domingo, 28 de octubre de 2012

Don Juan de Espina y los autómatas

 Para Rafael Benatar, músico y mago.

Autómata
Siglo XVII
 Todo ha sido sombra. Así justifica don Juan de Espina el juego de magia que acaba de ejecutar. Ha hecho aparecer un león ante el rey Felipe IV y en el preciso instante en que  el favorito Olivares desenvaina la espada para defender al rey, le detiene y tranquiliza repitiendo la frase: Todo ha sido sombra.

La escena pertenece a una de las comedias llamadas de magia (1). Pero pudo ocurrir realmente. Pudo suceder un domingo por la noche, en Madrid, el último día de febrero de 1627. Ese día don Juan de Espina dio una fiesta en su casa para celebrar la curación de Felipe IV de una grave enfermedad que a punto estuvo de costarle la vida (2). El rey estaba ansioso de placeres y diversiones. Se celebró un gran banquete. Hubo música y baile. Y, al final, sorprendentes tramoyas (3) y embelecos (4) como correspondía a tan singular personaje versado en el estudio de las ciencias, las diversiones matemáticas y en la magia natural. Es decir en el ilusionismo. Todos los presentes aguardaban con expectación el momento en el que don Juan de Espina realizaría una gran tropelía (5). Así era como se llamaban los singulares prodigios que ejecutaban  los magos naturales. La magia natural era la magia que empezaba a despegarse de las sospechas de  intervenciones sobrenaturales o demoníacas. La magia que se ejercía mediante procedimientos conformes a la naturaleza, sin otros artificios que el ingenio y el arte. 

Don Juan se jugaba mucho en el envite. En su juventud había destacado en el ejercicio de las armas, pero sobre todo en lo que llamaba Quevedo las verdades de la teórica (6). Es decir en el ejercicio de las ciencias. Con una concepción positiva y experimental. Lo deducimos del un espléndido retrato que Quevedo trazó del personaje en el que afirma que no admitía” apariencias ni sofisterías en cosas sujetas á la demostración” (6). 

El rey gustaba de su trato porque admiraba sus  conocimientos y por que sus invenciones le proporcionaban grandes placeres. Hacía años resolvió procurarle una sinecura  para que pudiera dedicarse por entero al estudio y a la ejecución de sus proyectos. Por entonces había profesado como sacerdote. En virtud de una prebenda real el arzobispado de Sevilla le proveyó de cinco mil ducados anuales. Una suma muy considerable.

Zampoña
De esta manera don Juan puso la atención – según testifica Quevedo -   en los primores de la música, en la perfección de los instrumentos, en disponer lo sumo del arte (6).  Era un excelente instrumentista.  Quevedo equipara su manera de tocar la lira con la de Orfeo. Y también era un aventajado  teórico pues logró mejorar el aprendizaje, las formas de ejecución y la construcción de los mismos instrumentos.

Destacaba en otros muchos ámbitos del saber. En este punto Quevedo se muestra categórico: "Hizo tan delgada inquisición de las artes y las ciencias – escribe - que averiguó aquel punto donde no puede arribar el seso humano (6)".  Para llevar a buen término sus indagaciones  don Juan de Espina se rodeó de toda clase de objetos extraordinarios, curiosidades y hallazgos para estudio de los artífices, no para adorno de sus aposentos (6). Y Quevedo concluye: Fue su casa abreviatura de las maravillas de Europa.

La fiesta se celebraba en aquella casa repleta de tesoros que muchos de los asistentes tenían ocasión de contemplar por primera vez. Don Juan de Espina no abría sus puertas a cualquiera. Tan sólo a aquellos que estuvieran en disposición de apreciar, por conocimiento y sensibilidad, su gabinete de curiosidades, su cámara de maravillas. 
Dos años antes Alonso Castillo Solórzano había publicado un largo romance expresando su deseo de ver la casa (7).

Otros poetas la celebraron, como Anastasio Pantaleón de Ribera que le dedicó un soneto en la que la tilda de culto edificio (8). Vélez de Guevara la imaginó cuando su Diablo Cojuelo (9) levanta los tejados de Madrid para contemplar la intimidad y entrañas de la ciudad. Pero también la envidia fue tejiendo sus redes. En algunas cabezas germinó una idea peligrosa. ¿Y si se tratara de un brujo?


Gabinete de Maravillas

Por eso don Juan de Espina se jugaba mucho aquella noche. El rey, tan amante de saraos y diversiones, debía quedar satisfecho de la fiesta. Mientras contara con el apoyo real estaba a salvo de cualquier asechanza.

A un familiar del Santo Oficio le había dado por escribir una novela sobre casos prodigiosos que situaba en la casa. Aunque uno de los más prodigiosos de los casos era la propia novela. Muy bien escrita, brillante en su lenguaje, pero Pina, el autor, cometía  la extravagancia de prescindir de verbos y substantivos cuando le venía en gana. De manera que Casos prodigiosos y cueva encantada (10),  que así se titulaba la novela, se convertía en ocasiones en un texto hermético.  

Aunque aún no se había publicado, había conseguido leerla. Pina  era gran amigo de Lope de Vega. No le cabía duda de que se trataba de una obra sorprendente por su originalidad a pesar de seguir el esquema de las comedias de capa y espada que practicaba su amigo Lope con acierto. La protagonista, Blanca, era una mujer travestida de hombre. Pero contenía un parte fantástica, que recreaba ciertos ensueños cargados de simbolismo que sucedían en su propia casa. Empezaba por describir sus jardines: Halleme… en una casa en medio de Prados amenos y deleitosos jardines de flores y maravillas (10).



Mueble con mecanismos
que le permiten moverse
Luego se adentraba en la casa y destacaba su vinculación a la ciencia: Tenía zaguán, patio, salas, cuadras, cámaras, retretes  [y todas las estancias]  construidas según el arte de la matemática (10).  La describía como un gabinete de curiosidades, abierto al público, pero sólo en la noche.

Iniciaba la visita por una sala repleta de  vidrios y barros (objetos de cerámica), entre los que destacaban el cristal veneciano y las vajillas de China.  A partir de ahí describía algunas de sus tropelías más efectivas, toda una rutina de efectos mágicos que combinaban lo que hoy llamaríamos la prestidigitación, con el uso de autómatas, las grandes ilusiones y tramoyas, con el mentalismo.

Lo primero que le llamaba la atención era que por donde pasaban las velas se encendían solas. Más de doscientas bugías de cera blanca y bruñida plata… como el encendimiento era imposible, pasé a saber [ni siquiera a pensar, sospechar o creer] que lo hacia  por encantamiento (10).

Inmediatamente se topaba con una gruesa nave  con sus velas, jarcias, cables y pertrechos en un mar de mercurio que por si sólo se movía. Donde no se hundía el hierro por pesado que fuera (10). Y la nave, al situarse en mitad de la sala, disparaba unos cuantos cañonazos, lo que provocaba grandes humaredas y un picante olor a pólvora. Después la nave salía  por la puerta frontera sin haberla navegado mano humana (10).

Al llegar a la cuadra le maravilló una cama riquísima que inmediatamente voló sin dejar rastro (10).

La visita continuaba con otros muchos prodigios. Una parada en el infierno, otra en la casa de las desdichas, una tempestad, la aparición de serpientes encantadas, hasta  llegar a una sala cuya puerta estaba cerrada a cal y canto.

 A pesar de ello don Juan de Espina la traspasa, sin abrirla. La puerta desaparece y se encuentra en una sala sin puertas ni ventanas, pareciéndole que queda emparedado. Se ríe y dice No tema que mayores tropelías hice (10).

Gruta de Orfeo
con autómatas musicales
Sin duda el conjunto constituye la actuación de un singular ilusionista que culmina con dos efectos más. El primero una predicción que resuelve la trama amorosa de la novela. Don Juan de Espina hace aparecer un retrato de Blanca y predice que con ella se casará el protagonista.

El efecto final es de gran aparato. Un espectáculo impresionante.  Llega a una nueva sala donde encuentran  cien instrumentos de música que tocan por sí solos.
Se oyen melodías misteriosas y  en las galerías altas pasean  galanes y damas con sus criados. O más bien sus fantasmales figuras,  provocadas mediante espejos mágicos en aplicación de las leyes catrópticas desarrolladas en aquel siglo.

Del único efecto que no estaba seguro don Juan de Espina, era del efecto que provocaría la publicación de aquella novela. ¿La gente comprendería que todos aquellos prodigios eran consecuencia de la magia natural, como en el teatro? ¿O estimularía  la imaginación de sus enemigos con nuevos cargos de nigromancia y hechicería?

