armisticio. También agravó la crisis económica provocada por la guerra, pues
afectó fundamentalmente, a diferencia del coronavirus, a la población activa.
No se logró remedio, ni vacuna. Inopinadamente un día, los científicos lo
atribuyen a una mutación o una cadena de mutaciones, perdió virulencia y desapareció.
Actuación de Harry Houdini |
Inmediatamente se desató una sorprendente euforia. Fueron años de expansión económica, sobre todo
norteamericana, sustentada en innovaciones técnicas como el teléfono, el
automóvil, los electrodomésticos y, muy
especialmente, las transformaciones en los métodos de producción, con la
adopción de la cadena de montaje y las novedosas formas de comercialización, tal la venta a plazos que suscitó una ola
inusitada de consumismo. Dentro del mundo de la cultura y el espectáculo fueron
los años en los que se popularizaron el jazz, el tango, el charlestón y las
vanguardias artísticas. En esos años el cine desplazaría a la magia teatral y
de gran espectáculo de su papel central en el ocio colectivo que había adquirido
en el siglo XIX. Los modelos europeos implantados por Robert-Houdin y Maskelyne
en sus teatros especializados, por las Grandes Compañías en sus espectáculos
itinerantes y globales y por Georges Méliès y otros magos pioneros en el cine
mágico o de efectos, fueron reemplazados por los métodos de producción
prácticamente industriales de Horacio Golding y los espectáculos enraizados en la
cultura de masas norteamericana de Harry Houdini que sentaron las bases de la
moderna industria de la magia de espectáculo.
La euforia duró apenas una década. El crack bursátil de 1929
desencadenó la Gran Depresión, creando el caldo de cultivo para la propagación de
los totalitarismos y engendrando las circunstancias explosivas que condujeron a
la segunda guerra mundial.
Estreno de la primera pelúcula sonora |
En el ámbito de la magia, del espectáculo y de la cultura
popular, de nuevo las actuaciones en vivo se vieron en aprietos. Se precipitó
el declive del vaudeville y de la magia teatral. Miles de teatros
echaron el cierre. La brutal depresión
económica, como hoy día el coronavirus, aceleró el proceso de cambio. Pero nos
engañaríamos si pensáramos que fue la causa primordial. 1929 es, asimismo, el
año en el que el cine rompe a hablar. Ahí está la clave. Mientras el cine era
mudo, el teatro podía competir con él a pesar de que los costes de producción
eran muchísimo más elevados. Fue la difusión del cine hablado la que asestó el
golpe definitivo al vaudeville y forzó a la magia de escena a adaptarse
a un nuevo cambio social.
En realidad, constatamos que se trata del mismo proceso que
se inició con la invención del cine – y aún mucho antes con la imprenta y el
libro y otras invenciones que prescinden de la presencia en vivo del cuerpo
humano – y llega hasta nuestros días con el impulso otorgado por la crisis del
coronavirus a la digitalización. Un proceso de tecnologización de la difusión
de la cultura, el ocio y el espectáculo que, a través de aparatos cada vez más sofisticados,
se introducen en los hogares y se convierten en componentes esenciales de los
estilos de vida. El libro, la linterna mágica, el cine, la radio, la televisión
la computadora, la cinta magnética, la robotización, la inteligencia artificial…
Podríamos llenar una página entera enumerando algunos de los hitos de este
proceso.
Eres un mago experimentado y conoces bien la naturaleza de
la magia que practicas. Por lo tanto, sabes que volverán las actuaciones en
vivo cuando las circunstancias lo permitan porque en la magia, que es un arte
escénico, forman parte de su ADN original. No obstante, los nuevos canales
abiertos en la red no desaparecerán porque la difusión y comercialización de la
cultura y los espectáculos a través de la red
ha arraigado en la vida cotidiana y satisfacen las expectativas de
muchas personas que de otra manera no tendrían acceso a ellos por motivos
económicos o geográficos.
Intuyes que te diriges, con tu bagaje de mago, hacia un
mundo híbrido, en el que en el mejor de los casos dispondrás de un doble
escenario: el presencial y el virtual. De manera que empiezas a entrever este proceso
como una oportunidad, pues entraña la apertura de cauces que dilatan tus
posibilidades de llegar a diferentes públicos y rentabilizar tu trabajo.
Distanciamiento social en un teatro |
Por ejemplo, debido a la distancia social que regirá la
reapertura, los pequeños teatros de magia tendrán problemas para hacer
rentables las actuaciones en vivo. Pero si adoptan este modelo híbrido y
comercializan las actuaciones, también, a través de la red, pueden alcanzar el
punto crítico de espectadores que las convierte en rentables, aunque en la sala
sólo pueda ocuparse un tercio del aforo.
Desde hace tiempo las tiendas de magia mantienen esta
dualidad. Una parte de sus ventas, a veces substancial, es en línea. También
hay cursos y academias de magia que han acumulado una apreciable experiencia de
funcionamiento en la red. Sin duda talleres y conferencias, la enseñanza de la
magia, puede mantenerse en la red mientras duren las restricciones y proseguir
cuando estas acaben.
Igualmente, las sociedades mágicas podrían recurrir a esta
fórmula si quieren sobrevivir a una época sin reuniones masivas, concursos o
congresos.
Doso Dossi: Los magos |
El procedimiento es perfectamente aplicable a tus propias
actuaciones siempre y cuando las ejecutes con las mismas exigencias que aplicas
a tus actuaciones presenciales. Porque habrás apreciado que no todas las
intervenciones que contemplamos en las redes son igualmente felices y eficaces.
Seguramente has comprendido que es preciso dominar el lenguaje del medio y
asociarlo a la propia magia. Del mismo modo que los magos del siglo anterior sacaron el máximo
partido de la irrupción del cine – como Méliès y un largo etcétera - o la
televisión – como Tamariz y otro largo etcétera...
Si has intentado realizar actuaciones personales en directo
habrás comprobado la importancia crucial de contar con la tecnología adecuada
para resolver la trasmisión, la imagen, el sonido y la iluminación. Además de la magia, la dramaturgia apropiada
y el tratamiento visual. Te preguntas: ¿Qué juegos son los más propicios? ¿Cuál
es la forma de presentación adecuada? ¿De qué manera romper la cuarta pared y
lograr la participación del público? Y,
evidentemente ¿qué plataformas nos pueden ayudar a su difusión y qué
instrumentos están a tu alcance para darte a conocer y atraer, captar y retener
a la audiencia?
Estudio de vídeo |
Tendrás que sumergirte en la pantalla como en una piscina.
Una buena zambullida. Pero con el tiempo podrás sacar la cabeza y regresar a
tus actuaciones en vivo. Ahora te dejo a punto de subir al trampolín. Pisa con
fuerza. Sigue adelante. Tu corazón late.
Una vez más va a empezar la función.