domingo, 19 de febrero de 2017

Amélie: Encantamiento y seducción


Amélie en Grada Mágica
 
Sabía poco de Amélie. Nunca había coincidido. Nada sabía de la dulzura que convierte su magia en un arte de seducción y encantamiento. Fui a verla a Grada Mágica. Sus rutinas son versiones de clásicos, repensados por ella y para ella. Trasmite la sensación de que se emociona al hacerlas. No se sabe si hace aparecer flores o es ella quien florece. De un libro caen mariposas muertas y una de ellas se anima y cobra vida.
 
 
Apariciones de flores
 En la intimidad de Grada Mágica el hálito de la vida se percibe como ligero soplo real en el aire. Su pelo disparado en direcciones opuestas nos revela, como en Einstein, el alma de Clown. Se comunica con el público a través de los objetos. Pero cuando atraviesa la cuarta pared produce de repente la extraña sensación de dejar de modificar objetos, para modificar personas. Extrae a los espectadores del blanco y negro de la sala y les otorga color. Puede compartir con ellos, durante un instante, un arrebato de amor o la culminación de una obra maestra. Busca alcanzar esos momentos de intensidad, de total armonía, los instantes colmados y perfectos.
 
 
Contemplando el mundo a través de los aros chinos
En su caso el juego es seducción. El hilo de la vida o los aros chinos no son metáforas de los deseos. Los manifiestan con un lenguaje directo, no figurado. Pero ella no es tan sencilla ni transparente. En esa extensión del «diván de psicoanalista» que es siempre  la conversación posterior a la función, me confiesa que, tras su aparente dulzura, se esconde una personalidad forjada a golpes. Amélie ha creado un clown femenino, delicado y tentador del escenario, que sería tal como ella querría que la hubieran dejado ser en la vida real.
 
Lautrec captó el instante ensimismado.
del artista. en la frontera entre la realidad y el escenario
 

El reverso del ventrílocuo tímido que abandona su escrúpulos y escupe ácido por la boca de su muñeco. Amélie siente que no la dejaban vivir la vida como una continua sorpresa y percibir su embrujo. Se sube al escenario para experimentar otras alternativas posibles. Allí transforma el mago retador en hada que enamora. Encaramada en el tablado antiguo de la magia, puede reencantar a los desencantadores y vencer sus resistencias a dejarse hechizar.
 
Sábado, 18 de Febrero en  Grada Mágica

Dirección: Emilio Ortuño, 20, 28038 Madrid

 
 
 
 
 
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