Fragmento de
Brueguel de Velours
La fiesta estaba resultando un auténtico triunfo para don Juan de Espina. Se sirvieron más de trescientos platos diferentes, acompañados de exquisitos vinos.  Había comenzado a las siete de la tarde del día anterior. Ya eran las cinco de la mañana y la sobremesa proseguía. ¡Había tanto que ver! Los invitados, a cuya cabeza se hallaba el rey, disfrutaban  de las espléndidas colecciones. ¿En qué consistían? Soberbia era la de instrumentos de música. Exquisita la de pintura. Sobre estos extremos no cabe duda. El pintor Vicente Carducho visitó la casa un año después, el 10 de abril de 1628 y encontró modelos originales, pinturas, dibujos, iluminaciones, estampas y todas originales y de diferentes materias de maestros artífices (11). También le impresionaron algunas máquinas extrañas, cuyo funcionamiento no acertaba a comprender.  Al ojear la biblioteca tuvo ocasión de contemplar dos manuscritos, compuestos con anotaciones, dibujos y apuntes de Leonardo da Vinci, que le maravillaron. Allí vi. dos libros dibujados y manuscritos de mano del gran Leonardo de Vinchi de particular curiosidad y doctrina, que a quererlos feriar, no los dejaría por ninguna cosa el príncipe de Gales, cuando estuvo en esta corte; más siempre los estimó dignos de estar en su poder (11).

Carducho estuvo en la mansión de Espina sólo unas horas. Hubiera necesitado varios días para poder examinar los diversas y muy curiosas maravillas que se hallaban en ella. En ocasiones se trataba de objetos preciosos, Otra veces eran objetos insólitos, consecuencia de la caprichosa e insaciable curiosidad que don Juan de Espina compartía con su época. Había monedas antiguas, animales disecados, gigantescos huesos atribuidos a seres fabulosos o legendarios, restos arqueológicos romanos, estatuillas de dioses precolombinos que venían de América, caprichosas formas esculpidas por la naturaleza. Una parte importante la constituían instrumentos científicos. Binóculos, telescopios, brújulas, utensilios topográficos, geográficos y astronómicos. Entre ellos se encontraba una singular balanza de precisión inventada, patentada y vendida algunos años antes por el gran inventor Jerónimo de Ayanz, precursor entre otras tantas cosas del buzo autónomo y varios artificios más de vapor (12) Se decía de ella que era capaz de pesar la pata de una mosca.

Otro artilugio particular era una silla giratoria, que incorporaba los aparatos necesarios para observar la bóveda celeste. El día del banquete al rey, fue de los más comentados. Su fama saltó a la literatura y le valió a don Juan de Espina, en el diablo Cojuelo, la equiparación con Galileo, ni más ni menos. No se trataba de una buena compañía a los ojos de los inquisidores.

Autómata de Juanelo Turriano
El gusto por las artes de la ilusión estimuló un peculiar apartado en su colección. Se trataba de una serie de artilugios que provocaban admiración por su funcionamiento y efectos inexplicables. Muñecos articulados y autómatas de los que se decía que ejecutaban como criados muchas de las labores domésticas. También  objetos que se movían por si mismos, como el barco artillado y la cama de madera que menciona el novelista Pina. Instrumentos musicales que suenan sin que nadie les taña, según procedimientos hidráulicos (13).

Precisamente don Juan de Espina pretendía acabar la fiesta con uno de estos efectos estelares,  la aparición por sorpresa de un fiero león en medio del convite. Estaba dispuesta la mutación del decorado que debía representar un lugar agreste y el animal autómata, para el que se había empleado el cuerpo de un enorme perro disecado. El rey bailaba en el centro de la sala. Cayó un forillo que representaba un fondo de montañas cubiertas por brumas plateadas Alrededor del rey se alzaron árboles y rocas, salpicadas por una vegetación exuberante. El rey se detuvo. Estaba sólo en medio de aquel bosque. De repente saltó de entre la maleza una bestia sobrecogedora.

Pero algo falló.  No funcionaron los mecanismos que hacían de el un autómata, capaz de moverse por si mismo, amenazar con sus garras e, incluso, rugir. El pavoroso animal cayó al suelo, dando tumbos, y fue a detenerse a los pies del rey convertido en un inmundo perro muerto.
Paisaje con autómatas
hidráulicos

La fiesta se convirtió en un horrible fiasco. Para don Juan de Espina supuso  la pérdida del favor real. A partir de ese momento se volvió vulnerable a las imaginaciones de unos y a las torcidas interpretaciones de otros. Pronto las habladurías se convirtieron en acusaciones. Tres años después, en 1630,  el Santo Oficio le procesaría por brujería en Toledo.

Se refugió en Sevilla e intentó recuperar el favor real, dirigiendo un memorial al rey, como un arbitrista. Para el la música era matemática sutil. Sabiéndose la música con perfección, se puede saber la perfección de la simetría de todas las cosas, que es ciencia importantísima en que hasta hoy los hombres no saben cosa cierta y todo es opinión. (14). Por eso desdeña el aprendizaje repetitivo y mecánico de la música y propone una serie de reformas  en la enseñanza, como alteraciones en la teoría, en la ejecución y la construcción de los instrumentos, especialmente la vihuela, cuyos trastes modificó. (15).

Al parecer el Memorial cumplió su propósito. Las reflexiones musicales aplacaron el disgusto del rey. Le recordaron que don Juan de Espina era ante todo un hombre de ciencia y que privarse de sus conocimientos era un castigo para el propio monarca.

Don Juan de Espina regresó a Madrid donde pudo seguir dedicando su tiempo a sus investigaciones y destrezas. Tal vez con mayor secreto que antes. Tras su muerte, el seis de enero de 1643, el jesuita Sebastián González escribe una carta al también jesuita Rafael Pereyra, residente en Sevilla, en el que describe su soledad y aislamiento. No tenía nadie que le sirviese: dábale la comida por un torno (16). Había prescindido de los criados y se corrió la especie de que utilizaba autómatas para su servicio.

Sin embargo mantuvo hasta el último momento su humor peregrino, libre y falto de convenciones y su sentido del espectáculo, conforme a los gustos barrocos. Cuando se sitió morir, dio aviso a la parroquia de San Martin para que, al tiempo que le llevasen la extremaunción, recogiesen su testamento. Pocas horas después murió. Al abrir el documento encontraron una disposición para que le enterraran en el cementerio de la parroquia, en la que estipulaba exactamente que la sepultura debía tener de ancho cinco varas, y se les debía pagar 400 reales á los sepultureros por el trabajo. Pero si tuviese cuatro  dedos menos no se les habría de pagar más de cien reales.

Dibujo de Leonardo
que perteneció a Don Juan de Espina
Legaba lo mejor de sus maravillosas colecciones al rey. En especial los instrumentos de música, la silla giratoria desde la que contemplaba las estrellas, la Villa Angélica de Sevilla, objetos, máquinas, cuadros, libros y dibujos. Entre ellos  los manuscritos de Leonardo, conocidos como los Códices de Madrid,  que muchos años después reaparecieron en la Biblioteca Nacional de España. También le legaba la venda y el cuchillo con que degollaron a don Rodrigo Calderón.  Acompañado de una enigmática recomendación. Prevenía al rey que debía tomarlo por la parte que le indicaba, pues si lo hacia por la opuesta la ruina amenazaría a una gran cabeza de España.

De esta manera el mismo inició  su propia  leyenda que plasmaría José de Cañizares en dos comedias de gran aparato, tramoya y diversión.

Notas
(1).  José de Cañizares: Comedia famosa D. Juan de Espina en su patria  primera parte  / de un ingenio de esta corte: Hallaràse esta comedia y otras de diferentes títulos, en Madrid : en casa de Antonio Sanz ..., 1745 
 José de Cañizares:  Comedia famosa, D. Juan de Espina en Milán,  : segunda parte / de un ingenio de esta corte, Hallaràse ... en Madrid : en casa de Antonio Sanz, 1745  
Sobre don Juan de Espina ver: Emilio Cotarelo y Mori: Don Juan de Espina. Noticias de este célebre y enigmático personaje, Madrid, 1908; Julio caro Baroja: Vidas Mágicas e Inquisición, Madrid, Taurus, 1967
(2). Relacion de la fiesta que hizo don Juan de Espina, Domingo en la noche, vltimo dia de Febrero, Año 1627.
(3) Tramoya: Máquina para figurar en el teatro transformaciones o casos prodigiosos o Enredo dispuesto con ingenio, disimulo y maña.
(4) Embelecos: Manipulaciones engañosas para los sentidos.
(5). Tropelías físicas en la oculta virtud de la naturaleza, las denomina Cañizares en  la introducción a Don Juan de Espina en su patria.
(6). Francisco de Quevedo, "D. Juan de Espina" (c. 1643) en  Grandes anales de quince días, 1621, ed. de A. Fernández Guerra, Madrid, Atlas, 1946, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo I, págs. 219 y 220. 
(7) Castillo Solórzano, Alonso de: A don Juan de Espina, deseando ver su casa en  Donayres del Parnaso : segunda parte, donayre 51.  En Madrid : por Diego Flamenco : a costa de Lucas Ramirez ..., 1625.
(8) Ribera, Anastasio Pantaleón de: Obras de Anastasio Pantaleón de Ribera : dedicadas a D. Gregorio de Tapia i Salcedo : Diego Díaz de la Carrera, Madrid. 1648. 
(9) Luis Vélez de Guevara:  El diablo cojuelo, novela de la otra vida / Zaragoça : Diego Dormar, 1671.
(10)  Juan de Pina: Casos prodigiosos y cueva encantada (Madrid, 1628), que tuvo una Segunda parte de los casos prodigiosos (Madrid, 1629), págs. 256, 269. Hay una edición moderna de  esta novela  al cuidado de Cotarelo (Madrid, 1907).
(11) Vicente Carducho: Diálogos de la pintura : su defensa, origen, esse[n]cia, definicion, modos y diferencias ; sigue[n]se a los Diálogos, Informaciones y pareceres en fabor del Arte escritas por varones insignes en todas letras, En Madrid : impresso ... por Fr[ancis]co Martinez, 1633(1634).  Hay edición moderna, con prólogo y notas de Francisco Calvo Serraller, Madrid : Turner D.L., 1979 
(12) Nicolás  García Tapia: Los códices de Leonardo en España.
Ver también Nicolás García Tapia: Un inventor navarro, Jerónimo de Ayanz y Beaumont : (1553-1613) /    [Pamplona] : Departamento de Educación y Cultura, [2001] 
(13) Sobre las colecciones: ver Francisco Javier Sánchez Cantón, Los manuscriros de Leonardo que poseía Don Juan de Espina, en Archivo Español del Arte (1940;  María Luisa Catarla: Documentos en torno a don Juan de Espina, raro coleccionista madrileño. A. E., t. XXV. 1963-67. 1. y A. E., t. XXVI. 1968-69. 5. Teresa Mezquita: Manuscritos de Leonardo Da Vinci en la Biblioteca Nacional, Madrid, Dirección General del Libro y Bibliorecas, 1989; L. RETI, Estudio introductorio a Leonardo da Vinci", en Códices Madrid., vols. 1 y U, Barcelona, Planeta, 1998
(14) Juan de Espina:   Memorial que Don Juan de Espina envió a Felipe IV [Manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid]  Es copia de Barbieri que en nota escribe:  Este memorial parece escrito en Sevilla el año de 1632. El original se conserva en la Biblioteca Nacional de Lisboa, sección de Mss. con la signatura H.6.38, en un tomo en folio pergamino, que contiene varios manuscritos musicales.
(15) J. Picus: El Memorial de D. Juan de Espina, en Anuario musical, XLI (1986), págs. 191-228;  M. A. Jiménez:  A propósito  de un Memorial a Felipe IV, en Música (Real Conservarorio Superior de Música), 4 (1999).
(16) Memorial histórico español : colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, Imprenta de la Real Academia de la Historia. 1851-1963, Tomo XVI. págs. 489-494.
(17) Sobre Cañizares, ver Payá Alberola, José   Vida y obra de José Cañizares: Patronato Histórico Artístico Cultural d'Elig,  Elche,  1998 
 

