Seguramente fue la primera
prestidigitadora española que tuvo espectáculo propio. Elisa Herrero incorporó
el apellido de su marido en los carteles: Limiñana. Del prestidigitador
Limiñana hablaba el otro día. El paralelismo con los Hermann prosiguió más allá
de la muerte. La muerte prematura de Alexander Hermann – 1896 - situó a su
viuda Adelaida Hermann al frente de una gran compañía de magia. La muerte de
Limiñana convirtió a Elisa Herrero en una prestidigitadora independiente tres
décadas antes, desde 1868, compitiendo con la más célebre prestidigitadora
francesa Benita Anguinet. Heredó el espectáculo de su marido, pero le imprimió
un sello propio. Basta comparar los programas. En 1860 Limiñana presentaba un
programa bastante atractivo: La llave del castillo; La boca de bronce; Una
aventura de Guillermo Tell; De un pañuelo seis;
Las cartas obedientes y El reloj incomprensible. Ocho años después,
Elisa Herrero dividió su espectáculo en tres partes igualmente interesantes: El
canastillo fantástico. El pájaro y la carta, que era un sketch de magia cómica y El Tambor Obediente, que
colgado del cielo del Teatro tocará solo todo cuanto se le mande. Y poco
después incorporó proyecciones de cuadros disolventes.
Cuando actuó en el teatro de la plaza del
Teucro de Pontevedra ni la originalidad, ni la perfecta ejecución de las
suertes, ni el éxito de público obtenido convencieron al crítico de La Revista
que dio un ejemplo perfecto de cómo los prejuicios nublan la vista. "Si
bien a la mujer – escribía el 23 de Marzo de 1868 -le es dado alcanzar por sus
facultades intelectuales lo que alcanza el hombre, parece que por efecto de la
timidez propia de su sexo debiera limitarse un tanto el genio" (Ver
Ruibal, Tomás: «La vida escénica en Pontevedra en la segunda mitad del XIX»
Tesis Doctoral. Departamento de Literatura Española y Teoría Literaria,
Facultad de Filología, UNED, 1997).
Por aquellos años Dolors Aleu, la primera
mujer médico española, redacta su tesis doctoral con el tema: «De la necesidad
de encaminar por nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer». En ella
se puede leer una descripción precisa de la situación de la mujer en España en
aquella época: « Obreras que trabajan hasta la extenuación en talleres insanos,
acosadas por los hombres que, “desde el dueño al último mayordomo, se creen con
derecho a empañar la honra de las infelices trabajadoras”. Campesinas que
trabajan como sus maridos y luego deben ocuparse de los hijos que han parido y
de las tareas del hogar. Las ricas “que se crían endebles”, con conocimientos
de “adorno”, sometidas al “afán de lujo” por aburrimiento intelectual, cautivas
de los corsés que deforman sus cuerpos y ponen en peligro sus vidas (“como si
lo delgado fuera equivalente de lo hermoso”). “Nunca consentiría la mujer ser
degradada si fuera más instruida”, escribe vehemente. Y añade: « “Hemos sumido
sus músculos en la inacción; hemos apagado el fuego de su inteligencia; hemos
extremado su sensibilidad física; hemos fanatizado sus sentimientos; la hemos
segregado del comercio social; la hemos despojado de todo derecho político; la
hemos encerrado en el hogar; la hemos desposeído de aptitudes para el trabajo y
la hemos incapacitado para ganarse el sustento, inutilizándola para vivir sin
tutela...». (Carina Farreras, Dolors Aleu, , La primera médica español, La
Vanguardia, 02/04/2018).
Afortunadamente Elisa Herrero logró salir
adelante tras la muerte de su esposo. Limiñana, fue considerado un innovador que introduce
en España la nueva escuela de magia moderna que origina Robert-Houdin. Ese es
el tipo de magia que hereda Elisa Herrero, a la que incorpora su propio estilo.
Fundamentalmente un peculiar sentido del
humor de raíz andaluza. Son varios los gacetilleros que insisten en sus
chispeantes ocurrencias y, sin detrimento de la limpieza y maestría con que
ejecuta los juegos, consideran que uno de sus grandes recursos de los que se
vale es estar dotada de una gracia sin igual. Elisa tenía un duende especial
que tampoco le vale para librarse de la apostilla de que para conseguir engañar
«tiene en su favor además de su diabólica habilidad, el no flojo privilegio de
ser mujer».
Difícil, muy difícil no tropezar a cada
paso con comentarios de este tipo.
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ResponderEliminarHemos sumido sus músculos en la inacción; hemos apagado el fuego de su inteligencia; hemos extremado su sensibilidad física; hemos fanatizado sus sentimientos; la hemos segregado del comercio social; la hemos despojado de todo derecho político; la hemos encerrado en el hogar; la hemos desposeído de aptitudes para el trabajo y la hemos incapacitado para ganarse el sustento, inutilizándola para vivir sin tutela...» at viagra
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