 

domingo, 21 de octubre de 2012

William Kentridge y Méliés: Un planteamiento mágico del arte

Méliés
 Para el gran artista sudafricano William Kentridge, optar por lo mágico significa optar porque todo lo que es posible. La magia no es un conjunto de trucos. Es consecuencia de una forma de pensar que viene de muy lejos, cuyo fundamento es el deseo, más poderoso que las limitaciones de la realidad. Kentridge mantiene una relación con la magia directa, a través de los lazos que le unen a Georges Méliès.y a sus formas de proceder con la cámara
Como Méliès, se vale del dibujo y de las sombras chinescas, del teatro, de la poesía, de las marionetas, del cine y de los efectos de magia. En su caso, además, pretende hacer conscientes a los espectadores del proceso de construcción de las imágenes. Se plantea el funcionamiento de los mecanismos de la visión y las formas de adquisición de la experiencia del mundo que nos rodea. Es decir cómo elaboramos nuestra manera de ver.

Formado en el mundo de la magia por David Devand, Méliés compra el Teatro Robert-Houdin a la nuera de su fundador, en 1888. Se mantendrá al frente del mítico teatro durante 35 años. Descubrirá posibilidades inéditas en lo que entonces se llamaba cinematógrafo, destinado por los hermanos Lumière y Thomas Edison a registrar la realidad cotidiana. Por una parte volcará su experiencia como mago y creador de grandes ilusiones fantásticas para introducir la ficción en el nuevo invento, logrando transformarlo en espectáculo. Por otra, manejará la cámara de una manera innovadora alterando y modificando las imágenes en movimiento en lugar de limitarse a reproducir. En este sentido modificará las técnicas de montaje y edición de las películas e ideará efectos especiales que forzarán la capacidad del cine para visualizar universos más allá de la realidad inmediata.
Kentridge en su estudio

En sus obras dedicadas a Méliès, Kentridge se identifica con la libertad creadora del maestro. Los trucos y efectos permiten ir más allá de lo que está delante de las narices. No hay engaño, pues no oculta que se trata de una construcción de la realidad, no de una reconstrucción. Lo que nos ofrece es la fruición, el placer, de hacer visible transformaciones, cambios, metamorfosis, un mundo diferente al que vemos habitualmente.

El tiempo, nuestra percepción del tiempo, es tal vez el verdadero protagonista de estos 7 fragmentos de Georges Méliës. Son pedazos de películas, unidos entre sí sin hilo narrativo, en los que se levanta la piel del tiempo. La narración más bien se deshace como el tiempo común que algún día marcaron campanarios y alminares cuando las concepciones de Einstein revelaron que aquel tiempo único encubría una multiplicidad de tiempos distintos. Las imágenes se invierten, transcurren en un espacio y un tiempo inciertos, son una ilusión.


martes, 16 de octubre de 2012

Gracián, la fuente de los engaños y los bebedores de agua



Los bebedores de agua
Florent Marchand
Bebedor de agua

Adivino de verdades, tahúr del discurrir, de este modo se define Gracián por su manera de pensar. A menudo recurre al universo de la prestidigitación para trazar las imágenes que precisan su pensamiento. El horizonte del barroco, para los que viven en él, está dominado por el engaño o, por usar la rica terminología de Gracián, por las invenciones, ardides, entratagemas, asechanzas, trazas, ficciones, embustes, enredos, embelecos, dolos, marañas, ilusiones, trampas, fraudes, falacias y todo género de italiano proceder.

En la Crisis VIIª del El Criticón (1), nos toma de la mano y nos lleva hasta La Fuente de los Engaños. Este episodio maravilloso constituye la, clave de su pensamiento. Todos cuantos bañan los ojos en la fuente ven deformada su visión en color o perspectiva. Al final del capítulo Andrenio - el hombre natural y sin malicia- y Critilo - el hombre experimentado y crítico - asisten a una sesión de magia. Después de haber pasado las calles de la Hipocresía, de la Ostentación y Artificio, llegaron ya a la Plaza Mayor, que era la de Palacio, porque estuviese en su centro… Aquí vivía, o aquí yacía, aquel tan grande como escondido monarca, que muy entretenido asistía estos días a unas fiestas dedicadas a engañar el pueblo no dejándole lugar para discurrir en cosas mayores. Estaba el Príncipe viéndolas bajo celosía, ceremonia inviolable, y más este día que hubo unos juegos de manos, obra de gran sutileza, muy de su gusto y genio, toda tropelía.

Seguidamente describe la actuación de un mago. ¿Está inspirada en una actuación real? ¿Es una creación literaria? El espectáculo tiene lugar en la plaza convertida en corral, en su doble acepción de lugar destinado a las comedias y a las bestias. Estaba la plaza hecha un gran corral del vulgo, enjambre de moscas en el zumbir y en el asentarse en la basura de las costumbres, engordando con lo podrido y hediondo de las morales llagas. A tan mecánico [con el sentido de vulgar, bajo indecoroso] aplauso, subió en puesto superior (más descarado que autorizado, cuales suelen ser todos los que sobresalen en las plazas) un elocuentísimo embustero, que después de una bien paloteada arenga, comenzó a hacer notables prestigios [como se denominaban a las engañosas apariencias], maravillosas sutilezas, teniendo toda aquella innumerable vulgaridad abobada.

¿En que consistía su repertorio? Entre otras burlas bien notables, les hacía abrir las bocas y aseguraba les metía en ellas cosas muy dulces y confitadas, y ellos se lo tragaban; pero luego les hacía echar cosas asquerosísimas, inmundicias horribles, con gran desaire de ellos y risa de todos los circunstantes. El mismo charlatán daba a entender que comía algodón muy blanco y fino, mas luego, abriendo la boca, lanzaba por ella espeso humo, fuego y más fuego, que aterraba. Tragaba otras veces papel, y luego iba sacando muchas cintas de seda, listones de resplandor [Se trataba de cintas doradas o plateadas que se utilizaban entre otras cosas para recoger el pelo] y todo era embeleco, como se usa. [Entendido embeleco como juego de enredo o engaño].

Baltasar Gracián
¿Qué clase de efecto es este? Consiste en ingerir una materia y devolverla transformada en otra o en una multiplicidad de componentes distintos.  Se trata de un juego muy antiguo que describe Ateneo de Naúcratis (hacia 200 d.C.) en su Banquete de los sabios al referirse a los danzarines y juglares famosos en los teatros de Grecia. Tras citar a diversos ilusionistas que turbaban con sus trucos el juicio de los hombres, menciona a un tal Diopites de Lócride que actuó en Tebas. Bebía agua y devolvia alternativamente vino y leche. Aseguraba que aquello le subía del estómago (2). Diopites empleaba al efecto una vejigas ocultas que rellenaba de ambos líquidos.

En tiempos de Gracián (1601-1658) existen noticias de un efecto de magia similar que dio origen a un género específico de prestidigitadores que recibían el nombre de Los bebedores de agua. En España existen testimonios de que Juan Roge de Lille, al que hoy llamaríamos ilusionista y entonces denominaban tramoya o tropelista, ejecutaba esta clase de suerte. En los carteles que anunciaban su espectáculo aseguraba que era capaz de ingerir dos arrobas de agua y, a continuación, expeler de su cuerpo vinos tintos y blancos, vino de Italia, vino Moscatel, sidra, cerveza de Flandes, aguardiente y vinagre de vino de Jerez; además, añadía que extraería de su cuerpo todos los productos de la huerta necesarios para hacer una sabrosa y completa ensalada.

El cartel decía así:

Señores míos:

Aquí ha llegado a esta ciudad el maravilloso Bebedor de agua, que ha hecho maravillar a su Majestad Cesárea y otros Potentados, de los que por tan raras virtudes ha obtenido amplísimos privilegios, porque bebe dos arrobas de agua, y la hace salir de su cuerpo en diferentes vinos, tintos .y blancos, y vino de Italia, vino grave, vino moscatel, vino de Borgoña, vino de Orlien, vino de Forontinaga, vino de manzanas, llamado sidra, y cerveza ,de Flandes, olio de aguardiente y vinagre de todas suertes de quinta ciencia ,de espíritu, que se saca con alambique, tan gallardo y con tanta fuerza que se verán quemar, y de aguas de olores, de rosa, de limón y de flores de naranjas, de jazmines y de todas suertes de flores.


Hará ver también salir de su boca una fuente de agua odorífera de todas suertes de flores y colores, en tanta cantidad, que cada uno puede tomar por 'curiosidad, y guardarla, y también hará salir de su boca de todas suertes de confites, y de toda suerte de ensalada fresca, como si entonces la hubiera cogido en el huerto y la hecha alta una pica, por lo que le llaman la octav maravilla de el mundo, dejando muchísimos otros secretos que tiene y posee y no se meten aquí, y los verán todos lo que gustaren, por lo que les convidamos a ver esta curiosidad, asegurándoles que quedaran gustosos y maravillados.

Aloja en ...
[espacio en blanco para poner el nombre de la posada]. Impreso en Granada. En la Imprenta Real. Por Baltasar de Bolívar. En la calle de Abenamar. Año de 1655 (3).


Bebedor de agua
En noviembre de 1655 el Fiscal del Santo Oficio lee el cartel, a la puerta de una posada de Toledo. Pregunta a quién pertenece. Le responden que se trata de un extranjero. Inmediatamente le denuncia a la Inquisición, porque “usa de muchas supersticiones en virtud de pacto que tiene con el demonio”; En su escrito señala que tras beber gran cantidad de agua, una vez en el estómago, “echa por la boca muchos géneros de vinos, aguas y ensaladas, lo cual es contra el orden natural, no pudiendo ser menos – insiste - que con pacto que tenga con el demonio”,


Juan Roge es detenido y conducido tres días después ante el Tribunal. Por entonces tiene treinta dos años y no era la primera vez que se enfrenta a una situación de este tipo. Los inquisidores le preguntan si conoce el motivo de su arresto. Contesta que supone que es a causa de los juegos de manos que anuncia en los carteles que mandó imprimir para fijarlos en los lugares donde actúa, A continuación asegura que sus prodigios son consecuencia de procedimientos naturales, sin intervención sobrenatural y menos aún diabólica. Los inquisidores le piden que sea más explícito. Roge contesta que no es fácil explicar lo que hace porque su arte se compone de una combinación de “diferentes secretos", es decir de diferentes técnicas y tropelías que era como se llamaban entonces los trucos. Tiene miedo de que al revelarlos ante el tribunal, alguien pueda vulnerar el secreto procesal y aprovecharse de ellos para suplantarle y privarle de su forma de vida. Aún así está dispuesto a ofrecer una explicación que disipe las duda de los jueces. Empieza diciendo que el bebe mucha agua que combina con bases diferentes, como las tinturas extraídas del árbol de Brasil o el palo de Campeche.  De esta manera se producen los diferentes colores que expulsa el cuerpo, creando los distintos vinos y licores que pide el juego. De este mismo modo opera para el olor, empleando substancias como el agua de rosas. “ El aguardiente y las aguas de olores las toma en seco, fingiendo que todo es agua clara”. Al igual que la ensalada que “trae dispuesta y la toma como que es agua, con agua la traga y después la echa”. En cuanto a los confites, los toma junto al agua y los conserva en la boca y después con el agua lo echa mas recio, con la destreza y costumbre que tiene para obrar dichas cosas".

Para terminar, propone hacer una demostración ante el Tribunal, aunque solicita que le otorguen algún tipo de ayuda pecuniaria para hacerlo, porque el espectáculo es costoso y en el interviene además de su mujer, mucha gente y sólo el carruaje “le questa cada día de cuatro a seis reales de a ocho”.

Sabemos que Roge obtuvo el pasaporte para marchar a Madrid y la licencia para continuar con sus actuaciones. El 17 de Noviembre de 1655 Jerónimo de Barrionuevo informaba en sus Avisos (4) de su llegada a Madrid.. Barrionuevo le llama Bachio, pero fechas, lugares, repertorio y circunstancias permiten pensar que se trata del mismo Juan Roge. Ya está aquí en Madrid el que echa por la boca después de haberse bebido dos de agua, diversas cosas, vinos de todas suertes y colores, aguardiente y vinagre, confites, ensalada, flores y aguas de colores y otras cien mil baratijas, de que los Reyes han gustado mucho. En los corrales de comedias le veremos todos después, que hasta ahora no sale del Retiro. Todo esto hace por medios naturales y aprobados por la Inquisición, donde ha estado dos veces y salido libre.
Obtuvo un éxito notable. El mismo Barrionuevo informa días después: Los arrendadores de los patios de las comedias se conciertan, que no quiere de otra manera el tramoyista dejarse ver en ellos. Le dan 400 reales todos los días de Cuaresma; el pide 500 y no menos. Es un tesoro lo que todos le dan. Se bebió el otro día 14 vasos de agua. Las damas le pidieron claveles y los echó luego por la boca y otras leguejas, y vomitó dos cogollos. Parece cosa de encanto. Fue todo esto, delante de los Reyes, en el Retiro. Hasta que lo vea no lo he de creer.

La descripción que hace Gracián de la actuación del mago parece extraída de la contemplación de un espectáculo similar. No necesariamente el mismo pues el primer tomo del Criticón fue publicado en 1551. Gracián se vale del juego para establecer una analogía con la vida - La fiesta era una farsa con muchas tramoyas y apariencias - . y una correspondencia con la esfera moral. ¿Quién crees que es ese mago, pregunta Critilo a Andrenio? Y el mismo se responde: Es un falso político llamado el Maquiavelo, que quiere dar a beber sus falsos aforismos a los ignorantes.


Utiliza, pues, la imagen del mago, sus juegos, para describir y desacreditar las ideas de Maquiavelo que promovía la razón de estado y no la justicia como principio rector de la política: ¿No ves cómo ellos se los tragan, pareciéndoles muy plausibles y verdaderos? Y, bien examinados, no son otra cosa que una confitada inmundicia de vicios y de pecados: razones, no de Estado, sino de establo.

Théophraste Renaudot

Roge no es el único mago de la estirpe de Los bebedores de agua de los que tenemos noticia. Hacia finales de la década de los 30 – del siglo XVII en el que nos encontramos – un hombre de rostro y cuerpo alagados como personaje de un cuadro de El Greco, de ojos grandes y encendidos, hizo su aparición en la Feria de Saint-Germain, en París. Se dudaba si era maltés o italiano. Su actuación suscitó toda clase de hipótesis en los círculos intelectuales de París. El filántropo, médico y precursor del periodismo, Théophraste Renaudot resume las diferentes posturas que adoptaros los ocho intervinientes en una sesión dedicada a ofrecer una explicación racional a los prodigios del Bebedor de agua de la Feria de Saint Germain. Se celebró en el Bureau D´adresse que dirigía el propio Renaudot, una institución de beneficencia que permitía poner en contacto a los empleadores con los demandantes de empleo, en cuyos locales se celebraban unas célebres conferencias en las que se debatían ideas políticas, religiosa, filosóficas y científicas. Temas tales como la mandrágora o el unicornio, el éxtasis, las características de los negros; si es mejor acostarse tarde y levantarse por la mañana, o hacer lo contrario; si el hierro aplicada a un tonel impide que se corrompa el vino y por qué; a qué edad hay que casarse. En realidad se trata de un descubrimiento del mundo físico al que trataban de encontrar fundamentos naturales y despojárle de las explicaciones sobrenaturales, encantamientos y hechicerías imaginados a lolargo de la Edad Media (5).

Renaudot encuentra muchos motivos de admiración en Manfredi. La primera maravilla es la capacidad natural de su estómago, que no comprende cómo puede alojar tanta agua. La segunda es la velocidad con la que la ingiere. La tercera es la forma como la expulsa. La cuarta es la manera como se mezclan las sustancias variadas en el estómago y la capacidad de combinar hierbas y flores para formar una ensalada. La quinta es la mutación de colores que nos transporta al país de las metamorfosis. La sexta es la distancia a la que lanza el agua desde el fondo de estómago. Y además hacia lo alto, movimiento contrario al que hacen los cuerpos al perder agua, movimiento que no es natural, sino provocado por una subterránea violencia. En definitiva no tiene una idea clara de cómo lo hace, pero no duda que existe una explicación razonable. Si el maltés es mago, como imagina el pueblo- concluye - hará maravillas que sean origen de algo más que una fuente, en lugar de que todo su poder se restrinja a reintegrar los licores que ha bebido previamente. Si acusamos de Magia a todo lo que no sabemos, acabaríamos acusando de magia a casi toda la física(6)”

Dibujo de Descartes
Descartes aventura una fantástica explicación en respuesta a una carta del sacerdote y matemático Marin Mersenne. Respecto al bebedor italiano es necesario ver la representación para tener los elementos de juicio precisos ; pero a partir del informe que me habeis remitido yo diría que debe tener un agujero bajo el mentón consecuencia de alguna herida y que por el hace pasar los líquidos. (7)

Años después los sabios seguían dándole vueltas al asunto: Pregúntale, también, ¿cuál podría ser el secreto de aquel Bebedor de agua, que se dio a ver en París veinte años ha, y cómo se podía hacer, que echando agua de su boca, llenase al mismo tiempo cinco o seis vasos diferentes de agua de diversos colores ? – escriben Antoine Arnauld y Pierre Nicole en Arte de pensar o lógica admirable en 1683 - Si se imagina que esas aguas de diversos colores estaban dentro de su estómago y que ellas separaba al arrojarlas, echando una de un color en un vaso y otra de diverso color en otro, se buscará un secreto que nunca se hallará, porque no es posible ; cuando no se necesita otra cosa que inquirir ¿por qué el agua salida al mismo tiempo de una misma boca, parecía de diversos colores en cada uno de los vasos? Y hay mucho indicio de que esto procedía de alguna tintura, que de propósito se había puesto en el suelo o fondo de los vasos (8).

Parece ser que el cardenal Mazarino no pudo resistir la curiosidad y encarceló a otro de Los bebedores de Agua, conocido como Blose hasta que le reveló su secreto.

Discípulo de Manfredi, Floram Marchand mostró el efecto en Inglaterra, presentándose como The Great Water Spouter. El éxito fue fulgurante. Se enriqueció en poco tiempo. Pero fue traicionado por sus dos socios, Thomas Peedle y Thomas Cozbie, descontentos con el reparto de los beneficios. En un un folleto titulado The Falacie of the Great Water-drinker Discovere (10), dieron a conocer en detalle el procedimiento del que se valía.

Bebedor de agua
Posiblemente Manfredi
Antes de subir al escenario tiene que preparar primero el estómago. Para ello toma una pastilla del tamaño de una avellana confeccionado con la hiel de una novilla, hervida con harina de trigo.

Después ingería cuatro o cinco pintas de agua tibia, para provocar un vómito inicial y vaciar el estómago. Necesitaba evitar que durante la actuación pudiera expulsar restos de comida, que convertirían su número en un espectáculo más que desagradable, repugnante.

Previamente Marchand prepara una cocción con dos onzas de árbol de Brasil, cortadas en rodajas finas y hervidas en tres pintas de agua.

Cuando la infusión está tibia bebe medio litro. Entretanto lava los vasos que va a utilizar con un buen vinagre de vino blanco. Justo antes de entrar en el escenario enjuaga y seca el primero de los vasos que va a emplear para que el efecto del vinagre no merme el color rojo del agua de Brasil que hará las veces de un vino tinto.

Seguidamente bebe otros 24 vasos más de agua tibia. Con el primer vómito rellena cuatro vasos con un líquido que imita el rojo oscuro y saturado del Burdeos. La pastilla que ha tomado por la mañana y el agua tibia le fuerzan a vomitar , de manera que si quisiera detenerse no podría.

A partir de ese momento producirá un vino más claro y, también, cerveza. Conviene observar que los vasos que contienen la pretendida cerveza no han sido lavados y conservan todo el poder del vinagre para rebajar la intensidad del colorante del árbol de Brasil. A medida que Marchand va expulsando más y más líquidos, lo que sale por su boca adquiere un tono más pálido, similar al de la cerveza inglesa, por una parte, y al borgoña y al vino blanco por otra.

De este modo la venganza logró desvelar lo que no logró descubrir el raciocinio. Ya Gracián había dicho que La fuente de los engaños está en nosotros mismos, en nuestros deseos y que precisamos ojos en los mismos ojos, para mirar como miran. Sabia máxima que suscribiría cualquier ilusionista.

Notas
(1) Tomo I, Crisis VII en Baltasar Gracián. El Criticón; Edición crítica y comentada por M. Romera-Navarro, Philadelphia : University of Pennsylvania Press, 1938-1940 3 vols.

(2) Ateneo: Banquete de los eruditos, Libro I, 20 A, pág, 125. Edición y traducción de Lucía Rodriguez-Noriega, Madrid, Editorial Gredos, 1998.

(3) Existe ejemplar del cartel, incautado por la Inquisición estampado en Granada,
en la Imprenta Real. Así como un expediente que recoge los interrogatorios . (Archivo Histórico Nacional , Inquisición, leg. 94, exp. 15). Ver también Mercedes de los Reyes Peña:  Nueva entrega sobre carteles del teatro aúreo en El siglo de Oro en escena. Homenaje a Marc Vitse, Presse Universitaires du Mirail, Toulouse, 2006

(4) Tomo I, 219, Aviso de 17-11-1655 en Jerónimo Barrionuevo de Peralta (1587-1671) Avisos (1654-1658); edición y estudio preliminar por A. Paz y Meliá Madrid : Atlas, 1968-1969 2 v..Ver también Agustín G. de Amezúa y Mayo: Un juglar de antaño en : Opúsculos histórico-literarios, Tomo III, Madrid, Instituto Miguel de Cervantes, CSIC, 1951

(5) Sobre el Bureau D. adresse y el clima intelectual de la época ver Simona Mazauric: Savoirs et philosophie à Paris dans la première moitié du XVIIe siècle : les conférences du bureau d'adresse de Théophraste Renaudot (1633-1642) , Paris Cedex : Sorbonne, 1997

(6) Théophraste Renaudot : Du Beauveur déau de la Foire de Sant Germain,   ccxxxi conference 120 a 150 en Recueil general de questions traitées en  Conferences du Bureau d´adresse sur toutes sortes de matieres par les plus Beaux Esprits de ce temps, Tome Sixieme, A Lion, Chez Antoine Valancon, 1667

(7) Oeuvres de Descartes / publiées par Charles Adam & Paul Tannery.. Nouvelle présentation, en co-édition avec le Centre National de la Recherche Scientifique Paris : III, p. 42 : J. Vrin, 1964-1974.

(8) Arte de pensar, ó Lógica admirable / escrita en frances por Don Antonio Arnaldo Doctor sorbónico, y traducida en español por Don Miguel Joseph Fernández... con la censura del P. Doct. D. Eusebio Amort dada á luz en latín y puesta en castellano por el mismo Traductor Publicación: Madrid : Antonio Muñoz del Valle, 1759

(9) Thomas Peedle y Thomas Cozbie, The Falacie of the Great Water-drinker Discovered, B. Alsop, 1650





domingo, 7 de octubre de 2012

Valle-Inclán, Harry Houdini y el hombre que tenía rayos X en los ojos (Segunda parte)





hodini.ramonmayrata.com
Cartel de ua demostració de Houdini
antiespiritista

Cuando Argamasilla llegó a  Nueva York encarnaba un deseo: Atravesar sin estremecerse la barrera infranqueable de la materia, interrogar la médula de lo inanimado, hacer visible su interior invisible. ¿Por fin aquel deseo se vertería en la vida real? Mr. Davis el representante brasileño que organizaba las demostraciones le presentó como El hombre que tenía rayos X en los ojos. Venía de Europa, avalado por personalidades indiscutibles pertenientes a la comunidad ciéntifica.. El premio Nobel de Medicina Charles Richet,  el doctor Gustav Geley – discípulo de Charcot  en el Hospital de la  Salpêtrière - e investigadores españoles de la talla del  ingeniero Torres Quevedo, el físico Blas Cabrera o el ingeniero de montes y biólogo José María de Castellarnau.  Todos ellos  habían asistido  a las sesiones en París y en Madrid. y  garantizaban por escrito que Argamasilla “había superado todas las pruebas y había demostrado concluyentemente a su satisfacción que podía leer a través de metal”.

Llegaba en un momento propicio. ¿Cómo describir algo tan vigoroso y, a la vez, tan frágil como un estado de ánimo colectivo?  Tras la primera guerra mundial se había producido un incremento de las creencias y prácticas espiritistas en Europa y Estados Unidos. El doctor Lafora , en su notable ensayo sobre el espiritismo,  consideraba natural que esa multitud de parientes y deudos, agobiados por la tristeza de ver desaparecer para siempre tanto ser querido en plena flor de la vida, intentasen acogerse a una esperanza ideal, a una tendencia animista que les ofrecía la posibilidad de poder comunicarse de nuevo en la Tierra, con el ser querido, arrebatado por la crueldad de la guerra (1).  El duelo generalizado explica el  apasionado interés por el más allá o la existencia después de la muerte.

¿Justificaba también la creencia en facultades excepcionales que se mantenían en un plano estrictamente físico como sucedía con la visión a través de los cuerpos opacos? El marqués de Santa Cara sostenía que la metasomoscopia – recordemos que tal era el nombre con el que había bautizado al fenómeno -  era una visión de carácter retiniana, alejada del plano astral por el que vagaban las elucubraciones de los ocultistas. Existía una corriente, denominada metapsíquica, que tenía un escrupuloso cuidado en diferenciarse del espiritismo. A los físicos, pues, correspondía desentrañar el portento.

Foto trucada de una supuesta
materialización ectoplasmática
El  clima que he descrito más arriba afectaba también a los círculos científicos en los que no era difícil encontrar una actitud benevolente hacia  las creencias en las manifestaciones de energía psíquica desconocida y  en la existencia de facultades humanas supranormales. Existía una reacción, en ocasiones no del todo consciente, contra el desencantamiento del mundo provocado por la ciencia  a partir del  renacimiento y especialmente desde el  siglo de las luces.

En vano Lafora  reclamaba rigor - el rigor de la ciencia -  a la hora de estudiar esta clase de prodigios. Miguel Masriera, un excelente periodista científico, que escribía en La Vanguardia, trasmitía la alegría casi infantil con la que sesudos científicos saludaban el triunfo de la metasomoscopia. Los conocimientos del hombre provienen de los sentidos,- clamaba uno de ellos, riéndose de su paradoja - Tal era el axioma de la ciencia positivista, y he aqui un caso en que es necesario inutilizar el sentido para lograr la percepción (2). No menos risueño, el doctor Ureña levantaba los brazos al cielo y exclamaba: La ciencia se hunde. En unos años no quedará nada de ella. Torres Quevedo, más comedido, declaraba: Veo el fenómeno y constato su veracidad,
pero no me lo explico. Esto es todo. Soy ingeniero, no físico.
                                                              


Hotel Pennsylvania
En Nueva York, las primeras demostraciones tuvieron lugar  en el Hotel Pennsylvania. Un hotel situado en la  7 ª Avenida. entre las calles 32 a 33 frente a la antigua estación de Penn. Allí tocaba, por entonces, Vicente López y su orquesta canciones como La última rosa del verano, Bing Bing o, tras el descubrimiento de la tumba de Tutankamon, Tut Music. Mr. Davis convocó a personalidades de todos los ámbitos para que sirvieran como testigos de la autenticidad de los hechos. La expectación era enorme.

Aquel día,  el Pennsylvania, uno de los hoteles chic de Nueva York,  no es frecuentado únicamente por los ricos. En la sala hay gentes de toda clase y condición atraídos por la extrañeza del fenómeno.  Argamasilla está de pie, de espaldas  a una ventana, por la que penetra la luz del sol. Entorna los ojos, y pasea la mirada por la multitud que ha pagado su entrada. Hasta él se acerca su padre. Mr.Davis está nervioso. – le dice casi al oído - Acaba de descubrir al prestidigitador Houdini entre el público.

El joven Argamasilla tarda en localizarle. Es un hombre menudo, aunque de aspecto enérgico. Sabe que este mago, ilusionista, al fin y al cabo un hacedor de trucos, ha dedicado una parte sustancial de su vida en descubrir las mistificaciones y fraudes de los falsos médiums y hechiceros. No lo puede comprender. Pero la realidad es que Houdini no admite que nadie pueda afirmar que realiza un prodigio sobrenatural, cuando el puede duplicar ese prodigio utilizando medios exclusivamente naturales. ¿Es condición suficiente para desechar la veracidad de los fenómenos que reproduce? Algunos consideran que en modo alguno. Admiten que Houdini ha adquirido un  conocimiento enciclopédico de las técnicas secretas de los prestidigitadores, lo que le permite remedar con experimentos convincentes las demostraciones de los espiritistas. Pero se resisten a creer que los espiritistas se valen de esta clase de procedimientos tramposos. Lo que Houdini hace con truco – sostienen en el filo de la lógica y del sentido común -  los espiritistas lo llevan a cabo sin ninguna clase de manipulación. Sin embargo quienes son capaces de hacer estas disquisiciones son una minoría. Cuando Houdini emplaza a un médium en su punto de mira, sus intervenciones son demoledoras y acaban situándole frente a  la decepción y el repudio de los espectadores. 

Houdini y Argamasilla
Esta actitud de Houdini asombra y, tal vez, desazona, a Argamasilla, pero no resultará sorprendente para quien dirija una mirada a la historia de la magia. En concreto a su desacralización.  Fue en 1584 cuando un abogado llamado Reginald Scot publicó en Francia un libro titulado Descubrimiento de la brujería (3).  Lo hizo por razones profesionales. Estaba harto de defender a pobres diablos que cuando ejecutaban maravillas por arte de magia, es decir mediante su destreza, ingenio y capacidad artística, eran acusados de valerse de fuerzas sobrenaturales en complicidad con el maligno. Scot había intervenido en numerosos procesos por brujería, adquiriendo la convicción de que las acusaciones contra magos y hechiceros eran injustificadas, pues se valían de medios naturales para realizar sus prodigios. Dedicó  muchas horas a la observación de las actuaciones de prestigiadores, tropeleros, trashechadores jugadores de pasa pasa y de maese Coral. Así es como se llamaban por entonces a los ilusionistas. Describió y transcribió por escrito, por vez primera   las técnicas de las que se valían. Aquel libro ofrecía una información veraz sobre la magia. Su efecto fue contundente y duradero. Sirvió para que los magos se sacudieran cualquier relación con las fuerzas  sobrenaturales  y la magia se secularizara, convirtiéndose en una rama de las artes escénicas, basada en los efectos, la psicología, las tecnologías del  espectáculo.

Nada tiene de extraño que Houdini pusiera sus conocimientos y sabiduría al servicio de la búsqueda de la verdad. Seguía la estela de Scot y de los magos posteriores. En el siglo de las luces, los magos se presentaban como profesores de física y llamaban a su magia física recreativa. De este modo se convirtieron en los auténticos difusores de las ciencias entre las gentes que las ignoraban, que eran casi todas. Houdini no se cansaba de repetir, aunque pudiera perjudicar a su fama, que sus extraordinarios prodigios – como librarse de esposas y cadenas, evadirse de celdas herméticamente cerradas, de tumbas o de acuarios -  no eran imposibles para el esfuerzo humano. Eran el fruto de años de estudio minucioso de la percepción, la atención y el funcionamiento del cuerpo y de los sentidos. 

Reginald Scot:
The Discovery of Witchcraft
Ahora, aquel hombre que no creía en los milagros, que había dilucidado una por una las pretendidas manifestaciones espiritistas y desenmascarado a los supuestos  médiums, le observaba fijamente, con ojos en los que solo había dureza, sin mirada. Cuando la madre de Houdini murió  estos embaucadores se ofrecieron para  ponerle en contacto con ella en el otro mundo. Al fin, uno de ellos le entregó un mensaje. Estaba escrito en inglés, un idioma que su madre desconocía. Ella se expresaba en una particular koiné, una mezcla de yidisch, alemán y húngaro. De esta manera Houdini descubrió el fraude y decidió evitar que otros bribones sorprendieran la credulidad de las gentes y se aprovecharan de su ingenuidad.


¿El periodista de New York Times que escribió la crónica de aquel día percibió el desafío de aquella mirada? La proximidad  del Hotel Pennsylvania al  Madison Square Garden le inspira la metáfora de  un combate de boxeo. Un combate que podemos reproducir en nuestro imaginario. Argamasilla es un joven corpulento, un auténtico peso pesado. En la báscula Houdini hubiera marcado  el peso de la categoría pluma o como mucho ligero, pero en su pequeño cuerpo se concentraba una energía indomable, que le había permitido dejar fuera de combate a varios espiritistas y embaucadores.

Estamos en la primavera de 1924. También la primavera está presente en la sala, a través de la luz que penetra por la ventana abierta. Argamasilla se ha sentado en el alfeízar, con los ojos vendados.  Levanta hasta sus ojos una caja de metal, plateada, y lee en su interior  el nombre de E. Hendrickson . Seguidamente lee la palabra japonesa Munehira, omitiendo la e. Después solicita al público un reloj  de cadena, provisto de una tapa. Previamente indica a los espectadores que coloquen las manecillas  como les venga en gana, marcando la hora que quieran. Cuando han cerrado la tapa, lo toma en su mano, lo agita unos instantes y adivina la hora marcada.

Houdinii realizando
la simulación de un efecto espiritista
Houdini  no ha perdido de vista ninguno de los movimientos de Argamasilla. Se ha fijado en que mantiene el reloj horizontalmente entre los dedos índice y pulgar un instante. Luego lo eleva hasta situarlo frente a su rostro en posición vertical y lo hace descender de nuevo, recuperando la posición horizontal, pero sosteniéndolo esta vez de manera distinta, de forma que el pulgar se sitúa sobre el resorte de abrir la caja y el resto de los dedos lo sujetan por la parte de la esfera. Houdini se da cuenta que esta hábil maniobra permite a Argamasilla oprimir el resorte con el pulgar para que  la esfera se abra un poco. ¿Qué sentido tienen los movimientos  de alejamiento y acercamiento? Son los que le facilitan enfocar el interior del reloj para ver la hora a través de la mínima abertura. Tras lograrlo, devuelve el reloj a la posición inicial, pero no interrumpe  los movimientos de enfoque. Continúa ejercitándolos largo rato, aunque ya no sirven para nada. Sólo se detiene cuando juzga que  ha pasado tiempo bastante para que los espectadores hayan olvidado sus movimientos iniciales. Sólo entonces anuncia la hora.

Houdini se fija, también, en los movimientos que hace Argamasilla con la cabeza. De arriba abajo. De abajo arriba. De ese modo levanta los párpados cubiertos con algodones y, al bajar la vista, puede ver a través de la separación de la venda y el rostro. Son prácticas sutiles, que exigen una gran soltura y naturalidad y, como tales, requieren entrenamiento.  

Sin dudarlo, Houdini interrumpe la sesión. Afirma que  apuesta  5 contra 1 a que puede reproducir cada uno de los efectos que ejecuta Argamasilla. El reto provoca un gran tumulto en la sala y  Mr.  Davis acude en ayuda de su representado. Declara que Houdini  actúa de mala fe y que no está dispuesto a aceptar un desafío en tales condiciones. Entonces Houdini se levanta y señala a Argamasilla. ¿Visión sobrenatural? – ironiza - Este chico no ve a través del metal. Las adivinaciones que hace responden a un truco. Exijo que reconozca que tiene truco.

Fueron varias las sesiones en las que Houdini continuó acechando a Argamasilla.  En la que se celebró en el Newspaper Feature Syndicate (Sindicato de la Prensa) se colocó a su izquierda y pudo percibir cómo abría fugazmente el reloj.  Se había percatado de que Argamasilla tenía por norma ubicarse cerca de una ventana. Esta posición no sólo le permitía una buena iluminación sobre los objetos a manipular sino también mantener a los observadores controlados y de frente. Por otra parte, el vendaje que utilizaba podía impresionar a un profano, pero no a un mago experimentado como Houdini, que conocía más de una técnica para echar una ojeada subrepticiamente por debajo de éste o cualquier otro vendaje más complejo.

Folleto de Houdini dedicado
a la medium Margery
y al caso Argamasilla
En un folleto (4) que publicó referido al caso Argamasilla, Houdini dibujó la posible configuración de las cajas para permitir , a través de una rendija, el paso de la luz y, en consecuecia, la visión directa del interior. Los cierres metálicos permitían la movilidad suficiente para levantar un ángulo de la tapa o desplazar la corredera. Argamasilla sólo lograba descifrar los textos ocultos  cuando utilizaba sus propias cajas metálicas. Houdini logró reproducir su diseño y los movimientos y maniobras con los que las manipulaba de manera que consiguió  reproducir sus efectos públicamente.

La prensa de Nueva York  dejó de comparar a Argamasilla con un lince. Desistió de referirse a él como un   portento de la visión que abría cauces inéditos a la percepción humana. Se convirtió en  el mejor de los casos en un mistificador fantástico, tal como lo denominaba Houdini. En el peor en un gordiflón mentiroso. Para el público norteamericano había quedado meridianamente claro que Argamasilla se valía de una caja trucada, una caja de metal especial con bisagras y cierres que permitían la movilidad suficiente  para permitir que se abriera una grieta a través de la cual conseguir  una fulminante visión. La consecuencia fue el descrédito del joven médium español y de las teorías  metapsíquicas de su fogoso padre. Los que habían celebrado con ditirambos su llegada, le sometieron a un  trato vejatorio con idéntico entusiasmo.  Mr. Davis suspendió la gira prevista de  demostraciones y se esfumó el lucrativo negocio que compartía con Argamasilla padre..


Padre e hijo regresaron rápidamente a España. Podemos pensar que lo hicieron con prudente reserva, tentando una salida  discreta tras el descubrimiento del fraude. Pero no fue así. Sorprende que volvieran  aureolados por el éxito. Para una parte de la prensa española, Houdini había sido el gran derrotado. El sábado 24 de mayo de 1924, el periódico La Época (5) titula: El éxito en Nueva York de don Joaquín Argamasilla. La noticia se hace eco de la crónica de Nueva York, escrita por Miguel de Zárraga y publicada en el diario ABC, en la que se afirma que “Houdini apostó 5000 dólares a que hacía lo mismo que nuestro compatriota y, a pesar de los subterfugios que utilizó, perdió la apuesta”.  Zárraga abandonaría aproximadamente un año después la corresponsalía para ejercer como profesor en Vermont, en la Universidad de Middlebury. Con  la llegada del sonoro trabajaría  en la  adaptación al castellano, para las versiones españolas, de las películas de la MGM y de la Fox.

Antonio Zozaya
durante ua entrevista
Resultaba una quimera ocultar la verdad durante mucho tiempo. Sin embargo muchas personas en España, habían comprometido su palabra y su reputación, en defensa de la metasomoscopia y no parecían dispuestos a dar su brazo a torcer. Tras el descubrimiento del fraude, la discusión fue más agria y violenta. La ausencia de argumentos sólo dejaba libre una salida: la desautorización del contrario. Houdini se convirtió en el blanco de sus ataques. Un  caso representativo es el de Antonio Zozaya, escritor próximo a Giner de los Ríos, fundador de la Biblioteca Económica-filosófica. En artículo publicado en La Esfera (6) el 19 de septiembre de 1925 afirma no sentirse competente para entrar en el fondo de la discusión, pero sí nos parece, y hemos de consignarlo sin ambages, que  el menos indicado para comprobar hechos en apariencia maravillosos es un profesional de la taumaturgia. Acostumbrado a introducir en sus experiencias el fraude escénico, ¿cómo se librará de esta inclinación en frente de hechos en que toda sofisticación es merecedora de censura?

La desinformación de Zozaya, hombre por demás encantador y bienintencionado,  le conduce al prejuicio. Precisamente  Houdini llevaba muchos años estudiando toda clase de fenómenos paranormales y había formado parte de dos relevantes comisiones de investigación promovidas por  publicaciones de carácter científico como Scientific American o el Journal of Anormal and Social Psychology. Era la persona adecuada para examinar esta clase de manifestaciones.

A su regreso a España, el Marqués de Santa Cara se prodigó en la prensa para insistir en la veracidad de su descubrimiento. En algún caso, se le escapa cierto  detalle significativo. En la entrevista que concede a Masriera en su casa de la calle  Españoleto de Madrid  afirma que las  excelentes cualidades telepáticas de su hijo le permiten con la baraja, por ejemplo, hacer juegos maravillosos  (6) . Es decir que Argamasilla hijo era aficionado al ilusionismo y, en concreto,  a la cartomagia. Un detalle que pasa desapercibido, pero que, a mi juicio, tiene su importancia.

A pesar de que en el conjunto de los países civilizados, el caso Argamasilla se convirtió en  sinónimo de superchería, en España la polémica arrecia a principios de 1926. Será el año en el que morirá Houdini tras recibir u puñetazo en el abdomen, que le pilló desprevenido y le provocó una peritonitis.  Unos meses antes el doctor  Lafora publica tres artículos en el diario  El Sol que constituyen una mise au point del asunto. Tras resumir los argumentos de Houdini, Lafora propone realizar las pruebas de una manera controlada sin permitir al vidente tener en las manos los objetos cuyo interior quiere visualizar, evitando así manipulaciones. Propone fabricar una docena de cajas perfectamente herméticas, controladas en todo momento por los observadores, para realizar los experimentos.

Cajas metálicas
para realizar la experiencia
Su diagnóstico sobre la responsabilidad de Argamasilla hijo desarrolla toda una teoría psicológica sobre la videncia. ¿Se trata de un megalómano? ¿De alguien capaz de burlar la buena fe de las personas?  Para Lafora la actitud del muchacho es disculpable. Pone el acento en su padre a quien le consume una atracción que califica de exaltada por los fenómenos metapsíquicos. Su hijo ha vivido inmerso en ese ambiente desde niño, oyendo hablar de fenómenos supranormales y de la posibilidad de transposición de los sentidos. Ha asistido a cientos de sesiones y ensayos hipnóticos y, tal vez, aventura, ha sido sometido a ellos. Si tenemos en cuenta estos antecedentes podemos imaginar su reacción cuando su padre,  en plena adolescencia,  pretendió desarrollar en él una nueva facultad visual. Nada tiene de extraño que se sugestionara y creyera ver con los ojos, lo que realiza sólo con ellos.
  
Las réplicas a Lafora se multiplican. Santa Cara, su hijo, un grupo de doce profesores del Instituto Médico y Oftalmológico, el ingeniero Méndez Ormaza, varios académicos de ciencias, Valle-Inclán nuevamente. ¿Se puede hablar de un lobby que defiende a los Argamasillas en contra de la evidencia? En cierto modo así es. Aunque se trata de un lobby heterogéneo. Unos le defienden por amistad, como Valle Inclán. Otros porque han comprometido su prestigio y se sentirían ridículos al reconocer su error. Los argumentos se repiten. Coinciden en desautorizar a Lafora que no ha visto lo que ellos si han visto y pretende negarlo.

En cierto modo, Valle-Inclán insiste en este mismo argumento, aunque con más gracia.  Por lo visto" –escribe Lafora a propósito de unas declaraciones del escritor en El Imparcial - "el señor Valle-Inclán cree que somos tontos los que al ver a un hábil prestidigitador japonés pescar un pez vivo entre el auditorio, o convertir unos huevos en polluelos bajo un sombrero, o hacer cualquier otra habilidad ilusionista, no averiguamos el truco empleado"
.- No. Yo no creo que sean tontos los que no averiguan el truco de un juego de manos. – replica Valle-Inclán en el mismo periódico - Los tontos son los que, sin haber visto una experiencia, se empeñan en explicarla.

El redactor le pregunta entoces, si cree que la explicación de Lafora es aceptable. La respuesta de Valle es imaginativa, divertida. El escritor se distancia de los argumentos más convencionales de sus compañeros de polémica. .- No. El señor Lafora está diciendo una porción de puerilidades... Hoy, por ejemplo, exhibe con aire triunfal la carta de un señor que dice que ha presenciado la experiencia y cuenta, con tono escéptico, que Argamasilla vio una línea de color violeta en un objeto colocado en el fondo de la caja. Pues bien, este hecho destruye esa teoría de la rendija defendida por el señor Lafora. Si Argamasilla hubiera mirado por una rendija, aunque ésta fuera muy amplia, un objeto de color violeta en una caja que estaba, según cuentan, plenamente iluminada por el sol, el objeto le habría parecido negro... Eso lo sabe cualquier pintor. Es muy extraño que un doctor no lo sepa.(8)


Luis Araquistain
Intuyo que el doctor Lafora debió sentir en aquellos momentos cierta soledad. En uno de los artículos hace alusión a algunas personas que tras asistir a las demostraciones de Argamasilla, le han comunicado en privado sus observaciones sobre la falsedad de lo que han visto. Les pide con cierto dramatismo, que las hagan públicas. Los ·tapados· resultaron ser el escritor y periodista Luis Araquistain y el Doctor Negrín. Araquistaín enumera en un artículo  las conclusiones de ambos tras asistir al fenómeno.  "Presencié el experimento en compañía del doctor Negrín, de unos cuantos amigos del joven señor Argamasilla y de su padre, el marqués de Santa Clara”  Confiesa que la primera prueba le dejó estupefacto. · En una de las cajas metálicas que usa el señor Argamasilla habíamos metido Negrín y yo un recorte de periódico . Como de costumbre Argamasilla colocó  dos algodones sobre sus ojos y envolvió la cabeza en una venda. Cogió la caja que le dábamos, bien clausurada, y comenzó a enfocarla por la arista del cierre, situado en el centro. La apartó y la acercó al rostro repetidas veces, la ladeó en diferentes sentidos y al cabo de unos instantes de angustiosa espera, leyó unas cuantas líneas del recorte. Abrimos la caja, y cotejado lo leído con lo impreso, resultó que era idéntico. La prueba se repitió otra vez con el mismo éxito. El hecho era indiscutible. El señor Argamasilla leía dentro de una caja cerrada con llave.




El Dr. Negrín
Pero el doctor Negrín seguía desconfiando y reclamó que se hiciera una tercera prueba. Aún diciéndose fatigado, el señor Argamasilla accedió gentilmente a lo que se le pedía. Nos retiramos de nuevo Negrín y yo al cuarto contiguo donde hacíamos la preparación de la caja [...] sacó una tarjeta de visita con un nombre en el centro; escribió una dirección con letra bastante grande, e imitando la de imprenta, en el borde inferior y me dijo con su gravedad característica:
.-Verá usted como no lee lo que he escrito.
En efecto: el señor Argamasilla leyó el nombre impreso pero no la dirección manuscrita, a la cual no hizo ninguna referencia
.
 La conclusión de Araquistain es de una ingeniosa ironía: "El señor Argamasilla ve bastante bien en los cuerpos opacos y todavía mal a través de los cuerpos opacos".

A pesar de la defensa numantina que hicieron de sus actividades, puestas en tela de juicio, los Argamasilla perdieron su crédito y se vieron forzados a renunciar a sus pretensiones.  Nunca llegaron a reconocer el fraude en el que habían incurrido, pero Argamasilla hijo dejó caer aquí allá que sus poderes disminuían paulatinamente. Un día confesó que  se habían eclipsado por completo.

¿Qué fue de él? ¿Qué fue de su padre?  Tras su desenmascaramiento la actividad de Santa Cara  se encauzó hacia la política. Publicó  un libro cuyo título producirá desasosiego a quien conozca sus antecedentes:  En honor de la verdad; (9). Pero no trata de su propia vida. Es una defensa apasionada, en Santa Cara todo era apasionado, de la dictadura de Primo de Rivera. Con el general tal vez le unía el espiritismo. Primo había sido fundador  en Sevilla de la segunda sociedad espiritista  organizada en España.

Durante la última década de su vida – moriría en 1940 – Santa Cara elaboró una versión castiza del antisemitismo, que había alcanzado su cota máxima en la Alemania de Hitler. A su juicio existía una revolución mundial, cuya trayectoria conducía a la barbarie,  de la que la sinagoga era la entidad directiva.

El joven Argamasilla, cuyos poderes se habían eclipsado, siguió toda su vida vinculado al mundo del espectáculo. Tras la guerra civil se incorporó  a la Vicesecretaría de Educación Popular, el organismo, encargado de la propagación del modelo ideológico y cultural del  Partido único. Dirigió la sección de la que dependía la censura teatral y cinematográfica. Con los años llegó a ser director general de cinematografía.

Féretro de Houdini
El resto de los protagonistas de esta historia siguieron variados caminos.  Valle- Inclán murió antes de que se produjera la tragedia. Torres Quevedo y Amalio Gimeno en Madrid, el primer año de la guerra civil.  Castellarnau en Segovia, poco después,  en el 43.  Lafora, Madariaga, Araquistaín, Negrín, Zozaya, Blas Cabrera,  marcharon al exilio. Houdini, como ya he indicado, murió antes que todos ellos. Durante mucho tiempo se ha admitido la versión de que el responsable fue un estudiante  de la Universidad McGill  de Montreal en la que Houdini estaba  realizando una demostración en la que desacreditaba a un médium de Boston. El estudiante le preguntó si era cierto que podía resistir cualquier golpe que recibiera en el estómago. Houdini asintió sin demasiado entusiasmo. El estudiante, sin previo aviso le golpeó al menos cuatro veces con todas sus fuerzas antes de que pudiera detenerle. El golpe había pillado desprevenido al mago, sin la preparación precisa para encararlo. Días después Houdini moría en un hospital a consecuencia de la rotura de su apéndice. Se dio por supuesto que los golpes y la muerte estaban relacionados.  Pero desde el punto de vista médico parece que no hay constancia de casos de apendicitis producidos por un golpe. Un libro reciente aventuró una nueva hipótesis según la cual Houdini habría sido envenenado por elementos radicales del movimiento espiritista.

Lo curioso es que Houdini siguió librando su batalla después de muerto. Había elaborado un código que sólo él y su esposa conocían  y había acordado con ella que el primero que muriera se pondría en contacto con el otro desde el más allá, despejando de una vez por todas las incógnitas. Diez años después de su muerte, su esposa afirmó públicamente que no se había producido manifestación alguna y que el experimento podía darse por concluído.

Notas

(1) Rodriguez Lafora, Gonzalo: Sobre el espiritismo en Don Juan, los milagros y otros ensayos. Madrid : Espasa-Calpe, 1927

2) Masriera i Rubio, Miguel: La metasomoscopia , La Vanguardia, Barcelona, Sábado, 16 de Febero de 1924, pág, 5

(3) Scot, Reginald : The Discoverie of Witchcraft, Wherein the lewd dealing of witches and witchmongers is notablie detected, the knaverie of conjurors, the impietie of inchanters, the follie of soothsaiers, the impudent falsehood of cousenors, the infidelity of atheists, the pestilent practises of Pythonists, the curiositie of figure casters, the vanitie of dreamers, the beggerlie art of Alcumystrie, The abomination of idolatrie, the horrible art of poisoning, the vertue and power of naturall magicke, and all the conveiances of legierdemaine and juggling are deciphered: and many other things opened, which have long been hidden, howbeit verie necessarie to be known, 1584. London, William Brome.

(4) Houdini, Harry: Houdini exposes the tricks used by the Boston medium "Margery" to win the $2500 prize offered by the Scientific American: Also a complete exposure of Argamasilla, the famous Spaniard who baffled noted scientists of Europe and America, with his claim to X-ray vision ...Adams Press, 1924 -

(5) La Época: 24 de mayo de 1924

(6) Zozaya, Antonio: La Esfera, 19 de septiembre de 1925

7) Lafora, Gonzalo: El Sol, 18 de febrero de 1926.

8) Valle-Inclán responde a una alusión, Heraldo de Madrid, 25 de febrero de 1926.

(9) Luis Araquistain: "La visión en los cuerpos opacos", El Sol, 23 de febrero de 1926..

(10) Argamasilla de la Cerda y Bayona, Joaquín : En honor de la verdad : la dictadura española, su obra beneficiosa y su fracaso en la pública opinión, causas mediatas e inmediatas de éste Madrid , Imp. de Juan Pueyo, 1930 .